Quince años atrás...
Las lágrimas resbalaron por las mejillas de Jonas mientras Sage caminaba lejos de su vida. Se iría, se alejaría para siempre, y él sintió que su corazón herido no soportaría un nuevo golpe, uno letal. Desplazó su silla de ruedas hacia las escaleras y gritó.
—¡Fausto! ¡Fausto! —bramó con todas las fuerzas que le quedaban. La desesperación lo consumía desde las entrañas. Tenía que hacer algo.
—¡Ya! ¿Qué carajo te pasa? —Fausto bajó las escaleras con Marie, la chica a la que su padre estimaba mucho, pero que Jonas apenas toleraba.
—Sage se ha ido —reprochó—. Tienes que ir a buscarlo.
—¿Por qué haría algo así?
—¡Lo vamos a perder, grandísimo imbécil!
Marie estaba consternada, parada a mitad de las escaleras, detrás de Fausto.
A Jonas no le importaba.
—Marie, ¿me dejas hablar con mi hermano, por favor? —Fausto le esbozó la sonrisa más falsa que Jonas recordaba, y eso que tenía muchas.
La chica le dio una mirada de desdén a Jonas y pasó a su lado, no sin antes empujar la silla.
—Perdona. ¡Qué torpeza! —Marie sonrió con malicia.
A Jonas no podía importarle menos. Su único objetivo era que Fausto buscara a Sage y le pidiera que se quedara. Los hermanos escucharon los pasos por el pasillo. La chica se alejó.
—¿Estás loco o qué? —Fausto bajó la escalera y le dio una bofetada a Jonas tan fuerte que por poco lo tiró de la silla—. ¿Con quién piensas que estás hablando, cojo de mierda?
—Sage —replicó sin dolor ni angustia. Jonas se había endurecido frente a los insultos de su padre y hermano.
Fausto tensó la mandíbula. Sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Es lo mejor para todos, y lo sabes.
—Lo amas —aseguró—, y vas a perderlo.
—Yo no lo amo y nunca lo hice —enfatizó—. Era un culo con el que me divertí, ni más ni menos. Uno de los tantos que voy a tener.
—Eres un maldito cobarde.
Fausto lo agarró del cabello y lo miró de frente. En esos ojos oscuros como los suyos, Sage pudo ver un espejo. Fue testigo de su mismo dolor.
—Mi futuro es Marie Hazel o quien sea que elija, pero debe tener dinero y un coño, ¿te queda claro?
Jonas lloraba, no por dolor físico, sino por su corazón.
—No mereces a Sage, nunca lo hiciste.
—¿No? —Fausto decidió burlarse—. Aun así, lo tuve. Mientras tú te pajeabas pensando en él, yo me lo follaba como quería en medio de los frutales.
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Jonas D. E Libro 2 (Romance gay +18)
RomantizmHace diez años que Sage no vuelve a su pueblo natal. Después de todo, nadie regresa al lugar donde le rompieron el alma. Fausto Carradine fue su gran amor de juventud, uno que lo humilló y lo dejó cuando más lo necesitaba. Sin embargo, hay personas...