<<Flores>>

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Su sexto año había terminado y, por fín, irían a la secundaria.

Pero para eso aún faltaba un mes.

En la actualidad Jirou y Yuuto se habían ido a dar una vuelta por el parque juntos por lo que habían terminado sentados, uno al lado del otro, en un columpio cada uno.

Moviendose.

Columpiandose.

-Entonces, ¿crees que nos tocará en la misma clase?-cuestionó el niño de ya doce años recien cumplidos casi al mayor de ambos, en lo que se balanceaban lentamente en sus respectivos columpios.

Kidou pareció pensarlo un momento, antes de encogerse de hombros.

-Dicen que solo hay dos clases así que supongo que depende de como hagan la división de alumnos.-explicó su opinión el niño de ojos rojos, tan educado y conocedor de temas que a Jirou ni le sonaban como siempre.-Pero espero que nos toque juntos.-terminó por agregar Yuuto, girando a mirar a su mejor amigo.

El niño de pelo cían sonrió y asintió, en acuerdo.

Él así también lo esperaba.

Unos minutos después ambos dejaron los columpios a dos hermanos, un niño de seis y una niña de cinco, cosa que por alguna razón puso algo triste a Yuuto.

Pero Jirou no pudo ni comentarlo cuando el de rastas ya le estaba llevando de la mano hacía la zona del parque donde había como un pequeño campo donde otros niños y niñas jugaban a algún deporte.

Ambos se sentaron y Yuuto no tardó en cambiar de tema hacia las flores, que eran margaritas, a su alrededor.

-Son bonitas,¿no?-cuestionó el mayor de ambos niños para sorpresa del de pelo cían, quien asintió tras un momento viendo al contrario jugar con las mismas flores.-Como tus ojos.-

-¿Eh?-

Eso sorprendió, y mucho, al pequeño Sakuma.

-Es que siempre dices que tus ojos son feos por como es tu ojo derecho pero yo creo que son como las margaritas, no son rosas, pero aún así son flores y de las hermosas.-explicó como si nada el niño de rastas mirando justo en ese momento a su amigo y encogiendose de hombros, como restándole importancia a lo dicho.

Como si solo fuera un hecho, obvio, notable, que no quería decir nada más.

Pero para Jirou lo fue.

Y sonrió, levemente.

-Sí, supongo que sí...-

El Emperador del Campo y el Delantero Pingüino 🐧🐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora