🎵Cualquier Otra Parte- Dorian 🎵
Paso 1: salir de casa de Cata sin que ella me vea.
Paso 2: subir a un taxi que me lleve a casa.
Paso 3: colarme en mi propia casa atravesando el jardín trasero, encaramándome a un árbol y metiéndome en la habitación por la ventana entreabierta.
Paso 4: pasar la última noche del año metida en la cama, llorando, tranquilita, sin que papá se entere de dónde estoy y sin molestar a nadie.
Mi plan perfecto se ha ido al traste cuando los nuevos amigos de mi hermano han entrado en casa y MI PERRO se ha marchado ladrando y muy emocionado para conocerlos a todos. A mí me da igual que Darío invite a casa a sus amigos los chungos, me da igual que la casa apeste a chorizo (literalmente están asando chorizo, que nadie me malinterprete) y me da igual que coja MI altavoz sin permiso... pero lo que no puede hacer es llevarse a Óscar. Y menos en una noche como esta.
Así que me he recogido el pelo, me he puesto una sudadera gigante de Harvard encima de las mallas negras y he salido detrás de él.
Cuando bajo las escaleras me encuentro con un chaval que mide casi dos metros, con la cabeza llena de trenzas, tirado en el suelo y con mi perro encima, llenándole el cuerpo de lametazos. La escena en conjunto es incluso más esperpéntica porque a ellos dos los acompañan: Darío, su mejor amigo Pelayo, que lleva el delantal de los falsos abdominales de mi padre, encima de un traje amarillo; Salva, el novio de mi hermano y sus otros dos amigos: un chaval moreno y alto, vestido de negro a excepción de una chaqueta de cuero roja, y una chica más morena que todos ellos, con tres pendientes en la nariz y un vestido dorado hasta los tobillos que marca todas sus curvas.
—¿Qué coño hacéis con mi perro? —digo, al llegar al salón.
Todos se quedan congelados, mirándome. Óscar tarda poco en reaccionar, se separa de los brazos del chico de las trenzas y se acerca a mí, respetuoso y obediente.
Darío es el que más confundido está.
—¿Tú no ibas a pasar nochevieja fuera? —pregunta, sobresaltado.
—¿Tengo que responderte a eso? Ya has visto que he vuelto —respondo yo.
¿Estoy sonando demasiado borde? Debería tranquilizarme un poco. ¡Pero tienen a mi perro! Mierda, no tendría que haber bajado. O al menos me tendría que haber arreglado y haber pensado en una buena excusa... Ahora Darío se va a preocupar por mí y mi padre se enterará de todo.
Fatal, Jimena. Menuda gestión de mierda.
—Chicos... Os presento a Jimena, mi hermanastra —resuelve Darío —. A Pelayo ya le conoces. Y a Salva también. Ellos son Isaac, Jonathan y Raisa. Ricardo me dijo que te quedarías a dormir con Cata, que te había dejado en su casa... ¿Cómo has llegado hasta aquí?
Pongo los ojos en blanco, fallando en mi intento de dejar de ser tan borde.
—He pedido un taxi y he subido a mi habitación por la ventana para que no me vieras —explico —. No me apetecía una mierda hablar con nadie. Pero de repente esto se ha llenado de gente y estáis aquí con Óscar... Lo siento, pero ahora lo necesito como apoyo emocional.
—¿Tu perro se llama Óscar? —pregunta el chico de las trenzas... Jonathan. Se llama Jonathan, claro. No puedo evitar sonreír porque me hace gracia que sea lo que ha destacado de la conversación—. Va en serio, ¿se llama así de verdad? —repite, y mira a Salva, que ya ha estado en casa más veces, buscando respuesta.
Salva está a punto de romper a reír. Se le ve a la legua.
—Puedes quedarte a la fiesta, seguro que lo pasas bien —me dice Darío, pasando olímpicamente del debate sobre el nombre de mi perro—. Estamos acabando de preparar la cena y también hay verduras así que puedes comer tú también.
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Perdón por no ser Julieta | Serie Cayetano #2
Teen FictionJIMENA tiene quince años, estudia en el instituto privado más elitista de Valencia y llena su tiempo con deberes, jornadas en la hípica y la producción estudiantil de Romeo y Julieta. CATA cumple dieciséis años en Nochevieja y como cada año celebra...