<< Cuestiones >>

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Los días pasaron y Jirou sintió un miedo cada vez mayor de estar perdiendo a Yuuto pues este cada vez pasaba más tiempo a solas o yendo a ver los partidos del Raimon, en sí, sin nadie y cuando no y estaban juntos pareciera empezar a estar teniendo una pequeña obsesión con dicho equipo del instituto Raimon sobre todo con el portero y capitán.

Endou Mamoru.

Por suerte no era un pensamientos en el que podía perderse a menudo ya que el Comandante les mantenía ocupados tanto física como mentalmente cuando no había partidos, que iban ganando sin problema alguno, o clase de algún tipo incluyendo ciertos exámenes parciales de matemáticas y lengua de signos.

Hasta que llegaron los días previos a la final en la que, obviamente, ellos ya estaban, pero aún estaba por descubrirse quien sería su equipo rival en la misma. Esos días Kidou los reunió en un lugar donde no hubiese cámaras vigilando y les preguntó si no estaban ya cansados de jugar el fútbol del Comandante, si no querían jugar su propio fútbol de una vez por todas y para siempre.

¿No es eso lo que hacían?

Jirou se preguntaba inclinando la cabeza ligeramente a la izquierda, en confusión.

¿No es lo que llevaban haciendo todo este tiempo?

¿Acaso Yuuto quería traicionar al Comandante?

¿Ese era su plan?

¿O que tenía en mente?

¿De que tipo de fútbol se suponía que hablaba?

Pero Jirou ni pudo preguntar algo de lo que concurría en sus pensamientos a su mejor amigo porque pronto se vieron obligados a volver al entrenamiento y más tarde Kidou ya se había ido sin él a casa.

Sin él.

Se había ido sin él.

JIrou apretó las manos en puños un momento antes de tomar su mochila y emprender camino a su casa.

Puede que no supiera la respuesta a las preguntas que Kidou le había generado con sus dudas pero sí sabía que le estaba robando a su mejor amigo...o más bien quien...

Endou Mamoru.



El Emperador del Campo y el Delantero Pingüino 🐧🐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora