«Había salido a tomar aire, y los encontré en penumbras, mientras se devoraban el uno al otro. Si no lo quieres creer, no es mi problema. No me guardo nada ni miento y, para que te quede claro, no me amedrento por nadie, ni siquiera por la persona de la cual siempre estuve enamorado».
—Maldición. —Sage se detuvo a medio camino. La conversación giraba en su cabeza como un disco rayado.
Este imbécil estaba loco. Se había dejado influenciar por los rumores. Jonas no conocía de verdad a su madre. Él no...
—Mamá, ¿saliste ayer?
—No, ¿por qué?
—Mis compañeros dicen que te vieron cerca de la escuela.
—No, amor. De seguro se confundieron.
La conversación inocente de años atrás llegó a su mente cansada y confundida para atormentarlo un poco más.
«Cállate», le dijo a su cerebro, al cual le encantaba engatusarlo y reírse de él hasta el hartazgo.
Su madre era una buena persona, ella no mentía y mucho menos a su padre.
Caminó a paso rápido. Esta enojado, decepcionado, herido con Jonas por decir esas cosas.
«¿Y él no lo estará contigo?».
Su mente no iba a dejarlo en paz.
Jonas lo había recibido en su casa y le había dado su tiempo con amabilidad y cariño. Se había mostrado como el ser cálido y maravilloso que siempre fue, pero no solo eso, le gustaba esta faceta caliente de su amigo. Sage no iba a negar lo que su cuerpo sintió cuando su mirada oscura lo recorrió. Un hombre dominador del juego, experto, seguro de sí mismo, de su belleza, de su valor. Había cambiado tanto...
«Y lo primero que le recordaste fue la silla de ruedas».
La había cagado. Ahora no volvería a verlo nunca más. No era que tuviera intenciones de hacerlo, por supuesto que no. Después de todo, las calumnias hacia May eran imperdonables. Sage solo quería mantenerlo lejos. De hecho, le anticipó que buscaría otro arquitecto.
Llegó al hotel una horas después, ingresó y fue rápido a su recámara para darse una ducha. Apestaba. Cuando salió del baño, decidió llamar a Louis.
—Hola, guapo.
—¿Tú sabías lo que decían de mi madre?
Louis se quedó en silencio en la línea por unos pocos segundos.
—Y yo que esperaba que a estas horas estuvieras jugando con las sábanas de Jonas.
—No tengo planeado acostarme con él y mucho menos después de que me aseguró de que mi madre era amante de Douglas Carradine.
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Jonas D. E Libro 2 (Romance gay +18)
RomanceHace diez años que Sage no vuelve a su pueblo natal. Después de todo, nadie regresa al lugar donde le rompieron el alma. Fausto Carradine fue su gran amor de juventud, uno que lo humilló y lo dejó cuando más lo necesitaba. Sin embargo, hay personas...