Prologo

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En una noche en donde el cielo estaba despejado de estrellas y nubes, la luna estaba en su punto máximo, redonda cual circunferencia exacta, de un color rojizo brillante que más parecía un sol... una omega empezaba a jadear, pero contrario a cualquier pensamiento pecaminoso este jadeo sólo anunciaba la llegada de su cachorro, uno especial que nacería a la luz de aquella luna de sangre, dando así a conocer a todos su fuerza, era el elegido, era el futuro alfa de la manada, uno que estaría bendecido por la diosa luna...

Un padre desesperado sin saber qué hacer, había llamado a sus más fieles miembros de la manada y entre todos protegieron a la omega hasta llegar al centro de salud que habían acondicionado para esas ocasiones.

Aquella mujer necesitaba mucha protección, pues había varios miembros de su propia familia que querían acabar con la vida de ese niño que estaba por nacer, habían llegado sin ningún problema al lugar, pero como si fuera un presagio la energía eléctrica dejo de funcionar, el alfa desesperado comenzó a maldecir, su beta corrió a encender la planta de emergencia y está no lograba alimentar ni siquiera las luces del quirófano.

En medio de la penumbra, la doctora de la manada intentaba hacer todo lo posible para que el parto saliera perfecto, el alfa estaba al lado de su compañera sosteniendo su mano e intentando darle fuerzas para que todo saliera bien, era su primer hijo y no podía haber ningún fallo, pero las cosas no estaban saliendo como lo esperaban.

Fue un duro trabajo de parto para la joven, tanto así que hubo momentos en los que quería darse por vencida, hasta que en todo el lugar se escuchó un grito ensordecedor de la omega, al mismo tiempo que un llanto llenaba el silencio de los rincones del pequeño centro de salud iluminado solo por la luz de la luna, aquel niño anuncio su llegada con júbilo a todos los presentes.

Colocaron al pequeño en el pecho de su madre quien entre lágrimas beso su pequeña cabeza, estaba feliz de tener a su hijo con ella, luego la enfermera que asistía el parto lo tomo entre sus brazos y junto a la doctora se ocuparon de limpiarlo.

—Pensé que lo perdíamos—, dijo la enfermera.

—Lo sé, en un momento se me fue el alma del cuerpo y aún no siento que ha regresado por completo... él es un bebé fuerte, definitivamente es un hijo de la Diosa Luna, he visto nacer a cientos de bebés durante la luna llena en esta manada, pero muy pocos durante una luna de sangre, este niño será grande y su nombre será recordado por todos... se llamará Helios—, dijo la doctora cuyo nombre era Ana con una sonrisa terminando de revisar al pequeño.

—Un momento doctora—. Intervino la enfermera — ¿No cree que sus padres deberían ponerle el nombre al niño?

—A este no... a este niño lo nombraré yo, antes de llegar aquí he visto el cielo y sus ojos me han mirado con gracia... "Helios" ese es su nombre, el sol de la noche, cuyo nacimiento fue guiado por la luna.

Una vez que terminó de examinar al niño, lo vistió y se lo llevó con sus padres, la omega estaba aún algo cansada por la labor de parto, pero despierta esperando tener nuevamente en brazos a su hermoso niño.

—Aquí les traigo a su pequeño, Helios—, dijo la doctora sin ningún problema colocando el bebé en los brazos de su madre nuevamente.

— ¿Helios?—, pregunto el alfa con un gruñido.

—Sí... Helios, ese es su nombre la Diosa Luna me ha hablado y me ha iluminado diciéndome que ese es su nombre—, dijo con convicción Ana, sin demostrar ningún miedo ante el alfa jefe de su manada.

—Helios Night—, recito la omega en voz baja saboreando en sus labios el nombre —Me gusta, es un digno nombre para el futuro alfa de esta manada.

— ¿Estás segura, cariño?—, hablo suavemente el hombre viendo con amor a su familia.

Los Elegidos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora