Juego del huevo de pascua I

Capítulo 5: Plaza del Reloj II

En un abrir y cerrar de ojos, las tres figuras debajo del campanario ya habían llegado frente a ellos. La que trotaba todo el camino al frente era una chica alta y hermosa. Al verlos a los tres, suspiró de alivio. Ella dijo con miedo persistente—Genial, alguien está aquí, todavía estaba preocupada de que seamos solo nosotros tres.

También llegaron dos chicos por detrás, uno es fuerte y grande, el otro es delgado y pequeño, se ve un poco tímido, y un par de ojos triangulares siempre le dan a la gente una mirada maliciosa.

—Mi nombre es Gao Yifei, y el alto de allí es Zhao Liangsheng. Este es Liu Shan—Gao Yifei presentó—Llegamos a la plaza antes que tú. Afortunadamente, todos están bien.

Lin Jue también se presentó, y Liu Shan, que había estado en silencio todo este tiempo, de repente preguntó atentamente—¿Alguno de ustedes ha sido mordido? Esos monstruos afuera parecen zombis en las películas. Si te muerden, tal vez también te conviertas en un zombi, ¿verdad? ¿No te han mordido antes?

Lin Jue y los demás no se veían bien, aunque es natural sospechar en un entorno así, todavía hace que las personas se sientan expuestas al ser señaladas de esa manera. Se sintieron incómodos.

Efectivamente, Gao Yifei también sintió que las palabras de Liu Shan no eran muy buenas. Ella tiró de su manga y susurró—No digas tonterías, todos finalmente llegaron aquí...

La expresión de Liu Shan todavía no era buena, mirando a los ojos de varias personas todavía lleno de sospechas, murmuró algo en voz baja y dejó de hablar. Por otro lado, el alto y fuerte Zhao Liangsheng se encogió de hombros con indiferencia, sopesó el palo de hierro en su mano y dijo con valentía—¿De qué tienes miedo? Si se convierten en un zombi, simplemente rómpeles la cabeza—la voz era muy fuerte, pero sus ojos no mostraban lo mismo, esos ojos escrutadores e inquisitivos hicieron que la gente se sintiera incómoda.

Gao Yifei suspiró—Lo siento, todos están demasiado nerviosos, quién sabía que este tipo de cosas sucederían... es como un sueño.

Zhou Yuxiu asintió con miedo persistente y se acercó a Gao Yifei. Tal vez fue porque ambas eran mujeres, los dos extraños rápidamente comenzaron a hablar en voz baja, Gao Yifei le preguntó a Zhou Yuxiu con simpatía si tenía frío, Zhou Yuxiu asintió con la cabeza con rigidez y volvió a temblar.

—¿Qué hay debajo del campanario?—preguntó Song Hanzhang con el ceño fruncido.

Gao Yifei mostró una mirada extraña en su bonito rostro—...No sé cómo explicarlo, esa plataforma es muy extraña... Nunca la había visto antes...—la vista de Lin Jue es buena, y puede ver la torre del reloj desde la distancia. Hay una plataforma recién construida debajo de ella, y hay dos tableros electrónicos al lado. Cuando se acercó, pudo verlo claramente, el tablero de la izquierda mostraba: 9 sobrevivientes, 40 minutos restantes de tiempo de seguridad en la plaza. El otro no mostraba algo.

Entre los dos tableros electrónicos hay un pilar de aproximadamente un metro de alto, sobre el cual está suspendida una bola de vidrio translúcido, del tamaño de una pelota de baloncesto.

Justo cuando Lin Jue estaba viendo la cantidad de sobrevivientes, el número 9 de repente cambió a 8.

Hubo un silencio.

—Otra persona murió...—Liu Shan miró fijamente el número y dijo con voz temblorosa.

El estómago de Lin Jue se sentía como si una piedra hubiera sido tragada viva, aunque no vio la muerte con sus propios ojos, podía imaginar lo desesperada que estaba esa persona cuando los zombis se la comieron brutalmente.

Ahora todo el campus está lleno de estos depredadores errantes. Una vez que este grupo de monstruos controlados por el apetito huela el aliento de los seres vivos y escuche ruidos anormales, atacarán frenéticamente, y las ocho personas sobrevivientes estarán en un lugar aislado, sabiendo que no hay salida, aun luchando por sobrevivir. Quizás peor que eso, se enfrentaron a la resurrección de miles de monstruos hambrientos y deshumanizados que exigían con avidez su carne y sangre, y cualquier mordisco sería fatal.