Cuatro meses antes...
-Daniela, en serio, no sé qué es lo que tienes que pensar tanto -mi amiga me cuestiona al otro lado de la línea
-Lau, sabes que no es tan fácil. -le respondo sosteniendo el celular con mi hombro mientras termino de atarme las agujetas de los tenis -Conoces a mí papá -continúo y escucho el suspiro de frustración de Laura.
Laura Villa ha sido mi mejor amiga desde siempre, crecimos juntas gracias a la amistad de nuestros padres, mi papá y el de ella son amigos desde la universidad.
-Vamos Dani, tienes 21 años, tu vida es perfecta, eres linda respetuosa, inteligente, la mejor de la clase, la hija que todo padre quisiera tener y bla bla bla -Laura enumera las cualidades de las que mi padre le encanta alardear frente a sus amigos y conocidos -No veo cuál es el problema, sólo es una reunión de la universidad, tampoco es la gran cosa.
-Pues precisamente porque soy la hija modelo no debo de andar en ese tipo de reuniones en las que de seguro habrá alcohol, adolescentes con las hormonas descontroladas y sabrá Dios que más -le digo sabiendo que eso sería exactamente lo que mi padre dirá en cuanto le pidiera permiso para ir a la dichosa reunión -Recuerda que tengo una imagen y un buen nombre que cuidar.
-Vaya Daniela, sonaste exactamente como tu padre -Laura dice con voz cansina y ya puedo imaginarla rodando sus ojos, yo simplemente intento sonreír.
-Bueno Lau, tampoco he dicho nada que no supieras que él diría.
-Claro, dignas palabras de la hija del intachable Germán Calle. Pero Dani...
-Lau -la interrumpo - ¿Por qué no hablamos de esto en la escuela? Ya estás haciendo que lleguemos tarde.
-Está bien Daniela Calle. Hablaremos al rato, adiós -Laura se despide y corta la llamada.
Suelto un suspiro mientras aparto el teléfono de mi oído y me levanto de la cama para terminar de arreglarme, tomo mis cosas y salgo de mi habitación para bajar a la mesa de desayuno que está en la cocina, en dónde, como cada mañana papá y mamá me esperan para desayunar.
-Buenos días -saludo a ambos quienes ya están sentados esperándome.
-Cinco minutos tarde Daniela -papá me dice mientras me mira serio desde su lugar.
-Lo siento papá, no volverá a pasar -respondo rehuyendo de su mirada y me siento en mi lugar.
-Dani, debes de ser más responsable -mamá me dice a modo de reprimenda.
-Lo siento mamá. -el silencio que se forma a continuación es solo el recordatorio de que ambos están molestos por mi retraso.
-Bueno, hagamos la oración para comenzar a desayunar o se hará más tarde. -la voz severa de mi padre rompe el silencio.
Junto mis manos en puño mientras apoyo mis brazos sobre la mesa y agacho ligeramente mi cabeza cerrando mis ojos y escucho las plegarias de agradecimiento que mi padre dedica.
Germán Calle, mi padre, un hombre de familia, un hombre respetable y honorable. Orgulloso de su buen nombre y del prestigio que goza en su circulo social, no sólo por dirigir el despacho de contadores que su abuelo fundó, si no por sus contribuciones a la iglesia, todo un santo como la gente ha querido pintarlo, es una pena que ese papel sólo lo represente ante los demás. Su educación fue estricta de sobremanera, inculcado siempre en el respeto y la obediencia a su religión. Se casó con mi mamá cuando ambos eran muy jóvenes, él acababa de terminar la carrera. Un matrimonio concertado por los padres de ambos. Para los padres de él no había una chica que le conviniera más que María Fernanda Soto, una joven criada en la tradición, abnegada y obediente, toda una dama como ellos solían decirle, decente y de buena familia. Ambos estuvieron de acuerdo en que de cualquier modo el amor como venía se iba, decía mi abuelo paterno, lo mejor era buscar a alguien con quien llevar una vida como Dios lo establecía y yo como su hija sabía perfectamente que ya estaban buscando a alguien con quien debería formar una buena familia y a quién dedicarle mi vida eso según mi padre era lo que significaba una vida perfecta para mí.
ESTÁS LEYENDO
Una vida perfecta
FanfictionY con ella, el recuerdo de todo aquello que me llevó a este momento se reproduce, el recordatorio plasmado en ese simple objeto. Dos líneas claramente marcadas resumiéndolo todo, derrumbando mi mundo, aplastándome con la avasalladora realidad. En es...