Loco

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Trabajar como médico internista podría ser bastante complicado, después de todo nos catalogan como lunáticos.

Horas de vigilancia, muchas caminatas, sudor de por medio, además de mucha adrenalina por parte del trabajo.

Soy un lunático, nunca cambiaría mi oficio, ni por diez mil dólares. Ayudar a las personas me hace muy feliz, poder salvarlas y estar para ellas es lo que me mantiene vivo día con día.

Aunque yo no me considero un lunático por amar mi profesión, soy un lunático, esclavo de tu amor.

Es así cómo lo llama el doctor, Kakashi-Sensei.

Un lunático romántico.

¿Después de todo, quién vive sin amor?

Soy feliz de tenerte, y tener el mejor trabajo del mundo.

Aunque a veces la vida representa un reto para ambos, para nosotros como pareja, y como profesionistas. No nos dejamos derrumbar ni por un instante, y es lo que me mantiene orgulloso de ti en cada momento.

Hinata Hyuga, eres la doctora más amable, y hermosa que he conocido.

No hablo únicamente de tu belleza. Hablo de lo hermosa que eres por dentro y por fuera, tus buenos actos, el amor que profesas a tus pacientes, tu humanidad, me hace recapacitar a cada instante. Me hace reflexionar que hoy, y mañana te elegiría.

No cambio por nada, el haberte conocido.

—Doctor, Uzumaki. —Su dulce voz, me trajó nuevamente a la tierra.

Unos enormes ojos perlas, me miraban con curiosidad. Ahí estaba ella, tan hermosa como siempre.

—¿Qué pasa, doctora Hinata? —Pregunté tociendo un poco, para aclarar mi voz.

Ella sonrió, y me mostró una carpeta con datos. —La paciente Tsunade está aquí, dice que estaría un poco más cómoda si usted la atiende.

—¡Oh, es así! —Sonreí tomando la carpeta entre mis manos, mientras hojeaba los documentos— Entonces no me queda más remedio que ir.

—Se encuentra en la sala dos, camilla tres. —Me explicó, su coleta de cabello azabache se asomó, y sus pasos se hicieron más presentes.

—¿Tiene algún otro paciente, doctora Hyuga? —Pregunté a su lado.

Nuestros pasos estaban parejos, uno tras otro. Su mirada pasó nuevamente a la mía, y checó unas carpetas que mantenía junto a ella, su bata blanca se movía a cada pasó que ella daba, aunque su estatura era más pequeña que la mía, podía verla a los ojos con facilidad, no tenía porqué agacharse mucho.

—Tengo un paciente. —Habló— Al parecer tiene...

Su dulce voz se detuvo, al igual que sus pasos, ella suspiró y me miró por un instante.

—Discúlpame doctor Uzumaki, tengo que apurarme y consultar algo antes de acudir con mi paciente. —Su voz sonó preocupada, y sus pasos se hicieron más rápidos.

—¿Es así de grave? —Pregunté confundido.

—No, no es así. —Trató de calmarme— Necesito la ayuda de Kakashi-Sensei, podría necesitar cirugía, y necesita llamar a sus contactos, y.... ¡Nos vemos después doctor Uzumaki!

—Claro, si necesitas mi ayuda, estaré en la sala dos, camilla...

—Nos vemos en casa, Doctor Uzumaki. —Apretó mi mano, sonriendo.

Solo sonreí, y la miré irse, mientras corría por los pasillos.

El día transcurrió con normalidad, tuve algunos pacientes más después de la anciana Tsunade. Al parecer algunos trabajadores tuvieron accidentes mientras viajaban de camino a casa, producto de las calles de mal estado y desviaciones incorrectas. Algunos pacientes presentaron fallas respiratorias, y golpes en el cuerpo.

One Naruhina ❤ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora