🔥CAPITULO 19🔥

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EDITADO.

3 días después...

⛩️<<{Bao}>>⛩️

Los vídeos de mi fuego siguen llegando, Enzo la grabó mientras torturaba a Chiara y la sonrisa radiante que tenía cuando se las dio a sus pirañas.

También por parte de ella, seguro, nos llegó el vídeo de ellos siete follando, ella atragantándose con sus pollas mientras mamaba a dos a la vez.

El que más está sufriendo eso es Mikhail, después de que llegue agarrándome los huevos del dolor, entendió que ella no jodía, para él el sexo es como los dulces y la sangre de mi fuego.

Cómo las luchas para mi madrina, como el pole dance para mi mamá, como mi fuego para mí.

La extraño, la extrañé durante cuatro años y la voy a extrañar toda mi vida si me deja de hablar por ser un estúpido.

La primera vez que folle a una mujer, me sentí asqueroso, sucio, pero después mi mano dejó de ser suficiente. 

Entiendo que me odie, puede matarme o dejarme de hablar por el resto de su vida y siempre voy a seguir amándola y deseándole lo mejor.

Pero jódanse si no doy todo de mí para intentar que me hable, tire todos los dulces de la casa, pensaba esconderlos nada más, pero estoy seguro de que me va a ver en las cámaras.

Así que estoy esperando que venga a buscar algo para comer en la alacena de la casa de ella, de mi madrina, esta es la hora en que ella siempre come los cupcakes que le hace la madre.

Son la adicción de ella, es como el café que necesitan algunas personas para seguir con su día.

Tan puntual como siempre ella entra dando portazos, está enojada, no me mira, va derecho a buscar sus dulces.

Le dije a mi madrina que no hiciera, por qué quería hacerlos yo, desde que aprendí a hacerlos nunca pude hacérselos.

No le hice a nadie los cupcakes ni siquiera a mi madre, los aprendí a hacer exclusivamente para Arlene y sé que me salen bien por qué los probé, pero no volví a cocinarlos.

¿Para qué? Ella no estaba, y no le cocinaría a cualquiera algo que me tomé el tiempo y la paciencia de aprender para poder hacérselos a ella de por vida.

Puede que esta sea la primera y última vez que le vaya a cocinar, pero quiero hacerlo y ver su rostro en alegría por el dulce.

Aunque me encantaría que fuera por mí, como antes.

Cierra con fuerza la alacena.

Arlene: ¿Te comiste mis dulces?

Me dice en voz fría, tan fría que me hiela la sangre por un segundo.

No es el mismo fuego de hace cuatro años, ella sí da miedo, ¿Qué hice?

Fue mi culpa, yo la convertí en este témpano de hielo.

Bao: Sí, fui yo, perdón, ahora salgo a comprarte más.

Sus ojos se suavizan, pero parpadea para que se le pase.

Está ahí, mi fuego está ahí.

Arlene: Qué tengan...

Bao: Merengue, lo sé.

Asiente después de parpadear varias veces y carraspea.

Arlene: Gracias.

Dice con voz quebrada.

¿Qué le hice?

Se va rápido a su habitación y se encierra ahí.

No me quedo como el estúpido que soy pensando en que hice para hacerla sentir mal o creo que así se sentía ya no puedo saberlo.

Me pongo a hacer la mezcla de los cupcakes de chocolate que le gusta rápido, y los meto al horno, siguiendo todos los pasos que mi madrina me enseñó unos meses después de que ella se fuera.

Estaba empecinado en aprenderlo porque para mí ella no tardaría mucho en volver a mí.

Sí, me equivoqué después.

Cuando saco los cupcakes del horno, los dejo enfriar un poco y le hago un copete con merengue, también le agrego unas letras con pasta comestible que aprendí a hacer viendo a mi madrina.

Te Amo ❤️

Debería escribirle lo siento, o perdóname, pero tendría que hacer 800 cupcakes para que me entre todo lo que le quiero decir.

Cuando terminó los dejo en una bandeja arriba de la barra y voy al cuarto de invitados a bañarme, aprendí a cocinar, pero no a cocinar sin ensuciarme.

Sé que en cualquier momento ella saldrá en busca de sus dulces otra vez y no quiero que me vea y se ponga mal de nuevo, si es que fue eso lo que pasó.

No sabría decirlo, es tan fría e inquebrantable ahora que ni siquiera te enteras de que te quiere.

Me sorprendió y me dolió saber que se va a casar y yo no voy a ser uno de los que la va a esperar en el altar.

Al menos voy a poder verla con su vestido y fantasear por el resto de mi vida que yo era uno de los novios.

No podría interrumpir su boda, aunque quiero, quiero más que sea feliz con los hombres que ama, aunque yo no esté entre ellos.

Entiendo ahora que es mi culpa no ser parte de ellos, ella ya no es la niña que me protegía y con la que dormía por las noches por el miedo, que después en algún momento llegó a ser fingido.

Solo quería estar abrazado a ella.

Nunca, jamás, volví a dormir en la misma cama que otra persona, la única que podía compartir una cama conmigo, aunque fuera la más pequeña, era ella, siempre lo será.

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Cupcakes

Arlene. 7°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora