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A pesar de su intento de perseguirla en silencio, Elsa conocía perfectamente a Olaf, no sabía si es por que ella es su creadora o por qué las decisiones del pequeño son fáciles de leer. Ya estaba a unos pasos de llegar a su habitación cuando se detuvo en seco, por consecuencia, Olaf chocó contra sus pantorrillas.

— ¿Qué estás haciendo?, sabes que no estoy de humor —dijo Elsa mirándolo con cansancio.

— Yo quiero estar contigo.

— No estoy de humor para compañía —respondió intentando deshacerse de él pero sabía lo difícil que era.

— Por favor —se aferró a la pierna izquierda de la albina mientras le dedicaba una mirada tierna tratando de convencerla— no te molestare.

— De acuerdo —soltó un pesado suspiro y camino a su habitación, tal como lo espero, los guardias le impidieron el paso a Olaf a pesar de estar a su lado—. Vamos no hará nada malo.

— La reina Anna nos lo ordenó, lo sentimos mucho.

— Ya está aquí, es parte de la familia real así que déjenlo pasar —les ordeno de manera seria— sino quieren que el frío se ponga peor.

Los convenció tan rápido que no pasó mucho tiempo para que ambos se encontraran dentro de la habitación.

— Debiste darme poderes para amenazarlos,así cuando no quieran dejarme pasar a los lugares que yo quiero poder causarles miedo —su comentario hizo que Elsa riera, corrió a la cama para lanzarse y caer sobre el suave colchón— ¿todo en orden?

— Ya lo sabes ¿verdad? —Olaf afirmó con la cabeza— pronto será oficial, así que no me sorprende que todo el castillo lo sepa.

— ¿Qué es lo que harás?

— ¿Qué debería de hacer? —le pregunto tomando el brazo de Olaf para jugar con este—. No hay nada que pueda hacer, ya no tengo poder aquí, estoy justo como empecé, justo como mi padre me dejó.. débil y sin voz.

— ¿Por qué dices eso?

— Incluso si decido impedir que asesinen a Hans —su voz se quebraba de tan solo decir su nombre y en sus ojos se acumulaban las lágrimas— incluso si decido aceptarlo y huir nadie estará de mi lado.

— Yo estaré de tu lado, incluso Anna, tal vez las cosas no estén bien ahora pero con el tiempo lo entenderá.

— ¿Y qué sugieres que haga?, ¿qué escape con él y me olvide todo aquí? —Olaf alzó el único hombro que estaba unido a su cuerpo— ¿en serio sugieres eso?

— De todos modos si se enteraran de la verdad, si llegarás a impedir su muerte o escaparas lo verán como una traición —el frió en la habitación empezó a incrementar, rápidamente se levantó y fue hacia ella para abrazarla—; es momento de que pienses en ti, todo este tiempo haz sido lo que Arendelle quiso que fueras. Solo dime, ¿en que momento fuiste más feliz?, sirviendo al reino pero tratando de no usar tus poderes o en el bosque encantado maravillando a todos con ellos.

— ¿Cómo sabes eso?

— Tengo oídos en todos lados —ambos sonrieron—. Es mentira, Hans me lo contó. — hubo un pequeño silencio y continuó—. Si decides irte de Arendelle yo te apoyaré y me iré contigo.

— ¿Qué hay sobre Anna? —limpio sus lágrimas con su dedo índice— no puedo dejarla.

— Ella estará bien, te lo prometo —volvió a abrazarla— ella prefiere tu felicidad, a pesar de los problemas siempre volverán a unirse.

— Tienes razón —lo abrazo de vuelta y suspiro— esta noche tengo que sacarlo de ahí.

•••

Lealtad [Helsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora