El chico de la venta de alado.

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Era un pequeño niño travieso, nunca hacía caso, siempre metido en su mundo e idioma raro. Me pareció bastante tierno cuándo lo ví por primera vez, con su camiseta rayada verde, y sus enormes ojos azules detrás de unas gafas gigantes.

Cuándo lo conocí quería ayudarlo en todo, porqué mamá me pidió que lo ayudará ya que era hijo de su preciada amiga de la infancia, ellos parecían venir de otro país por el idioma en el que se comunicaban.

Mi pequeño bebé creció muy rápido, siempre fuí sus primeras veces en todo y él fue mis primeras veces en muchas cosas.

A lo largo del tiempo crecimos y nos volvimos en adolescentes, adolescentes curiosos, que a final de cuentas nos apoyamos en todo. Él creyó que me gustaban otros chicos, lo que nunca supo es qué a mí me gustaba él.

Cuándo lo ví besándose con otra chica, mi corazón se quebró en mil pedazos, sentí como si mi mundo se hubiera venido abajo, tenía muchas ganas de llorar, derrumbarme en el piso y perderme en el, pero tenía que ser fuerte y demostrar que no pasaba nada, al final de cuentas, no éramos nada.

Seguí caminando, adentrandome a mi casa, me parece que me vió, no lo sé, no me importó. Desde ese día nada fue igual, al menos para mí, una parte de mí se rompió, y ya no volvió a ser la misma de siempre.

¿Seguimos en contacto?

Por supuesto. Éramos amigos, después de todo.

Pero mi corazón murió ese día, y mis esperanzas igual.

Fuí a Estados Unidos, seguí mis sueños, los cumplí, fuí la mejor de mi curso y comencé a trabajar en una empresa donde mamá siempre soñó que estuviera. Hice a mis padres orgullosos, encontré un novio en la universidad, mi novio me pidió casarme con él.

¿Una historia bonita, verdad?

Bueno, lo fue.

Pero nunca dejé de pensar en él, esperaba que al menos fuera feliz.

Mi novio fue el más bondadoso conmigo, me hizo la novia más feliz del mundo, me trató muy bien mientras estuvimos juntos, me hizo sentir protegida, amada y segura.

No hasta que enfermé.

Me diagnosticaron cáncer en el estómago, las terapias, los diagnósticos fueron tan desgastantes para mí, constantemente me sentía vacía, sola, muy deprimida, sentía que mi mundo se había derrumbado.

¿Por qué a mí?

Nuestros tiempos no eran los mejores, aunque quería mejorar, no podía, siempre tenía ganas de llorar, de estar sola, de estar durmiendo, de hablar mucho y hablar poco, tenía muchas ganas de llorar constantemente. Las terapias eran dolorosas, muy dolorosas.

Las peleas empeoraron, y me sentía tan sola, tan vacía, sentía que ya no podía más, la inseguridad creció: ¿Él me amara aún teniendo está enfermedad? ¿Él conseguirá a otra mujer? ¿Qué pasará si muero?

Me sentía tan mal, y aunque veía que él sufría por mi culpa, no podía avanzar no podía levantarme feliz y decirle: ¡Aquí estoy!

Pensé que me entendía.

Hasta que lo ví, con otra mujer.

Mi corazón se rompió.

Eventualmente rompimos. Regresé a casa, y no me ha ido muy bien, he descubierto muchas cosas.

Cómo por ejemplo: Mi sueño, mis objetivos, mis anhelos, y mis sentimientos.

-Hinata Hyuga, sigo esperando. -Su voz tan dura, me hizo brincar.

Suspiré y me senté en una pequeña banca, las flores de cerezo volaban a mi lado, intencionalmente cayó una en mi palma de mi mano izquierda, sonreí.

-Él y yo rompimos.

-Por suesto que sé eso Hinata, sabes a qué me refiero.

-Él ha venido a verme.. -Acaricié mis manos.

-¿Por qué ha venido?

Estiré mis piernas, jugando con mis zapatos.

-Supongo porqué quería..

-Hinata..

-Dice que quiere que volvamos a Estados Unidos. -Le sonreí incómoda- Yo..

-¿Quieres volver?

-Naruto...

Él se levantó, suspiro, y aventó una piedra con sus enormes zapatos lustrosos.

-Hinata, ese tipo te ha hecho mucho daño. -Me recordó- Llegaste aquí por algo. Cuéntame porqué terminaron.

-Naruto..

-Siempre fuimos nuestras primeras veces, y yo siempre he estado aquí para ti Hinata, tienes que contarme para ayudarte.

Las lágrimas que tenía atoradas en el corazón, en la garganta, en mi pecho salieron, desconsoladamente. No quería hacerlo, pero me sentía tan abrumada, no sabía porqué, por el rechazo de mamá, por él rechazo de papá, por la perdida, por él, o por mí.

Por supuesto que lo quería, por supuesto que tenía ganas de llorar por él.

Naruto me abrazó, me consoló hasta verme mejor.

Los días pasaron, no pude contarle lo que él quería escuchar, sin embargo no se alejó, siguió conmigo apoyándome en silencio.

Mi ex novio siguió regresando a buscarme, Naruto me salvaba y me llevaba a mis clases, sin embargo era tanta su insistencia, que los tres terminábamos interactuando juntos, yo cocinaba para ambos, me sentía feliz de poder transmitir mis emociones conocimientos a mis platillos.

Me sentía dichosa cada que cocinaba algo distinto y saludable para las personas que amaba, era un sentimiento agradable.

-Déjala, yo tengo que llevarla.

-¿Por qué tendrías que llevarla tú? -Naruto enojado lo empujó, tomándome en brazos.

Sutilmente lo alejé.

-Kiba, llévame.

Sus ojos.

Me lastimaron, pero no podía hacer nada..

Kiba sonreía engreído.

-Hinata..

Eventualmente terminó por saberlo..

-¿Por qué nunca me dijiste Hinata? ¿Por qué siempre me dejas en último lugar? ¿Tan poco soy para ti? -Naruto gritó enojado.

Una lágrima salió de mi ojo derecho, guardé silencio, y él terminó por irse.

Cerré mis ojos recordando, las veces en las que yo lloraba tratando de contactarlo, las veces que intenté que él supiera como me sentía, lo que tenía, y nunca recibí respuesta. Las veces que lloraba sola, imaginando lo que estaría haciendo, las veces que traté que las cosas fueran distinto, y como eventualmente dejé de insistir y deje que mi corazón se cerrara.

Naruto no se acercó, hasta tiempo después, cuándo supo la verdad. El arrepentimiento en sus ojos era notorio, aunque quería decirle muchas cosas, no tenía las energías de hacerlo, solo sonreí.

Mamá se enteró, papá se enteró, hasta mi hermano, y mi mejor amiga.

Todos lloraban, tratando de negarse a la realidad, cada uno de ellos gritándome porqué no les conté.

¿Qué podía hacer? Sí estaba sola.

Él terminó por irse. Kiba decidió irse, lloré como loca, Naruto jamás se alejó, siguió ahí para mí.

.....

Hay una tercera parte, más feliz.

One Naruhina ❤ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora