10. CATA

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🎵Berlín- Aitana🎵

El miércoles pasado, después de una videollamada que duró una hora entera, Jimena nos convenció de que cambiar nuestro plan de fiesta de pijamas por una fiesta en un garito mugriento rodeadas de canis era una buena idea.

En realidad, a la única a la que tuvo que convencer fue a mí.

Tengo curiosidad por conocer a la gente que se llevó a mi mejor amiga el día de mi cumpleaños, pero preferiría estar en cualquier otra parte en vez de en un metro abarrotado de gente y oliendo la axila de un desconocido. Darío nos ha dicho que lo mejor era ir en metro, unirnos al resto (y con el resto se refiere a su novio, claro) y después andar un poco hasta la ubicación final. En fin. Me he tenido que subir en la misma parada que él y Jimena, con lo que apenas he hablado en todo el trayecto. Diez minutos después, llegan las gemelas. Brianda lleva un vestido blanco que se ciñe a sus curvas acompañado de un chaleco de color marrón claro y el cabello rubio planchado. Su hermana, a su lado, lleva unos pantalones vaqueros negros, botas altas, un jersey verde y el cabello recogido en dos topos a los dos lados de su cabeza. Las dos parecen contentísimas. Sé que soy demasiado buena persona, pero es por ellas por las que he dicho que sí a toda esta locura: les hacía ilusión y yo no quería convertirme en una aguafiestas.

Las gemelas dedican unos minutos a saludar a Darío ya hacer preguntas básicas como quién lleva el alcohol y cosas así. Unas pocas paradas después, que a mí se me hacen eternas, el chico anuncia que hemos llegado a nuestro destino.

A la salida del metro, el cielo nos recibe azuloscurocasinegro y cargado de nubes que parecen no contener lluvia.

—Bueno... me lo esperaba peor —comenta Brianda acercándose a mi oído.

—Tía, literalmente acabamos de salir de una parada de metro, ¿qué imaginabas? ¿Que habría dos encapuchados listos para robarte el bolso y amenazarte con una navaja suiza? —replica Jimena, también a mi lado.

—Yo qué sé, tía... no sé, me lo imaginaba más sucio... —sigue hablando Brianda.

—Para eso espérate a llegar al local donde es la fiesta. Celebramos ahí el Halloween pasado y no se gastaron ni un euro en decoración, con eso os lo digo todo —dice Darío, que aparentemente ha escuchado toda la conversación.

Seguimos andando cuando recibo un mensaje de León que me sobresalta:

CHAT: LEÓN-CATA

Sábado, 16 de enero

22:00

LEÓN: Pásalo muy bien con las chicas. ¡¡¡Te quiero!!!

Sonrío y tardo menos de un segundo en responderle que yo también le quiero antes de que en mi interior se instalen los nervios. La semana pasada le dije a mi novio que hoy tenía noche de chicas, porque era la verdad, ese era nuestro plan. Después, claro, el plan cambió y ahora estamos aquí y me siento fatal por no haberle dicho nada.

Joder, sé que no se sentiría muy seguro conmigo viniendo a un barrio como este... Normal. ¡Yo tampoco me siento segura! Sé que habría querido venir conmigo o habría insistido en que yo no fuera... Pero esa no es excusa para no habérselo dicho... Le he mentido... Debería estar con él ahora. Soy una novia de mierda.

—Oye, a todo esto, ¿y Pelayo? —pregunta Brianda—. Pensaba que iba a venir con nosotros...

—Pues creo que ya está la fiesta. Ha quedado antes con Jonathan para ayudarle a organizarlo todo y demás —explica Darío.

—Tranquila, que lo verás enseguida —comenta Jimena, entre risas.

Una de las razones por las que Brianda estaba tan pesada con venir hoy era precisamente para verle a él. Por alguna razón que yo, sin ánimo de ser mala persona, no consigo entender, Pelayo le gusta muchísimo desde hace años. También es posible que le guste porque Pelayo es el único que le hace caso. Y por hacer caso, me refiero a responder a sus preguntas, sonreírle y mostrar un mínimo de decencia humana.

Perdón por no ser Julieta  | Serie Cayetano #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora