14

310 31 15
                                    


Rápidamente creó una barrera de hielo que cubriera no solo el rostro de Hans, sino también que lo protegiera de lo que sea que pasara.

— No te acerques, si da un paso más te arrepentirás —le amenazo asustada, debía mantenerse fuerte, le había prometido a Hans que pasarían sobre ella antes que fueran tras él.

— ¿De verdad es Hans? —aquella voz se acercó a la luz dejando ver su rostro, es Kristoff, Elsa bajo las manos con el corazón latiendo a mil.

— ¿Donde esta Anna? —empezó a mirar a su alrededor desesperada, si Kristoff estaba ahí eso significaba que Anna estaba cerca, jamás se despegaban el uno del otro— ¿¡Donde esta!?

— Tranquila, solo relájate —extendió ambas manos demostrándole que no buscaba o tenía algo para hacerle daño al pelirrojo— ella está dormida, esta bien, yo solo vine por que a esta hora Sven quiere zanahorias.

Deshizo el hielo del suelo por si había una necesidad de huir Hans pudiera hacerlo con facilidad.

— ¿Él es la persona de la que Anna me habló?

— ¿Qué?, ¿de que estás hablando? —preguntó asustada, ¿Anna ya sabía de Hans?

— Ella me dijo que hace poco había visto a alguien contigo, no vio su rostro pero sabía que no estabas sola esa vez en el jardín la noche que te dimos la noticia de nuestro matrimonio —Elsa se puso más pálida de lo que ya estaba, ¿cómo pudo ser tan tonta?

— No se lo digas, por favor —volteo a ver a Hans e hizo una seña para que se acercara— se que hizo cosas incorrectas antes pero es bueno, me lo ha demostrado, me salvo en el castillo de hielo, me salvo en el bosque y me hizo compañía todo este tiempo —Elsa tartamudeaba un poco al querer justificar la presencia del pelirrojo en el castillo— a pesar de que le di la oportunidad de irse no lo hizo.

— Así que tú..

— Kristoff, por favor, se que no somos tan abiertos entre nosotros y que nuestra relación es extraña —puso sus manos sobre los hombros del contrario y le miró desesperada— pero por favor, como hermana de tu futura esposa no le digas nada a Anna, yo tengo que decírselo.

— Pero Anna va a molestarse si se entera —respondió Kristoff sin saber qué hacer, si guardaba aquel secreto tal vez desconfíe de él ahora. Podía ver la sinceridad con la que se expresaba de él en sus ojos, estaba enamorada.

— Yo asumiré la responsabilidad, por favor no le digas nada —le suplicaba con la mirada, no podía permitir que Anna se enterara de esto, por lo menos no por ahora.

— ¿Y qué hay de él? —señaló a Hans— ¿nadie más lo sabe?

— Olaf lo sabe.

— ¿¡Olaf!? —se exaltó de sorpresa, era muy difícil que Olaf guardara un secreto como este, si lo hacía era por dos razones, la primera es que había sido amenazado y la segunda es por que realmente confiaba en la palabra de la persona —de acuerdo, pero tienes que decirle pronto.

— Gracias Kristoff —lo abrazo feliz, podía sentir como aquel nerviosismo desaparecía y ahora solo había calma.

— Gracias —dijo Hans aún intimidado por el rubio.

Elsa hizo que todo lo que había creado con sus manos desapareciera para poder retirarse a su habitación, antes de que estos dos se fueran por aquel pasillo que conducía a la habitación Kristoff habló.

— Hans —el pelirrojo volteo serio— no hagas que me arrepienta de guardar el secreto —Hans asintió con la cabeza y se fue.

Una vez en la habitación ambos se miraron asustados, ¿de verdad debían de confiar en Kristoff?, Hans se dejó caer en la cama llevando la mano a su rostro ejerciendo un poco de presión para no pensar en lo peor.

Lealtad [Helsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora