Capítulo 18

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Al día siguiente todas las omegas se levantaron temprano, era el gran día, por fin conocerían al lobo de su futuro líder y estaban seguras que también sellaría el trato con su destinada; esa mañana Amaris regreso a su casa con su hermana, mientras Eleonor se fue a la suya propia, debía ayudar a su mamá para tener todo listo para esa noche.

La programación de ese día ya estaba definida, a primera hora de la mañana Helios tuvo su desayuno junto a sus padres, le mandó un mensaje a su novia deseándole buenos días y se fue a su habitación, la tradición mandaba que debía pasar las horas previas a la noche en un estado de meditación, haciéndose uno con su lobo, el cual comenzaría a emerger en el fondo de su mente haciéndole saber su presencia, su parte animal iba a ir despertando poco a poco y con ella nuevos instintos que antes no había sentido, prueba de ello era que su visión se hizo más nítida, apreciaba mejor los detalles de los objetos, su oído también estaba más desarrollado, los cambios estaban comenzando.

Por su parte, Amaris estaba pasando por algo similar, sus padres apenas la vieron traspasar la puerta, se abrazaron a ella y la llevaron al comedor para que tuviera un abundante desayuno, a su manera estaban siguiendo la tradición, porque tal cómo había sucedido con el futuro alfa, enviaron a su hija a su habitación, el argumento utilizado fue que ella y Helios eran destinados, por ello, esa noche también sería su presentación, la madre luna había hablado, faltaba poco para que se convirtieran en uno.

Lo cual, había puesto un poco nerviosa a la chica, pues su madre tenía razón, desde que se levantó se sentía rara, era como si un extraño hormigueo debajo de su piel le recorriera el cuerpo entero, sus instintos estaban agudizados y a esas horas de la mañana su olor a caramelo se había hecho un poco más nítido, aunque intentaba mantenerlo a raya, no quería llamar la atención, necesitaba a su alfa pero no lo vería hasta que llegara la tarde y todos se reunieran para el banquete de presentación y posterior salida al claro del bosque, en donde se llevaría a cabo la primera aparición de Helios en su forma animal.

Todo estaba saliendo tal y como se había planeado, la programación del día se estaba cumpliendo al pie de la letra, no obstante, se podía sentir cierta tensión en el ambiente, era como si estuvieran viviendo la calma antes de la tormenta, la seguridad de la manada había sido reforzada, nada podía salir mal ese día.

A eso de las dos de la tarde la puerta de la habitación de la joven omega fue tocada—Adelante—, respondió desde adentro, sabía muy bien quién era, su olor a pino lo delataba fácilmente.

—Hola hermanita, vine por ti —, hablo Roland asomando la cabeza.

— ¿Por mí? —, pregunto confundida Amaris, hasta donde tenía entendido ella no saldría de allí en todo el día hasta que llegara el momento de ir con su familia al recinto alfa.

—Si, vine por ti, el alfa Elián me ha enviado para acompañarte a un lugar.

— ¿Por qué?

—No lo sé, solo dijeron que debía venir por ti, mamá Ana está al tanto, estuvo de acuerdo siempre y cuando yo fuera contigo, según ella las cosas son un poco delicadas por tu eminente celo y necesitas un protector.

—Bueno si tengo el permiso de mamá, ¿qué estamos esperando?, vamos al encuentro del alfa.

Se levantó de la cama y se colocó los zapatos, para luego seguir a su hermano mayor adoptivo fuera de la casa, no sin antes recibir una oración protectora de su abuela, que más que oración fue un pequeño hechizo para enmascarar su olor y que no llamara la atención de los alfas que estaban alrededor del pueblo.

Caminaron por las calles ante la mirada de todos, sabían que ella iba a ser la compañera del alfa, así que de manera callada los dejaron seguir su camino, llegaron a la casa principal en donde lo estaban esperando en la entrada Elián, Kira y por supuesto Helios.

Los Elegidos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora