One Naruhina ❤

Adiós amada mía.

ADVERTENCIA: Contenido fuera de lo normal. Si no te gusta, no lo leas. 

Este capítulo está inspirado en una línea alterna, los personajes son fuera de OCC. Así que si no te gusta, no lo leas, la principal pareja de este apartado es: Sasuhina. Al final de la lectura se explica porqué y que sigue. 

Pero para tranquilizarlos un poco, originalmente es Naruhina, incluyendo este True-Shot. 

Sin más, espero que les gusté este pequeño True-Shot.   

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Adiós amada mía. 

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El viento es arrebatador y la lluvia es constante, tengo frío, mi corazón está helado. No hay nada que logre calentarlo y todo gracias aquel día. Aquella noche que perdí al amor de mi vida, aquel estúpido día que la deje irse.

Fué mi culpa, por no darme cuenta antes a quién tenía enfrente, por no aceptar mi destino. Por creer que mi vida estaba mejor sin ella, ahora me doy cuenta de la realidad.

Me doy cuenta que no puedo vivir sin ella, sin sus besos, sus caricias, su dulce voz llena de emoción cada que me mira, sus ojos brillantes de amor, sus consejos y los regaños cada noche después de una borrachera en la oficina. Si tan solo no hubiera actuado mal, no estaría sufriendo como lo hago en estos momentos.

No estaría leyendo la invitación de su boda, qué me llega hasta el alma. No tendría mi corazón tan roto como en esta mañana.

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Los días eran iguales, todos desde que me dejó. Afuera estaba soleado, pero mi corazón nublado. No tenía hambre pero sabía que debía alimentarme.

Me preparaba para levantarme a un día más, no sabía qué día era ni la hora tampoco. No me importaba. Tendí mi cama y salí a la cocina, no me importó ponerme un par de pantalones o una camisa para salir, no importaba, vivía solo.

Pulse el botón de la cafetera y me serví un café en mi taza favorita. Estaba apunto de tomar un sorbo, cuándo el timbre sonó. Con un bufido deje la taza en la encimera, harto de las constantes visitas de lástima de Iruka-Sensei.

Caminé dispuesto a gritarle que se fuera, pero grande fue mi sorpresa al abrir la puerta. Era ella, el amor de mi vida con un hermoso vestido corto, blanco, puro, como ella.

—¿Naruto-Kun? —Ella habló, llenando mis tímpanos con su melodiosa voz.

Aturdido la dejé pasar. Ella entró sin mirarme, cerré la puerta, ansioso.

—¿Hinata? ¿Q-Qué haces aquí? —Pregunte nervioso.

Ella me miró con vergüenza unos instantes, antes de apartar la mirada a otro lado, pronto como me miro caí en cuenta en el estado que la había recibido. Avergonzado de mí mismo trate de taparme con una camisa que tenía en un sillón. Ella evitaba mirarme, pero podía ver como estaba más que sonrojada en un rincón de la casa, rápidamente me coloqué la camisa y verifique la sala para encontrar mis pantalones. Estaban en una repisa cercana, los jale y me los puse como pude. 

—¿Hinata? —La llamé.

Hinata me miró esta vez con una sonrisa.

—Nunca cambias. —Ella me dijo con una mirada reprobatoria, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Era bastante linda.