Capítulo 24

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Las horas siguieron avanzando, Amaia y Diana preparaban el brebaje para hacer más llevadero el dolor de Elián, pero ambas en su interior sabían que eso solo era un alivio temporal, que mientras no encontraran la fuente del hechizo y la información de como se había creado, las cosas con el alfa no mejorarían.

Con eso en mente se dirigieron al centro de salud justo a tiempo, los efectos del sedante comenzaban a disminuir y el alfa empezaba a despertar, se sentía más adolorido que antes de aplicarlos; Kira lloraba a su lado tomándolo de la mano, podía sentir parte del dolor de su alfa, no solo emocionalmente sino también físicamente por el lazo que los unía, el alfa ya no controlaba sus emociones y por ello estaba compartiendo todo con su esposa, Eleonor estaba inconsolable al ver a sus padres de esa manera y no quería a nadie cerca, incluso rechazaba a Roland en esos momentos, quería estar sola, pero esa actitud solo hacía que la culpa que el pelinegro tenía en su corazón creciera un poco más, se sentía débil al no poder impedir que su tío siguiera causando tantas desgracias.

Elián recibió el brebaje pero no fue de gran ayuda, la magia negra usada era muy poderosa, cuando Helios y Amaris entraron a la habitación se dieron cuenta de ello, el castaño se sentía impotente y frustrado al ver a su padre de esa manera, era un poderoso alfa que ahora se había visto relegado a retorcerse de dolor en una cama de hospital; un dolor que con cada hora que pasaba se intensificaba más, generando un colapso en el alfa y desvanecimientos en Kira quien también estaba perdiendo sus fuerzas por querer tomar para ella el sufrimiento.

—Amaris amor, temo por mis padres— Helios se abrazó a su omega —No quiero ni pensar en que voy hacer si llego a perderlos, la palabra miedo es poca cosa para lo que siento en estos momentos, siempre soñé en liderar la manada, pero no de esta manera, esta batalla será difícil, no es lo mismo enfrentar a un montón de bestias sin cerebro que solo quieren poder y territorio, a enfrentarte a esta magia oscura que consume todo a su paso.

La pelinegra al sentir a través de su lazo la angustia de su alfa inconscientemente comenzó a despedir su dulce olor a caramelo para relajarlo, lo que nadie se espero fue que ese aroma dentro de la habitación trajera alivio a los afectados; Elián dejo de retorcerse del dolor y Kira pudo reponerse como si nada hubiera pasado, pero eso no significaba que el líder de la manada estuviera curado del todo, la magia negra aún no se disipaba, no tenía movilidad en sus piernas y la regeneración espontánea con la que contaban los cambia formas tampoco estaba funcionando, lo único nuevo era que el dolor ya había remitido.

Diana al presenciar todo aquello se dio cuenta del poder de su nieta, en definitiva, esa chica era una pacificadora y una sanadora, en sus años de vida jamás se había cruzado con alguien así, pero en las leyendas antiguas se hablaba de cambia formas con esos dones, eran los descendientes directos de la luna y el sol.

Según lo que recordaba haber leído de la leyenda, dado el calor desmedido que ostentaba el sol este nunca podría estar con la luna, porque ella se convertiría en cenizas, su amor era meramente platónico y solo eran capaces de ver la espalda del otro cuando él día nacía o moría, pero que cada diez milenios, el destino les permitía un encuentro durante la alineación de venus, quien les servía de escudo para verse frente a frente.

La leyenda también decía que, si en alguno de esos encuentros la luna lograba concebir, daría a luz un descendiente que sería como su representante en la tierra y si este nacía en luna de sangre, sería divido en dos para que al unirse su fuerza fuera mayor.

En pocas palabras, Amaris no había sanado a Elián, pero si le había dado un gran alivio a su cuerpo, sin embargo, Diana aún no entendía lo que significaba la unión de su nieta con el joven alfa, ninguna de las profecías y acertijos que le había dado hasta ahora su diosa protectora le quedaban claros, lo de ellos no era algo que realmente hubiera pasado antes o al menos que estuviese escrito en los libros, a pesar de ello creía recordar que su abuela tenía un viejo diario con anotaciones de su puño y letra en donde detallada algunas profecías que había recibido, debía buscarlo y estudiarlo más a fondo, tenía la leve sospecha que todo lo que su abuela escribió se estaba cumpliendo ante sus ojos.

Los Elegidos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora