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Sonrío como boba mientras miro mi reflejo de perfil en el espejo del baño. El crecimiento de mi vientre se ha vuelto aún más notorio, tal pareciera que mi pequeño ha dejado a un lado la timidez desde que todos se enteraron de su existencia.

Suelto un suspiro y salgo del baño para comenzar a alistarme, hoy he quedado con Valentina quien se ha ofrecido a acompañarme a hacer algunas compras aprovechando que es domingo y esta semana no ha ido a ver a su padre quien se ha ido de viaje para ver a unos amigos. Poché tampoco se encuentra en casa ya que ha tenido que ir a la academia ha revisar unos pendientes junto con Juancho.

Mientras me visto no puedo evitar reír al ver el pequeño portarretrato que adorna la mesita de noche y en el que se puede apreciar la impresión de la ecografía que Nela me había realizado y niego con mi cabeza al recordar dónde se encuentran las otras cuatro imágenes que Poché seguramente insistió en que Nela le diera.


Flashback.


Cuando salimos del consultorio me acerqué a la chica que nos había recibido para concertar las citas para los estudios que Nela solicitó, así como una nueva consulta para dentro de cuatro semanas. Poché me pidió que la esperara porque según ella había olvidado hacerle una pregunta a Nela.

Finalmente abandonamos el edificio y comenzamos nuestro camino de regreso a casa, sin embargo, Poché insistió en detenernos en una tienda de autoservicio para comprar algunas cosas que necesitaba. Mientras ella se perdía entre los pasillos yo me quedé mirando los aparadores, varios minutos después Poché reaparece cargando una bolsa y una sonrisa infantil en el rostro.

—Listo —dice alegremente.

—¿Qué compraste? —pregunto contagiada por su buen ánimo.

—Ah... algunas cositas —dice mirándome a los ojos. —Vamos.

Poché toma mi mano como si fuera de lo más normal y me guía hacia la salida, cuando me doy cuenta nuestros dedos ya están entrelazados. Puedo sentir su firme pero sutil que me hace sentir segura.

En cuanto llegamos a la casa, Valentina se acerca a nosotras y sin más me abraza y me jala hacia el sofá de la sala deseosa de que le cuente todos los detalles sobre mi embarazo, emocionada comienzo a contarle cómo nos ha ido en la consulta y la emoción que me causó escuchar por primera vez su corazoncito latir, pero cuando quiero mostrarle la ecografía caigo en cuenta de que Poché nunca me la entregó.

Miro alrededor buscándola para pedírsela, pero no está por ningún lado.

—¡Poché! —grita Valentina esperando a que su hermana responda.

—¡Ya voy! —su respuesta no tarda dándonos cuenta de que está en la parte de arriba.

Algunos minutos después ella aparece bajando por las escaleras y sosteniendo un objeto entre sus manos, camina hacia nosotras y por alguna razón puedo notar que su sonrisa es aún más grande que de costumbre y que sus ojos brillan de una manera especial.

—¿En dónde estabas? —Valentina le pregunta.

Poché no responde, pero nos dirige una mirada juguetona antes de acercarse al librero, mueve algunas cosas y finalmente coloca el objeto que tenía. Valentina se levanta y se acerca a mirara que es lo que ha colocado.

—¿Por qué pusiste la imagen de un cacahuate? —pregunta ella mirando a su hermana.

—No es ningún cacahuate —responde Poché frunciendo el ceño.

Una vida perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora