Mi compañera de la venta.

184 16 9
                                    

Era un niño feliz, amaba mi enorme cama celeste con estrellitas, mi habitación desordenada llena de cobijas regadas por toda la habitación, los juguetes que papá y mamá compraban para mí, hasta amaba a mis horribles compañeros de la escuela.

Todo era felicidad, mi pasatiempo favorito era recolectar pequeños bichitos escondidos en las preciosas flores que crecían en el jardín de la casa.

Todo mi mundo éramos mis adoradas plantas, bichos, mi cama, mis juguetes, mis padres y yo, todo parecía estar en su lugar, hasta que un día todo cambió, y terminó siendo el peor error que mis padres pudieron cometer.

—Vamos hijo, no me hagas repetirlo una vez más. —Mamá me jalaba con fuerza. Y papá que estaba frente a mí leyendo una revista, sonreía como si estuviese viendo la mejor escena de comedia del mundo.

—Mamá déjame, ¡No quiero ir! ¡Quiero quedarme aquí en Toulouse! —Supliqué confundido—¡Papá dile algo!

—No me metas en ésto jovencito. —Papá siguió leyendo su revista, mientras murmuraba cosas incomprensibles para mí.

—¡Por última vez, Naruto tenemos que subirnos al avión en veinte minutos! —Gritó frustrada, golpeando a papá con su enorme bolso— ¡Minato ayúdame, y deja esa estúpida revista!

Papá la soltó de golpe asustado, se arrodilló frente a mí, y me tomó en brazos, palmeando mi espalda con cariño.

—Querido hijo, sé que te abruma dejar todo lo que conocías, sé que amabas nuestra casa y tú colección de animalitos. —Siguió acariciando mi espalda— Pero mamá tiene una oportunidad de trabajo en otro lugar, es muy importante para mamá.

—¡Pero yo no quiero ir! ¡Me gusta vivir en casa!, ¡me gusta mi jardín!, ¡me gustan mis carritos! —Lloré.

—Lo sé, hijo. Tenemos que hablar de hombre a hombre. —Me bajó— Y ésto solo será un secreto entre tú y yo, ¿si?.

—¿Un secreto? —Me senté en el piso, sonriendo, entusiasmado.

—Papá también le aterra irse. —Me susurro—Pero papá ama a mamá.

—¡Papá eso no es un secreto!

Me levanté pataleando, la silla de metal parecía más cómoda que ese frío piso resbaloso. Papá sonrió, y me acarició la cabeza.

—Ambos lo sabemos, pero tú también amas a mamá, ¿Verdad?

Lo miré haciendo puchero, él tenía un buen punto.

—Sí. —Bufé.

—Amamos a tu madre, y queremos verla feliz. —Sonrió— Es una oportunidad que mamá no puede desperdiciar, es su mayor sueño, y ella quiere que estemos los cuatro juntos, ¿Quieres estar lejos de ella? Mamá podría enfermar, o podría tener un accidente, podría estar sola sin nuestra ayuda y fuerza para protegerla.

—¡No, no quiero que mamá enferme! —Grité.

Papá me dió una pequeña libreta, era muy pesada para mis manos inexpertas. Olía a café y menta, papá adoraba esa extraña combinación. ¿Algún día me gustaría eso cuando sea mayor?

—Entonces tenemos que ir todos juntos, para apoyarnos. —Se sentó a mi lado, dándome un abrazo— Aquí escribirás todas tus aventuras, podrás redactar los animalitos que encuentres, y todo lo que te guste de tu nueva vida.

—¿Y si nada es como antes? —Le pregunté.

—Hijo, a veces la vida será complicada. —Papá miro otra banca vacía, no había nada ahí, pero él no dejaba de verla. ¿De qué habla? — Tendremos retos que no podremos cumplir, incluso tendremos muy buenos momentos que atesoraremos en nuestro corazón.

One Naruhina ❤ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora