25.

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Cuando en la mañana giro mi cuerpo me encuentro con el espacio vacío a mi lado, sin embargo, aún puedo sentir la tibieza en las sábanas lo que me indica que no tiene mucho que Poché se ha levantado. Me estiro un poco antes de finalmente quitarme las cobijas de encima levantarme para entrar al baño y después salir de la habitación. En lugar de ir a la mía bajo por las escaleras y veo a Poché de espaldas en la cocina mientras prepara todo para poner en marcha la cafetera.

—Buenos días —saludo en voz alta para que ella me escuche, Ramón suelta un ladrido y corre hacia mí buscando su dosis de caricias mañaneras, lo tomo en brazos y beso su cabecita antes de volver a ponerlo en el suelo.

—Buen día —Poché me saluda, su acostumbrada y característica sonrisa así cómo el brillo en sus ojos han vuelto —¿Cómo durmieron mis dos amores? —pregunta acercándose para darme un beso en los labios y después agacharse y dejar uno sobre mi vientre.

—Muy bien. —digo sonriendo sintiendo cómo mi hija da pequeños brinquitos dentro de mí —Parece que a esta pequeña le agradan tus caricias mañaneras.

—¿Solo a ella? —pregunta con una sonrisa pícara mientras enarca una ceja haciéndome reír.

—Tal vez podría acostumbrarme a esto —digo mientras acaricio con mi mano su mejilla y ahora soy yo quien se acerca para besarla.

—Espero que lo hagas. —me dice sonriendo —¿Te sirvo un té? —ella pregunta, asiento mientras se separa de mí y regresa a la cocina.

Me acerco a la mesa y me siento mientras Poché termina de preparar las tazas, luego de un momento camina hacia mí colocando una taza frente a mí y sentándose en la silla a mi lado.

—¿Cómo estás? —le pregunto mientras tomo mi taza y le doy un sorbo a la infusión caliente.

—Bien. —responde ella —Más que bien de hecho —su sonrisa se amplia —¿Sabes? Es cómo si me hubiese quitado finalmente un peso de encima —dice mientras toma de su taza.

—Creo que finalmente le diste un cierre —menciono mientras la observo.

—Sí —dice ella pensativa.

—¿Qué pasa?

—Es que todavía tengo un par de cosas pendientes con respecto a ese tema —dice poniendo su taza sobre la mesa y tomando mis manos —y creo que hoy voy a empezar a solucionarlo.

Se acerca y deja un beso en mis labios antes de levantarse y decirme que irá a alistarse. Yo asiento y me quedo pensando en sus palabras mientras la veo subir por la escalera, me tomo unos minutos mientras termino mi té antes de llevar las tazas al fregadero y lavarlas para luego subir a mi habitación para alistarme también.

Una hora después bajo de nueva cuenta ya bañada y cambiada y me encuentro a Poché sentada en la sala mirando su teléfono, en cuanto me ve lo guarda y se pone de pie para que ambas salgamos de la casa.

Para cuando entramos en la cafetería Poché sostiene mi mano mientras me mira con una sonrisa, siento cómo se tensa un poco cuando frente a nosotras vemos a Kim, Johann y Alejo quienes se encontraban preparando la mesa para que desayunáramos, pero dejan de hacerlo en cuanto nos ven. La sonrisa de Poché decae un poco en cuanto sus ojos se posan en los de la rubia quien cruza sus brazos a la altura de su pecho. sus ojos están rojos y un poco hinchados señal de que ella tampoco la ha pasado bien.

Le doy un ligero apretón en la mano a Poché como muestra de apoyo y para darle ánimo, ella me mía con media sonrisa y asiente, me da un beso en la mejilla antes de soltar mi mano y caminar hacia la rubia deteniéndose frente a ella.

Una vida perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora