Un cosquilleo casi eléctrico

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—Prepárame un caballo, chico.—Le ordenó Solomon a Elias.— Vamos a ver cuánto tiempo planea huir de mí.

Esas habían sido las palabras del príncipe. Elias respiró hondo y se dio la vuelta dispuesto a obedecer aquella orden. Sin embargo, algo dentro de él le empujaba a mediar entre el joven Lord y el príncipe. Toda una insolencia por parte de un futuro caballero de Lord Isas. No obstante, desde su posición como mejor amigo de Ryo, sentía el deber de intervenir.

Volvió a girarse sobre sus talones para hacer frente al príncipe. El olor especiado y fuerte que emanaba de su ser le anunciaba que debía tener cuidado con él. El príncipe no era cualquier alfa, no. Era un alfa dominante. Una especie rara y poderosa. Su sola presencia le imponía respeto. Nunca había estado en presencia de alguien así. A decir verdad, los dominantes eran una variedad bastante extraña tanto en alfas como en omegas. Casi una especie en extinción.

—Si su alteza me lo concede.—comenzó Elias.— Me veo en la obligación de ponerle sobre aviso.

El príncipe le miró con una ceja alzada, aunque más por curiosidad que por ego.

—Adelante.— accedió a que el soldado hablase.

El cuerpo de Elias se relajó con una respiración honda y se peinó los cabellos con una mano.

—Sonará como una insolencia, oír lo que tengo que decir desde mi posición como soldado de Lord Isas. Pero como mejor amigo de Ryo, creo que debe saberlo. —Miró un instante en la misma dirección en la que había desaparecido su amigo, montado sobre su dragón. — Ryo es un inepto.

Aquellas palabras le sorprendieron al príncipe Solomon. Ninguno de sus "amigos" se atrevería a hablar de él así, si fuera su situación.

—Es un buen luchador, es listo y amigable, pero a veces parece que no sabe nada del mundo ni de su posición.—prosiguió Elias.— Solo sabe que es omega porque sus padres así se lo han dicho, por poner un ejemplo. Es más parecido a un reno de las montañas que al hijo de un Lord.

Aquel símil le sacó una sonrisa al príncipe.

—Lo que quiero decir es...que si para nosotros, los del norte, es difícil adecuarnos al trato de alguien de la ciudad, Ryo ni siquiera sabe cómo hacerlo. —concluyó Elias.

El príncipe echó una mirada en dirección a donde el jinete había desaparecido. Aquellas palabras del soldado hinchaban la curiosidad que ya había empezado a desarrollar por aquel chico.

—Es muy cortés por tu parte avisarme sobre tu amigo. Entiendo que temes que su actitud me ofenda.

Elias hizo media sonrisa y alzó una ceja algo incómodo. Estaba claro que el carácter del norte era mucho más directo y cortante, comparado con el protocolo y decoro de la capital. Sería cosa del frío.

—¡oh,no! Majestad, permítame ser franco.— El príncipe asintió con la cabeza. — Ryo le va a ofender, eso lo tengo muy claro y es inevitable. Le pongo sobre aviso sobre su conducta para que no le sorprenda.

El príncipe no pudo evitar dejar salir una carcajada. Aquel carácter norteño directo y sin pelos en la lengua le estaba empezando a gustar. Pasó caminando por el lado del joven alfa y le dio una palmada de agradecimiento en un hombro.

—Te lo agradezco, soldado. Pero no voy a dar mi brazo a torcer. Prepárame un caballo.

En la entrada del castillo se habían congregado Lord Isas y Lord Kane. El primero con un rostro que denotaba el enfado hacia su hijo y el segundo manifestando sus disculpas a su alteza por el comportamiento del joven omega.

Andros, el mayordomo del príncipe trataba de hacerle entrar en razón para que no fuera solo en busca del joven Lord. El joven príncipe no conocía aquella zona, era tierras duras, desconocidas y llenas de mitos y leyendas.

La Marca del Dragón  {omegaverse}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora