—Esta noche estás más hermoso que nunca.
—Lo que pasa es que tú me pones feliz.
—Y tú a mí, Sage. Siempre.
Habían pasado quince años desde esas conversaciones dulces, desde esos momentos que ambos pensaron que jamás terminarían. Todo aquello fue un segundo de felicidad en medio de días de tristeza. Una gota de agua dulce en medio del océano. Eso era lo que había sido su primer amor.
Sage se preguntó si debía abrir la puerta, pero la curiosidad picaba, así que se decidió a hacerlo. Lo descubrió una vez más. Era un hombre de treinta y tres años en todo su esplendor, con ese aire de suficiencia que siempre lo enloqueció. ¿Quién imaginaría que ese hombre que predicaba amor sincero destruía a su hermano menor cada vez que tenía la oportunidad?
—Fausto.
—Hola, Sage. —El hombre lo recorrió con su intensa mirada oscura.
Sage se estremeció.
—¿Qué deseas?
—¿Puedo pasar?
—¿Para qué? —preguntó Sage algo nervioso.
—Necesito que hablemos sobre nosotros.
—¿Nosotros? —Sage se rio—. Creo que has llegado un poco tarde, digamos, ¿quince años tarde?
—Por favor, es importante.
Sage dio un suspiro.
—Está bien. —Se hizo a un costado, y Fausto entró. Le echó un vistazo a la casa, que olía a limpio.
—Luce igual a como la recuerdo.
Sage secó sus manos en el pantalón y le hizo señas para que pasara a la cocina. Una vez allí, Fausto se sentó.
—¿Qué sucede? —inquirió con ganas de terminar lo que recién comenzaba.
—¿Cuándo te irás?
Sage sonrió de lado.
—Para tu tristeza y la de tu padre, no pienso irme.
Fausto tragó saliva.
—Tienes que hacerlo.
—¿Podrían parar con las amenazas hacia mí y hacia Jonas? —cuestionó Sage enojado.
Fausto se burló.
—Sabía que ese imbécil no se quedaría callado, siempre fue así. Su gran boca siempre le trae problemas.
—No es un imbécil —replicó Sage—. Es el hombre con más integridad que he conocido en mi vida.
—Estás con él, ¿verdad?
Sage asintió sin miedo ni dudas.
—Sí, y no voy a separarme de él. Ahora, si has venido a amenazarme y...
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Jonas D. E Libro 2 (Romance gay +18)
RomanceHace diez años que Sage no vuelve a su pueblo natal. Después de todo, nadie regresa al lugar donde le rompieron el alma. Fausto Carradine fue su gran amor de juventud, uno que lo humilló y lo dejó cuando más lo necesitaba. Sin embargo, hay personas...