En una noche de luna roja, surge un suceso extraordinario que cambiara el destino de una manada de cambia formas lobo, un alfa y una omega han nacido; se preguntaran: ¿que tiene de extraordinario?, ambos son hijos de grandes lideres y se supone que...
La cena en la casa Night termino sin mucho contratiempo, todos estaban metidos en su mundo hablando de sus cosas, estaban viviendo la calma antes de la tormenta.
—Hijo, pídele a uno de los centinelas que acompañe a Amaris y Amaia a su casa, no es bueno que se vayan solas a estas horas—, hablo Kira terminando de recoger la mesa.
—Pero mamá, yo quería acompañarlas—. Protesto Helios no queriendo que otro alfa estuviera cerca de la pelinegra.
—Sabes muy bien como están las cosas en estos momentos, no puedes andar de noche por las calles sin protección.
—Pero puedo ir con ellas y el centinela, él me acompañará de regreso, yo necesito ir con Amaris porque mañana tenemos que entregar una tarea y ella tiene los apuntes en su casa—. Miro a su mamá con cara de perrito triste queriendo conseguir el permiso, mientras las chicas ya se habían retirado a recoger sus cosas.
—Amor, déjalo que vaya—. Se acercó Elián abrazando a su omega desde la espalda —Nosotros también fuimos adolescentes y sabemos lo que es querer estar cerca de nuestra pareja —. Le dio un beso en el cuello para voltear y darle una sonrisa a su hijo.
— ¡Amaris y yo no somos pareja!, solo somos amigos—. Protesto el chico con las mejillas sonrojadas recordando lo que había pasado tan solo una hora antes.
—Por ahora haré como que te creo hijo—. Se rió Elián sabiendo muy bien lo que estaba pasando entre los dos adolescentes, sus olores los delataban, a pesar de que no habían dicho nada, ambos padres habían percibido la gran carga de feromonas que los chicos desprendían, ya se estaban haciendo presente los primeros indicios de la atracción.
—Entonces, ¿puedo ir con ellas? —. Volvió a preguntar el castaño.
—Está bien, pero lleva al centinela contigo—. Se resignó Kira a dejarlo ir.
—Gracias mami, ya verás que no tardaré mucho, yo sé cuidarme—. La beso en la mejilla para luego ir a buscar a las hermanas Moon.
— ¿Cómo quisiera que nuestros hijos no crecieran? —. Suspiro Kira abrazándose mejor a su esposo —Quiero tenerlos siempre conmigo, tengo miedo, he tenido un mal presentimiento desde que se incrementaron los ataques contra las manadas, algo me dice que tendremos muchos problemas, temo dejar solos a nuestros hijos....
—Ellos son fuertes—. El alfa beso los cabellos de su omega —Nuestro Helios es fuerte, será un buen líder para está manada y estoy seguro de que él protegerá a su hermanita contra cualquiera que quiera hacerle daño, tampoco olvides a los Moon, ellos estarán aquí para nuestros chicos, no te preocupes estaremos bien.
—Quisiera creerte, pero tú y yo sabemos la realidad, hemos querido mantener una burbuja alrededor de nuestra manada, pero allá afuera hay problemas serios, muchos líderes han caído y no sé cómo aún se mantiene de pie la manada Salvan; Jhon está muy enfermo, el lazo roto le está pasando factura, su hijo tuvo que hacerse cargo y él muy joven aun, apenas se acaba de presentar y ya tiene tantas responsabilidades sobre sus hombros—. Se lamentó Kira recordando al pelinegro y temiendo que algo parecido sucediera con su primogénito.
— ¡Eso no va ocurrir!, yo seré el líder de está manada por muchos años más—. La volteo para darle un beso en los labios y tratar de tranquilizarla —Ahora olvídate de todo y dejemos que el destino siga su curso, lo que tiene que ser, será—. Con esas últimas palabras subieron las escaleras a su habitación, era momento de descansar, confiaban que su hijo iba a volver sano y salvo.
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