-¿!Qué significa esto!? - El padre de Ishana estaba furioso.
Hazel estaba impactado. Mela había desaparecido de la casa más rápido que un pestañeo. Tinnya y su marido estaban anonadados e incómodos.
La vecina estaba en su salsa.
Ishana comenzó a llorar de una forma muy conveniente.
-¿Cómo has podido hacerme esto? - las lágrimas rodaban por sus mejillas.
Todo había sido una trampa. Un acto premeditado. Una actuación. Pero sentía el dolor real apuñalándole el pecho sin compasión ninguna y las lágrimas salir incontrolables de sus ojos. Era la primera vez que podía dar rienda suelta a sus sentimientos, porque Hazel no tendría oportunidad de negarlo ni evadirlo.
Ishana se fue con su madre, totalmente descompuesta. No era conveniente que nadie la viese en aquel estado. Su padre se quedó hablando con Hazel.
Ishana se recompuso una hora más tarde, cuando sus ojos ya no ardían y su tristeza había sido sustituida por un fuerte dolor de cabeza.-Bajemos - dijo ella.
Su madre asintió. Cuando llegaron a la sala, ambos hombres tenían gesto serio.
-Hazel - dijo Ishana con determinación - Nos divorciaremos.
-¿Qué? - preguntó él con asombro - Ishana, debemos de hablarlo.
Se levantó de la silla pero Ishana dio un paso atrás.
-Me prometiste que no tenías nada con ella - dijo con una frialdad dolorosa, provocando que el gesto del joven se descompusiese - Me mentiste a la cara una y otra vez, a pesar de que veías cuánto dolor me provocaba eso.
Hazel hundió el rostro entre las manos.
-¿Podemos hablar a solas? - preguntó con un ápice de desesperación.
-No Hazel - dijo ella con la seguridad del respaldo de sus progenitores - Tuviste mucho tiempo para hablar las cosas.
Ishana se fue y su madre se fue tras ella. Los hombres se quedaron hablando después de eso.
Ishana tomó la decisión que cambiaría su vida para siempre. Era el momento de acusarlo de infidelidad y divorciarse de él. Estaba muerta de pánico y la insistencia de su madre sobre lo apurado e inconsciente de su decisión, no ayudaba mucho. Era lógico; una vez divorciada, tendría siete meses para encontrar un marido. Cuanto más tiempo tuviese para buscar, más probabilidades de encontrarlo.
Pero Ishana tenía su propia idea, muy a pesar de sus padres. Y ya había movido las fichas para avanzar por el camino que había escogido.
-Mis respetos - solicitó.
-Permiso - permitió uno de los hombres.
-Vengo a acusar a mi marido de infidelidad - Los Sumos Mayores no se creían lo que estaban escuchando; una mujer acusando a su marido era algo insólito.
-¿Estás segura de lo que estás diciendo? - preguntó para asegurarse uno de los hombres.
"No debo de pensar mucho en ello"
Cogió aire y respondió.
-Sí, excelentísimos. Tengo varios testigos que pueden probar mis palabras.
Los Sumos tuvieron varias reacciones. Uno frunció el ceño, otro se reclinó contra la silla y los demás se quedaron expectantes.
-Bien - carraspeó el hombre - llamemos al acusado.
Hacía días que no veía a Hazel. Se había negado a hacerlo y a hablar con él, pues la situación ya era lo suficiente difícil para ella. Cuando entró en la sala, su aspecto estaba descuidado; se podían apreciar las marcas oscuras bajo sus ojos e incluso se notaba que había perdido peso.
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Ishana
Romance-Quiero saber qué esperas de mi marido - lo dijo con toda la tranquilidad del mundo. -Supongo que has venido a escuchar las cosas como son. Hazel y yo nos amamos. Cuando tu marido no duerme en casa, duerme conmigo. Cada momento que tiene libre, me b...