Capítulo 20

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Corrieron por el bosque acompañados de los otros cambia formas, eran libres, sus lobos eran felices, se sentían uno con la naturaleza, sus instintos animales estaban haciendo todo el trabajo, pero en su subconsciente aún estaba el hecho de que querían estar a solas con su pareja, por ello ese grado de humanidad que aún les quedaba hizo que se desviaran del camino que estaban llevando y llegaran a la cabaña que ahora iba a ser su nuevo hogar; por ello, Elián y Kira se hicieron cargo de seguir liderando la carrera de esa noche.

Los jóvenes entraron en su forma de lobo a su nueva casa, la puerta estaba abierta, habían previsto que algo así podía pasar, una vez que estuvieron en la sala volvieron a cambiar a su forma humana quedando uno frente al otro, se miraron a los ojos y en ellos solo había un amor indescriptible que se querían transmitir, se sentían uno parte del otro.

El deseo estaba en el aire, pero más que un deseo ocasionado por su celo, había amor, no era la primera vez que se veían desnudos, pero debían admitir que sus cuerpos ya no eran iguales, cambiaron luego de su presentación, Helios estaba más alto, con un torso ancho, su pecho duro y sus abdominales marcados, sus caderas se habían estrechado, estaban definidas, muy marcadas, sus piernas daban la ilusión de ser más largas, musculosas cubiertas de vello y ni que hablar de su miembro viril, este había crecido en tamaño y grosor, tanto que a Amaris trago grueso imaginando que todo eso entraría en ella en poco tiempo.

Hay que destacar, que la omega tampoco se quedaba atrás, ella estaba más esbelta, sus caderas estaban más marcadas al igual que su trasero, las piernas torneadas y bien definidas que siempre había tenido se tonificaron más de lo que estaban, tan largas que no parecían terminar, su pecho también había aumentado haciéndolo más pronunciado, además de que su piel se veía brillante, tersa, sin ninguna marca en ella; ambos jóvenes se veían con lujuria, el celo por fin había terminado de alcanzarlos, siendo la omega quien dio el primer paso, poco a poco comenzó a caminar contoneando sus caderas de manera sensual, seduciendo a su alfa, cuando estuvo en frente de él subió sus brazos hasta su cuello para acercar sus frentes.

—Te amo—. Fueron las primeras palabras que salieron de sus labios después de todo lo acontecido. —Serás mi primero, mi único, eres mi principio y mi final, tú eres mi destinado.

Esas palabras activaron algo en Helios, sus instintos primitivos lo llevaron a tomarla de la cintura y acercarla a su cuerpo, haciendo que sus partes íntimas se rosaran y provocaran que Amaris dejara salir un gemido, sus bocas se acercaron hasta empezar un beso tierno, amoroso, que poco a poco fue subiendo de intensidad, el alfa introdujo su lengua rozando la contraria, explorando cada espacio de sus bocas, provocando el éxtasis en la omega, quién empezó a despedir su exquisito olor a caramelo, seduciendo aún más a su amor.

Helios recorría con sus manos la espalda y la cintura de la chica hasta llegar a sus glúteos, apretando, amasando esas carnes que ya consideraba suyas, mientras que sus labios hinchados continuaban aquel beso que solo se veía interrumpido para tomar aire, estaban siendo guiados por la pasión y el amor, sin separar sus cuerpos Amaris rodeo con sus piernas la cintura de su pronto a ser pareja y se dirigieron a la habitación, no habían flores, ni olores extraños, mucho menos velas aromáticas, solo estaba una habitación común y corriente, según la costumbre de los cambia formas no era adecuado que en la consumación del primer celo hubieran olores extraños a la pareja, era un momento en el cual los aromas de alfa y omega se mezclarían, que se reconocerían como uno solo.

Pero eso no impidió que la atmósfera fuera romántica, una enorme y bella cama cubierta de sábanas blancas, representando la pureza de su amor ocupaba la mayor parte del espacio, Helios recostó a Amaris con delicadeza y con cariño empezó hacer un recorrido de besos desde su frente, hacia sus ojos y mejillas, se despegó rozando sus narices para que con todo el amor que podía expresar decirle:

Los Elegidos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora