2. JIMENA

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🎵 Princesas- Pereza / Running Up That Hill (A Deal With God)- Kate Bush 🎵

AVISO DE CONTENIDO: en este capítulo se describe una agresión sexual

Las horas pasan rápido entre bailes en la terraza y en el salón, conversaciones con Cata y León y la llegada de las gemelas. Me he pegado tal comilona de sushi vegano y tostadas de hummus que creo que el catering debería replanteare su estrategia de abastecimiento.

Papá y Alma han pasado una foto de las vistas desde su apartamento en Andorra, Darío ha respondido con una foto de la barbacoa que prepara en casa y yo he añadido un selfie mío, porque ninguna vista podría superar eso.

León, el novio de Cata, me cae genial pero siempre termina monopolizando a mi amiga así que me ha alegrado la llegada de Mencía y Brianda, que por lo menos me entretienen echándome las cartas del tarot mientras yo reposo el empacho.

Bueno, Brianda echa las cartas y su hermana Mencía se queja cada dos por tres diciendo que los horóscopos, el tarot y toda la pesca son una absurdez medieval que no entiende por qué se ha puesto de moda.

La baraja de cartas está tendida en la hamaca, entre mi cuerpo y el de Brianda, que las observa chuperreteando un mechón de su larga melena rubio cenizo en un gesto de concentración. De acuerdo con mi amiga, las cartas que ha tirado: un esqueleto, un sol enorme y un señor sentado en un trono, definen mi situación actual.

—La muerte, el sol y el carro —explica Brianda—. ¡Esto es bueno, tía!

—¿Pero cómo va a ser bueno? Me ha salido la muerte.

—Ya, pero lo que importa es el orden y además la muerte no tiene por qué ser mala, solo significa que vas a experimentar un cambio. Y el sol y el carro indican que será positivo, porque tomarás las riendas de tu vida, aunque sufras un shock inicial, ¿entiendes?

—Vale, vale, si no tengo un año estupendo te haces cargo —comento.

Brianda se aparta el pelo de la cara y recoge las cartas para barajarlas de nuevo con la calma y el cuidado de quien ensaya un ritual.

—Esto es una chorrada, ven, Jimena, déjame que te lea la mano y vea tu futuro— dice Mencía, agarrándome la mano y haciendo que me vuelva para mirarla—. Mira, todas estas líneas indican que heredarás el imperio de tu padre y serás muy, muy rica, y esto... —la chica mantiene su cara de concentración mientras me lanza un escupitajo justo en la palma de mi mano—. ¿Ves? ¡Esta será la piscina que tendrás en tu casa cuando seas mayor! ¡Será más grande que esta!

—¡Pero qué asco! —grito, sin dar crédito a lo que acaba de pasar. Mencía estalla en carcajadas mientras su hermana la observa con desaprobación y una sonrisa mal disimulada.

Yo me tiro sobre Mencía para limpiarme en su brazo.

Creo que los acontecimientos sirven muy bien para presentar a estas dos. Físicamente las hermanas son dos gotas de agua: ambas miden poco más de metro y medio, tienen las caderas anchas, el cuerpo regordete, la nariz respingona, los ojos azules y siempre despiertos, el cabello rubio cenizo y largo, aunque Mencía también lleva flequillo, enmarcando los rostros más bonitos y angelicales que he visto nunca. En cuanto a la personalidad, son más bien diferentes: Brianda es la que trae las cartas de tarot plastificadas a una fiesta en la piscina y Mencía la que te escupe en la mano para hacerte reír. ¡Y después encima se enfada cuando tú la persigues para cobrar la venganza!

—¡Para! —intenta defenderse.

He conseguido alcanzarla, restregar mi mano contra su brazo y casi me quedo sin respiración de tanto reírme.

Perdón por no ser Julieta  | Serie Cayetano #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora