Capítulo 13

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La huida por el bosque fue un poco acontecida, debido a que se encontró con varios soldados de Adriel, pero logro deshacerse de ellos de una manera u otra, ninguno iba a poder ir con su líder y decir que habían logrado escapar, para aquel hombre que se hacía llamar su tío ambos ya debían estar muertos.

Tal y como lo hiciera su madre quince años atrás, siguió el camino del bosque hacia la manada vecina, su casa era la más cercana a la frontera, llego precisamente al mismo lugar que ella, la casa Moon; es de mencionar, que esa parte del bosque estaba protegida por la madre luna, generaciones de mujeres consagradas a ella habían vivido allí, así que como un favor por sus servicios, ese punto de acceso era indetectable para personas con malas intenciones, por ello ninguno de los secuaces de Adriel había atacado desde ese frente o se habían preocupado por vigilar esa área.

— ¡Lance ven aquí rápido! —, grito Ana mientras veía al joven alfa ingresar a la parte delantera de su casa con su padre inconsciente en una motocicleta.

Ella ya se había despedido de su hija, Eleonor y su abuela, estaba terminando de meter sus cosas a su propio carro para salir al centro de salud, cuando escucho el ruido del motor y se quedó quieta esperando ver quien se acercaba; su esposo salió rápidamente y entre los dos ayudaron a Roland para llevar a Jhon hacia la sala y poder atenderlo.

Lo tendieron en el suelo de la casa y comenzaron a examinarlo, encontrándose con muchas heridas, que denotaban que había tenido una reñida pelea con otro lobo —Rápido, busca mi maletín—. Pidió Lance trabajando diligentemente en las heridas del hombre.

Unas sangraban más que otras, pero aún estaba vivo, tenían que hacer todo lo que estaba a su alcance para lograr salvarlo, si estaba en sus manos Jhon Salvan no iba a morir, al menos no lo haría en la sala de su casa, ambos doctores tomaron todos los recursos que tenían a su disposición logrando parar la hemorragia, pero aún el peligro no había pasado.

—Debemos llevarlo al centro de salud, aquí ya no podemos hacer nada —, dijo Ana mirando a los ojos a su esposo.

—Mi papá... ¿se pondrá bien? —, pregunto Roland con lágrimas en los ojos, desde que había llegado se mantuvo en un rincón, observando como trataban de ayudar a su padre.

—No lo sabemos chico, por ahora está estable, pero necesitamos hacerle unos estudios para cerciorarnos de su estado realmente, por eso debemos salir de aquí—. Le respondió Lance yendo hacia el teléfono, debía avisarle al alfa lo que estaba ocurriendo, una vez que hubo hecha todas las formalidades se dirigió nuevamente al joven —Chico, ayúdame a llevarlo al auto, el alfa Night estará dentro de unos minutos en el centro de salud y hablará contigo—. Pidió Lance, mientras cubría al hombre con una manta

Sin perder el tiempo Roland hizo todo lo que le pedían, subiéndose en la parte de atrás del auto con su padre, mientras que adelante ambos doctores solo tenían un pensamiento, la vida del verdadero padre de su primera hija estaba en sus manos, tenían que hacer todo lo posible para sobreviviera, el chico que iba con ellos se veía tan desamparado, ¿qué habría pasado en su manada?

Sin perder el tiempo Roland hizo todo lo que le pedían, subiéndose en la parte de atrás del auto con su padre, mientras que adelante ambos doctores solo tenían un pensamiento, la vida del verdadero padre de su primera hija estaba en sus manos, ten...

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Los Elegidos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora