Capítulo 17

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Ya estaban a pocos días de los tan esperados 18 años, lo cual era todo un acontecimiento en sí mismo, debido a que implicaba el primer cambio a su forma animal, su biología no fallaba, nada más entrar en esa edad su celo se presentaba, no importaba si eran alfas u omegas.

Por lo general, la primera parte de este cambio era algo muy familiar y se realizaba en los patios de las casas, un lobo nuevo podía llegar a ser violento por su celo y exponer la integridad física de los demás miembros del núcleo familiar, sobre todo si era un nuevo alfa, estos se segaban por la necesidad de encontrar a su omega.

En tal sentido, debían estar preparados para contenerlo, habían existido casos en los cuales un alfa recién presentado se escapó de su familia queriendo sofocar el calor que existía en su interior, llegando a atacar a una omega e incluso deshonrarla.

Esto era algo que a pesar de la modernización no podían controlar, ni evitar, no podían suprimir el primer celo de nadie, el nuevo lobo corre el riesgo de no presentarse nunca por esta causa, muchos ya lo habían intentado y terminaron siendo betas con un vacío en su interior; en el caso del futuro líder de la manada las cosas eran diferentes, su cambio debía hacerse en público, todos los miembros de la manada debían ver a su futuro líder en forma animal, reconocer sus características, identificar su olor, ver su tamaño y su poder, pero sobre todo debían entender que sería un líder justo, íntegro y protector, un líder capaz de controlar sus más bajos instintos aun estando en su forma animal, sino ya estaría destinado al fracaso y no podía ser elegido para alfa de la manada, el poder debía pasar a otra familia.

Por ello, los preparativos para la presentación de Helios era todo un acontecimiento, la mayoría de los miembros de la manada estaban involucrados en ellos, sobre todo algunas omegas ilusas que creían poder conseguir al castaño para ellas, creían que segado por los embates del celo podían terminar en su campo de visión y así convertirse en la compañera del próximo alfa; lástima que nada de eso iba a suceder, el futuro líder ya tenía a su omega destinada a su lado y la madre luna no permitiría que ninguna otra cambia formas se acercara a su elegido.

Mientras unas se ilusionaban con ese imposible, había un grupo de omegas que tenía claro cómo serían las cosas, Helios sería atraído rápidamente por el dulce olor a caramelo de su amada Amaris, por tal motivo, el grupo de amigas había decidido hacer una fiesta de pijamas tan solo un día antes del gran acontecimiento, creyendo que al día siguiente ambos celos se sincronizarían y por ende su amiga se presentaría antes de tiempo.

La intención de esa improvisada reunión era brindarle consejos de parte de las que ya habían llegado a esa etapa, además de darle muchos regalos para que estuviera preparada y el sitio elegido para su reunión había sido la casa de Naia, sus padres eran las personas más relajadas del mundo y no les importaba tener en casa al grupo de chicas por una noche.

—¡Amaris, bienvenida! —, exclamó una omega llamada Irene arrastrándola hacia la sala en donde estaban todos las demás, siendo seguidas por Amaia y Eleonor, quienes se habían auto invitado a la reunión a pesar de ser muy jóvenes para ese tipo de conversaciones.

Cuando estuvieron en la sala, se encontraron con la anfitriona, Gina, Mildred, Ilika, Claudia y Zuzzan; estás dos últimas junto a Irene se habían unido al grupo de amigas hace dos años, eran unas de las pocas sobrevivientes de la tragedia sucedida con la manada Salvan.

—¡Que dios lobo nos agarre confesadas!, entre Irene, Zuzzan y Claudia le violaran el cerebro a mi hermana—, hablo Amaia al ver a todas las presentes, para luego voltearse hacia su amiga y fruncir el ceño —Eleonor, después de esta noche practicare el hechizo de borrar la mente contigo, eres muy inocente para todo lo que tus oídos van a escuchar.

Los Elegidos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora