Exhale- Sabrina Carpenter
Después de clase, Cayetano me acompaña a casa y comemos juntos mientras vemos un episodio de Mentes Criminales, nuestra serie de confort. A continuación, le ayudo a preparar un árbol genealógico para clase mientras le escucho quejarse de lo absurdo que es que le manden trabajos tan tontos estando en primero de bachillerato.
Estoy de acuerdo con él, claro, pero también me resulta bastante divertido porque, para hacer el trabajo un poco más original, decido que podemos dibujar las cabezas de nuestros antepasados y disfruto de lo lindo desempolvando mis acuarelas y dándole vida a todas las cabezas pelirrojas de nuestra extensa familia.
Escuchamos música y las horas pasan rápido a nuestro alrededor. Pero después, Cayetano tiene que irse.
Yo no quiero que se vaya.
O quiero irme con él.
Lo que no quiero es estar sola, pero no puedo decírselo.
Le envío un mensaje a mi novio para preguntarle si quiere venir a casa, aunque sé de sobra que está ocupado. Les escribo a mis padres, que dicen que llegarán por la noche y que traerán sushi para cenar, aunque cualquiera puede fiarse...
Desde el fin de semana pasado tengo miedo de que de alguna manera Encarna se haya enterado de lo de la pastilla anticonceptiva y se lo cuente a mis padres. ¿Cómo reaccionarían si lo supieran? Sé que es imposible porque lo tiré todo y me aseguré de no ir a ninguna farmacia, pero el miedo está ahí y fantaseo simultáneamente con la idea de que me pillen y con la idea de que no lo hagan.
No le escribo a Jimena, claro, porque si viene a casa querrá hablar de León y discutiremos. Tampoco puedo escribirles a las gemelas porque Jimena se enterará y discutiremos. Y yo no quiero discutir más con Jimena. ¿Cómo de mal he gestionado las cosas si de repente no hay nadie en el mundo a quien pueda acudir?
Estoy sola.
Debería estudiar para el examen de matemáticas, debería hacer los deberes de inglés, debería empezar a pasar apuntes de historia, que después siempre se me acumulan. Pero no me apetece estudiar y aunque lo intentara no podría concentrarme. Ya que tengo las acuarelas sacadas y extendidas encima de la mesa, decido que quizás podría hacer un dibujo, pero tengo un cuaderno nuevo tan bonito que me da pánico estropearlo. No tengo hambre, pero me preparo un yogur con muesli, fresas y chocolate que me como buscando llenar un vacío que... por supuesto, no lleno. Limpio lo que he usado en la cocina, despejo la mesa de todo el material de dibujo y subo a mi habitación que se me antoja enorme pero muy pequeña a la vez y que tiene un olor un poco raro.
Limpio la habitación y la recojo de principio a fin, pero algo sigue molestándome.
Es la cama. La cama está mal hecha, es evidente. Mi cama es de matrimonio, gigante, con muchas sábanas y muchos cojines. Encarna lavó las sábanas hace poco, después de que León se quedara a dormir pero creo que si me aferro a las almohadas que él y yo compartimos puedo seguir notando nuestro olor.
Yo no quiero oler nada.
Retiro las mantas con mucho esfuerzo y dejo al descubierto la sábana que cubre la colcha. Hay una arruga que la atraviesa entera y que me saca de quicio. Intento alisarla. Intento hacer que el pliegue desaparezca pero no hay manera. No hay manera. Grito y las lágrimas se deslizan por mis mejillas de pura frustración. Resuelvo que la única solución es deshacerme de la sábana también así que me estiro como puedo y la retiro, lanzándola ferozmente contra el suelo. Jadeo por el esfuerzo. Miro a mi alrededor. Veo las sábanas deshechas en el suelo, las almohadas tiradas y apiladas las unas sobre las otras, la colcha completamente desnuda...
Me dejo caer sobre la colcha observando todo el trabajo absurdo que he creado, preguntándome cómo lo voy a arreglar todo por mí misma y sabiendo que aun así todo el trabajo no llenará el vacío de la tarde que tengo por delante.
Me doy rabia cada vez que veo que mis manos tiemblan, que mi voz tiembla, que estoy sola, que he perdido el control.
No puedo dejar de llorar.
***
Ayyy, Cata. Menudos capítulos más complicados.
Sé que esta novela es muy diferente a su predecesora pero espero que la estéis disfrutando igualmente. Podéis darme vuestra opinión o contarme lo que queráis en los comentarios, ¡os leo siempre! ¡Feliz domingo!
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Perdón por no ser Julieta | Serie Cayetano #2
Novela JuvenilJIMENA tiene quince años, estudia en el instituto privado más elitista de Valencia y llena su tiempo con deberes, jornadas en la hípica y la producción estudiantil de Romeo y Julieta. CATA cumple dieciséis años en Nochevieja y como cada año celebra...