7. JIMENA

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🎵Best Friend- Rex Orange County🎵

Lo primero que pienso esta mañana al levantarme y ponerme el uniforme es que tengo que mandarle una foto a Cata. En nuestro instituto tenemos que vestir con uniforme pero cada día nos permiten llevar algo «extra». Puede ser un pañuelo, unos calcetines o unas botas diferentes, unos pendientes extremadamente grandes... lo que sea. A Cata y a mí nos encanta ser lo más originales posibles y estar siempre en el límite de romper el código de vestimenta. Incluso una temporada nos dio por grabar TikToks documentándolo todo. También nos gusta ir iguales, por eso la que se vista primero tiene que mandarle foto a la siguiente para que copie la prenda extra. Hoy me he puesto unas medias agujereadas de color rojo que compré con ella en el centro comercial hace meses y lo primero que en lo que he pensado ha sido en la foto para Cata. Pero entonces me he colocado delante del espejo, he sacado el móvil y me he dado cuenta de que no me sentía cómoda haciéndola.

He hecho la foto y no se la he mandado.

Ni idea de por qué, la verdad, porque ella no tiene la culpa de lo que pasó con León... Mierda, si cuando la tengo delante no soy capaz ni de mirarla a los ojos.

Cata tampoco me ha mandado nada, aunque seguro que se habrá vestido ya. Tampoco me ha deseado los buenos días al igual que ayer no me deseó unas buenas noches.

Termino de arreglarme el pelo y dedico unos minutos a maquillarme y suavizar mis ojeras. En la cocina, el primero en saludarme es mi perro, por supuesto. Después, papá se acerca a mí para darme un beso en la frente y deslumbrarme con su sonrisa. Que siempre esté de tan buen humor por las mañanas me pone enferma.

—Buenos días —dice Darío.

—Por decir algo —respondo yo, sonriendo.

—¿Quieres un café, cariño? —me pregunta papá y yo asiento, cansada de tener que responder a la pregunta siempre —. Os he preparado huevos revueltos a los dos, que hay que volver al curso de la mejor manera posible.

Yo tengo la mirada fija en el teléfono móvil. Por suerte, mi conversación con León ha quedado ya muy relegada y no la tengo presente cada vez que entro en WhatsApp, sin embargo mis ojos acaban siempre ahí.

¿Cómo pude responderle eso?

«No diré nada, no te preocupes»

¡¿En qué momento?! Cata es mi mejor amiga. Tendría que ser capaz de decirle lo que sea. Sobre todo cuando yo no hice nada...

¡Ella merece saberlo! ¡Merece saber que está saliendo con un cerdo!

Joder.

—Esta tarde tienes hípica, ¿no? —añade mi padre. Sé que esa es la pregunta a la que quería llegar desde el principio. La equitación es la cosa que más me gusta en el mundo y hace un par de días falté al entrenamiento. No había faltado nunca. Incluso cuando me rompí el codo a los doce años insistí en ir a la hípica aunque fuese a mirar. Pero... yo qué sé. Ahora siento que no debería ir.

—No creo que vaya. Tengo muchísimos deberes y mucho que estudiar, estoy súper agobiada.

Papá hace como que va a cambiar de tema, pero sé que hablará de ello con mamá y tendré lío.

—¿Has pasado mala noche por eso, cielo? Tienes cara de sueño —quien habla ahora es Alma, mi madrastra. Ni si quiera me había dado cuenta de que ha cruzado la puerta y está en la cocina preparándose unas tostadas. Normalmente la mujer sale a caminar por las mañanas y no está presente en los desayunos, pero hoy volvemos a clase así que imagino que por eso es diferente. Me esfuerzo por sonreírle.

Perdón por no ser Julieta  | Serie Cayetano #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora