Capítulo 28

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Eleonor se fue de la casa lo más rápido que pudo, el pequeño Aqmar estaba feliz de salir con su tía, iba rebotando de alegría en su cochecito, cosa que le hizo poner una sonrisa en su rostro a la chica, el día era hermoso, se respiraba una y tranquilidad a su alrededor, nada que ver con lo que en realidad estaba pasando.

Llegó a la plaza y busco un lugar con sombra en donde tendió una manta y colocó al niño, entregándole algunos juguetes para que se entretuviera, estaba tan absorta en su labor de mantener ocupado al pequeño Aqmar, que no se dio cuenta cuando Haru se acercó a ella, hasta que fue demasiado tarde.

—Pensé que no te vería en la plaza por un tiempo

—¿Por qué pensaste eso? —, pregunto extrañada la omega ladeando la cabeza.

—No imaginé que tu cuñada te volviera a dejar al cuidado de tu sobrino, después del espectáculo que montaron ayer—, contesto con total sinceridad el chico.

Él había sido uno de los espectadores de lo acontecido en esa misma plaza el día anterior, no se acercó porque no quería interrumpir el tiempo en familia, además de que estaba muy entretenido viendo como volvían masilla entre sus manos ambas omegas al imponente alfa que era Roland, sabía reconocer que el pelinegro era fuerte y que se desvivía por complacer a su pequeña novia.

Todos en el pueblo sabían que la chica que tenía en frente, era la novia del ex alfa de la manada Salvan, razón por la cual, nadie se acercaba más de lo debido a la castaña o al mismo alfa que se encargaba de alejar a todas las omegas que se le insinuaban, se había dado cuenta de ello hace un tiempo.

Pero también había visto la belleza Eleonor, era tan hermosa, sus cabellos castaños poco más abajo de los hombros, sus ojos dulces y sobre todo esa sonrisa con esos hoyuelos que se formaban en sus mejillas, lograba que su corazón se derritiera con tan solo verla, lo malo era que no estaban en la misma generación, él era dos años menor que Eleonor, por eso no había tenido tanta interacción con la dulce joven y no la conocía del todo.

—Amaris no está enfadada conmigo—, contesto por fin la castaña —Ella sabe que puede confiar en mí para cuidar a su hijo, la culpa de lo ocurrido ayer la tuvo Amaia, ella fue quien tuvo la brillante idea de que Aqmar montara sobre Roland.

—Hablando de ella, ¿dónde está?, ¿dónde está tu fiel protectora?, creo que es la primera vez que te veo sin su compañía.

Eso también era verdad, en la manada no podías ver a Eleonor sin Amaia, desde niñas habían estado juntas, haciendo travesuras o pasando el tiempo por el pueblo, era raro no verla en ese momento allí.

—No la llamé, quería estar a solas con Aqmar...

—Entonces será mejor que me vaya...

—¡No lo hagas!, puedes quedarte, así me haces compañía a mí y a este pequeño bribón—. Comenzó hacerle cosquillas a su sobrino que soltó sonoras carcajadas, haciendo que a las personas que estaban cerca les brotara una pequeña sonrisa en sus rostros.

Ambos chicos se dedicaron a entretener al bebé, que estaba feliz de tener la atención de ellos, aparte que le estaba dando la oportunidad de que alfa y omega se conociera un poco más, hasta ese día el único contacto que habían tenido había sido el del banquete de presentación de Helios y algunas veces que se habían visto en el pueblo, siempre en compañía de Amaia, en esos momentos tenían la oportunidad de conocerse mejor, ambos se sentían a gusto en la presencia del otro, Haru a pesar de ser menor que la futura omega era muy maduro.

No sabían a qué se debía esa familiaridad que sentían entre ellos, pero no le dieron mucha importancia, dejaron que las cosas fluyeran, solo el tiempo diría lo que iba a pasar.

Los Elegidos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora