El lazo que nos une

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La mañana llegó con el frío sol del norte iluminando el castillo de piedra gris sobre la colina de Snødeckhus. Por fin había llegado el día del gran evento.

Solomon bajó a desayunar para encontrarse con únicamente Lord Isas esperando a la mesa. Una situación un tanto extraña, sin embargo el Lord Alfa del Norte no parecía estar sorprendido o molesto en absoluto.

Solomon se sentó a desayunar tras saludarle con educación. El Lord Alfa alzó la mirada de su plato y le devolvió el saludo.

— Disculpe la ausencia de mi marido y mi hijo. — Añadió. — Ryo está con Dana, en el norte la mañana antes de las nupcias, los novios se reúnen con sus amigos y familiares, como un desayuno preparatorio para la ceremonia.

Solomon escuchó atento a la explicación, no conocía aquella parte de la tradición. Seguramente Ryo estaría asegurándose de que sus amigos y especialmente Dana siguiese entera tras todo el alcohol que bebieron la noche anterior. Y aún les quedaba una noche más. Su mente le mandó un aviso para que proveyera a su estómago de las fuerzas necesarias para hacerlo frente.

— Y Kane sigue con los preparativos para esta noche. — Prosiguió Lord Isas mientras Solomon se servía algo de comida en el plato.

Solomon levantó la vista de su plato para sonreír educadamente al Lord Alfa del Norte.

—No se preocupe, Lord Isas. — Le respondió. — Aún me queda mucho que aprender de las costumbres del Norte y me tomo esta visita como parte de mi educación sobre esta cultura, les agradezco enormemente que hayan contado conmigo para el evento.

Solomon trataba de ser todo lo cordial posible y, estaba en lo cierto. La noche anterior durante la celebración de la llegada de la Völva y su bendición a la pareja, tuvo la oportunidad de ver uno de los rituales del Norte de cerca, aprender sobre su cultura y compartir tiempo con Ryo.

Su mente divagó hasta la noche anterior cuando se despidió de él. Después de beber, charlas con sus amigos y bailar durante horas, el jinete estaba completamente agotado y aún bajo los efectos del alcohol.

Fue cuando todos los invitados ya se habían retirado. El servicio había aparecido antes del alba para retirar los restos de la celebración. Los Lores del Norte hacía horas que les habían dejado. Incluso Ryo logró convencer a una somnolienta Ulla de que se retirara a descansar. La pobre mujer no había estado en una situación así en su vida y apenas podía mantenerse despierta.

Fue entonces cuando los amigos, los últimos que quedaban en pie decidieron retirarse para descansar.

Solomon y Ryo caminaron juntos en silencio por los pasillos del castillo. A decir verdad, ambos tratando de mantener su camino todo lo recto posible. Hasta Solomon trastabilló y se inclinó hacia un lado, pero Ryo acudió rápidamente a su rescate. Tomando su brazo con una mano y tirando de él hacia sí.

Una risita salió de los labios del jinete al ver a su príncipe mareado por el alcohol del norte.

— ¡Hey! — Dijo mientras tiraba de él. — Cuidado o no llegarás a tus aposentos de una pieza.

Solomon, siguiendo la emoción del momento, no solo se dejó atraer por Ryo, además dio un paso más hacia él con su característica media sonrisa que indicaba que no tenía ni una buena idea en el interior de su mente en aquel preciso instante.

Pudo ver como Ryo se sonrojaba y su mejilla se ensanchaba.

— No voy a poder acompañarte hasta allí, así que tienes que caminar todo lo recto que puedas.

Solomon, haciendo acopio de la poca lucidez que le quedaba para mirar a su alrededor y asegurarse de que se encontraban solos.

— Te aseguro que llegaré bien, buenas noches Ryo. — Dijo mientras alzaba una mano y le acariciaba lentamente la mejilla. Si por él fuera, no se apartaría ni un minuto de su lado.

La Marca del Dragón  {omegaverse}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora