Nueva York
Una semana atrás
—Sage, tus ojos deben ser la octava maravilla del mundo y de las galaxias alrededor.
Sage rio ante las tonterías que el fotógrafo decía mientras estaban en el set.
Badmington era una línea enfocada a un público de entre dieciocho y veinticinco años, fresco y agradable. Sage tenía treinta y tres años, pero su rostro aparentaba los veinte. El hombre estaba erguido. Sus abdominales se marcaban a la perfección y el bóxer quedaba sobre el hueso de la cadera de manera sensual. El ventilador delante de él hacía que su cabello por debajo de los hombros se moviera con naturalidad. Su mano de pronto se posó en el carnoso labio inferior. El flash no dejaba de disparar en torno a él.
—Tus manos en la cintura ahora, cariño. Por favor, un poco más de maquillaje en el torso —ordenó el fotógrafo cuando una de las chicas se acercó para retocar el color dorado.
Llevaban una hora en ese proceso. El fotógrafo estaba embelesado con cada pose de ese ángel al que todos quería tener siendo su figura comercial.
—Perfecto. Ahora cierra los ojos.
Sage accedió. La maquilladora agregó un poco de corrector de ojeras más claro para iluminar el área de esos ojos hermosos. La mujer se apresuró mientras daba golpecitos en los párpados y por encima del pómulo.
Sage metió los dedos entre su cabello y lo peinó. Estiró las hebras, que se habían enredado con el constante aire del ventilador. Le gustaba jugar con él, sentir la suavidad.
—Bien, cariño, vamos de nuevo.
Sage mostró su versión más seductora. Su mirada directo a la cámara. Él en ese momento pensaba que ella lo deseaba, y debía darle lo que le pedía. Su piel dorada brillaba por el bronceador y el aceite de lino esparcido estratégicamente sobre la piel de porcelana que carecía incluso de lunares.
—Cielos, con esa cara haces que todo el mundo quiera follarte, hermoso. Sony se ha ganado la lotería contigo.
Sage le guiñó ojo. Entretanto, se colocó de espaldas y giró hacia donde estaba la cámara.
Este idiota no tenía idea de quién era en verdad Sony Evans.
Se habían conocido quince años atrás, cuando Sage llegó a Nueva York y comenzó a trabajar en una hamburguesería. Sony tenía una agencia de modelaje. Cuando lo conoció, supo que Sage tenía todo para triunfar. En ese instante el muchacho tenía dieciocho años, mientras que él tenía treinta y cinco.
Sage se deslumbró frente a la caballerosidad y la inteligencia. Él se sentía solo y desvalido, y Sony le ofreció un trabajo, un lugar en donde sentirse protegido. Una cosa llevó a la otra y muy pronto Sage se convirtió en su novio. Al principio las cosas fluían de forma maravillosa. Sony parecía el hombre después del dolor que traía encima Sage, pero algunos príncipes azules, al cabo de un tiempo, empiezan a desteñir. Fue tarde cuando entendió que su esposo se había acostado con la mitad de la agencia y mucho más tarde cuando descubrió que lo seguía haciendo.
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Jonas D. E Libro 2 (Romance gay +18)
RomanceHace diez años que Sage no vuelve a su pueblo natal. Después de todo, nadie regresa al lugar donde le rompieron el alma. Fausto Carradine fue su gran amor de juventud, uno que lo humilló y lo dejó cuando más lo necesitaba. Sin embargo, hay personas...