<< Amistad + Amor >>

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-Bienvenido a casa, Yuuto.-

Las palabras de Jirou sonaron con amabilidad mientras recibia un abrazo de su pareja, quien se notaba agotado física y mentalmente tras haber ganado los partidos finales contra la Academia Alius.

Primero la que parecía el final, contra el Génesis, y después em verdadero final, contra los Emperadores Oscuros.

Y ahora estaba aquí, en su casa, tras haber sifo recibido por su madre, quien se encontraba hablando con el señor Kidou para informarle donde estaba su único hijo y heredero.

Este justamente se encontraba ahora abrazo a Jirou, tumbados ambos en el sofá del salón con la película de los <<47 Ronin>> de fondo, a un volúmen bastante bajo, mientras el menor acariciaba la espalda del mayor.

-Ya terminó, ya terminó...-susurraba el del parche a Yuuto con tranquilidad y suavidad mientras respondía el abrazo de su mejor amigo dándole todo el confort que pudiera tras los diferentes y difíciles acontecimientos que había pasado en tan poco tiempo sin darle tiempo a expresarse.

-¿Lo juras?-escuchó a Yuuto hablar por primera vez desde que había llegado a su casa viendo de reojo a su madre colgar y acercarse a ambos, tomando la mochila de Kidou del suelo.-¿Lo juras, Jirou?¿No volveremos a pasar por nada como lo pasado?-

Jirou dejó que Yuuto se moviera para estar ambos más cómodos, acabando ambos sentados uno al lado del otro compartiendo una mirada de lado a lo que Sakuma le miró confiado.

-Te lo juro,¿tú y yo contra el mundo,sí?-

Yuuto sonrió, a medias.

-Sí.-

-Bueno pues parejita hora de ir a dormir...-interrumpió su madre entregándole a Kidou su mochila con sus cosas de viaje y, además, unas mantas ante lo cual ambos miraron confusos a la mujer, quien les miraba con una sonrisa a sabiendas y divertida.-...¿en serio pensáis que os iba a dejar dormir juntos ahora que sois pareja?-

Ambos jóvenes se sonrojaron ante el tono insinuante de la mayor.

-¡Madre!-exclamó Jirou, avergonzado, a lo que la susodicha se encogió de hombros, restándole importancia.

Haciendo como si no fuera nada.

-¿Qué?-y antes de que alguno de los dos dijera algo, la mujer continuó dando un apluso con las manos antes de poner ambas en las caderas.-Vamos, a dormir. ¡ea, ea!-

Con una mirada compartida y una sonrisa los chicos se dieron las buenas noches y ambos se fueron a dormir.

El Emperador del Campo y el Delantero Pingüino 🐧🐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora