Lealtad [Helsa]

7

Mientras tanto en Arendelle las cosas estaban bastante bien. Al tener una persona que ocupe el trono los hacía sentir más tranquilos y la probabilidad de que invadan el reino era nula. Anna hacía un fantástico trabajo escuchando a todos y ayudando en lo que sus pocos conocimientos le permitían.

Todos los días hacían expediciones al bosque pero jamás regresaba con buenas noticias, siempre era lo mismo y eso terminaba por derrumbar la estabilidad de Anna, pero un día hubo algo diferente.

La pelirroja se encontraba caminando por el pueblo, amaba estar fuera de aquellas puertas que estuvieron cerradas para ella durante mucho tiempo. Todos le saludaban y sonreían con entusiasmo pero jamás preguntaban acerca de su amada Elsa.

Fue hacia la entrada de el bosque donde fue la última vez que vio a su hermana, miraba el horizonte con nostalgia cuando el relinchar de un caballo llamó su atención.

— ¿Elsa? —sus ojos se iluminaron de tan solo pensar en aquella posibilidad, rezaba que sea ella.

Poco a poco el sonido fue haciéndose más fuerte hasta que finalmente el caballo se acercó a ella, estaba solo, en un mar de lágrimas se tiró al piso sin soltar la cuerda del animal.

— ¿Donde estas?

Los guardias llamaron a Kristoff y la auxiliaron al castillo. ¿Qué otra noticia mala debía de recibir hoy?

•••

— Créeme no es necesario Yelena —decía Elsa intentando que Hans se fuera de aquel entrenamiento—; estamos bien sin el, te apuñalara por la espalda cuando tenga oportunidad.

— Pero tú le diste una segunda oportunidad al dejarlo huir a lo que escuché ¿no es verdad, mi reina? —Elsa hizo un gesto de disgusto, tenía razón, no tuvo de otra más que aceptar su error—. Solo confía en él, en mi y en los espíritus del bosque, ellos saben cuando algo es lo correcto.

Llegaron a una zona que no habían visto antes, era una barranca no tan profunda, podía verse la diversidad de fauna que había en el lugar.

— ¿Qué se supone que hagamos aquí? —preguntó Hans con inocencia.

Yelena solo señaló la barranca con su mirada, ambos se acercaron con desconfianza pero al ver lo bella que era esta su expresión cambió por completo, desde ahí arriba podía verse un río y pinos alrededor de esta. Todo era tan bello que nada podría empeorarlo.

Si querían confiar en el otro alguien debía de darles un empujón y fue lo que eso pasó, literalmente, Yelena decidió empujar a Elsa en aquella barranca tan bella pero al mismo tiempo dolorosa para caer.

Al ver como la mayor empujó a la reina de Arendelle sin temor alguno, no lo pensó dos veces y se lanzó sobre Elsa. La cubrió entre sus brazos para protegerla de los golpes, claro que eso no pasó a mayores, pues la albina creó una esfera alrededor de ellos.

— ¿Te encuentras bien? —preguntó Hans aún con ella entre sus brazos.

— ¿Qué es lo que te pasa? —se separó de él tan rápido como pudo, su corazón latía como loco y no dejaba de temblar— ¿intentaste matarme o algo así?

— Fui yo —grito Yelena desde allá arriba—, ¿ves que es de confiar?

— ¡Esto no es gracioso!

— Intenten encontrar el camino, recuerda Elsa, confía en los espíritus y en quienes están a tu lado —alzo su mano mientras la movía de un lado a otro a manera de despedida.

Movió su labio inferior tratando de encontrar una solución a su problema, ¿que debían de hacer ahora?, nuevamente estaban a la deriva y ahora todo era más difícil, ¿cómo subirían hasta allá arriba? Fácilmente Elsa podría crear una escalera que los llevará pero quería darse el beneficio de la duda, hasta donde llegaba el pelirrojo para que confíe en él.