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Casi al final de la semana había logrado tener un par de entrevistas par algunos trabajos como asistente en algunas oficinas, pero no habían podido concretarse ya que mi falta de experiencia había pesado ante otras propuestas. Sin embargo, el que ya hubiera un interés por mí me hacía sentir mucho más confiada.

Mi estadía en la casa de las hermanas Garzón era una de las cosas por las que me sentía más que agradecida, ambas se encargaban de sacarme sonrisas, Valentina con sus ocurrencias y Poché que en tan poco tiempo parecía haber logrado descifrarme tan bien que sabía perfectamente en que momento mi estado de ánimo se encontraba disminuido, justo como la noche anterior.

Flashback

Entré en la casa luego de que mi última entrevista de trabajo no resultara como lo había esperado, tenía tantas esperanzas puestas en esto que el escuchar que no sería aceptada había logrado desmoronarme por completo.

—Hola pequeño —saludé a Ramón en cuanto este se acercó a mí, lo tomé del suelo y lo abracé, un par de lágrimas se deslizaron por mi mejilla en cuanto sentí un par de lengüetazos suyos —Lo siento Ramón, no sé qué me pasa.

Volví a ponerlo en el piso, caminé directo a las escaleras, no tenía ánimos de nada, simplemente quería meterme entre las cobijas y olvidarme de todo. Cuando finalmente llegué arriba no pude evitar mirar las puertas corredizas y caminar hacia ellas, en cuanto las abrí la terraza se iluminó como si cobrara vida. Caminé hacia el balcón y me detuve mirando la vista de la ciudad. Suspiré profundamente y solté un grito de frustración.

—¡Malditos imbéciles! ¡Los odio a todos! —dije sintiendo toda la rabia correr por mi cuerpo.

Finalmente respiré profundamente un par de veces tratando de calmarme.

—Espero que eso no sea también para mí —la voz de Poché me hizo pegar un brinco y giré mi cuerpo encontrándome con ella de pie en el marco de la puerta.

—Poché... —balbuceé apenada —no, claro que no, es solo que...

—No te fue bien en la entrevista —ella intuyó y yo asentí bajando mi mirada —Dani... — la sentí acercarse a dónde yo estaba —sé que no te está siendo fácil, pero no pierdas la fe —dijo tomando mis manos —sé que pronto encontrarás algo.

Sus palabras hicieron mella en mi corazón herido.

—Es que... —comencé a hablar entre sollozos —¿cómo quieren que una tenga experiencia si no le permiten empezar? —pregunté volviendo a enfadarme —Es una estupidez.

—Sí que lo es —Poché asintió —pero esa es una razón más para no rendirte, yo tengo fe en ti.

La miré logrando encontrar una vez más la paz que sus ojos siempre me brindaban, ella jaló de mis manos y envolvió mi cuerpo entre sus brazos, la calidez me inundó por completo.

—Gracias Poché... —dije apretándola más a mí.

—Además, siempre podremos patentar tu receta de la lasaña y venderla al mejor postor —soltó mientras dejaba suaves caricias en mi espalda y me dibujaba una sonrisa en la cara.

Fin del flashback.

Termino de arreglarme y justo cuando estaba bajando la escalera para salir escuché que alguien llamaba a la puerta, abrí encontrándome de frente con un rostro muy familiar.

—Buenos días por la mañana, guapura —Alejo saludó con una sonrisa enorme en el rostro.

—Alejo, buenos días —lo saludo con un abrazo —Si buscas a Poché, ella debe de estar en la cafetería —le dije extrañada por su visita.

Una vida perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora