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Miro a la chica frente a mí, ella mantiene su sonrisa, parpadeo para reaccionar al darme cuenta de que me he quedado embobada mirándola.

—Perdón —le digo sonriendo nerviosa —¿Nos conocemos? —pregunto sintiéndome tonta por alguna razón.

Ella se limita a sonríe aún más.

—No importa —responde simplemente —Traje tu pedido —termina de colocar un plato de fruta picada y un vaso con jugo de naranja. Frunzo el ceño al ver que pone otro pedido exactamente igual al mío en el asiento de frente y sin más, recorre la silla y se sienta, toma el tenedor y comienza a comer de su plato —No te molesta que te acompañe ¿verdad? —dice cubriéndose la boca con su mano mientras mastica, yo la observo sin saber que decir, su total desinhibición me ha dejado sin palabras —Es que no me gusta comer sola y pues... —señala alrededor y yo miro las demás mesas —eres la única que estás sola —agrega mientras toma su vaso de jugo y le da un sorbo sin quitarme la mirada de encima.

—Yo... no... no hay problema —le contesto aún sin entender lo que está pasando. ¿Quién carajos es ella y por qué me estoy sintiendo tan nerviosa?

—¿No vas a comer? —me pregunta mientras vuelve a llevarse otro bocado a la boca.

—¿Eh? —ella señala mi plato mientras mastica, bajo la mirada y veo que no he tocado mi pedido aún —Ah sí, lo siento —agrego tomando el tenedor y llevándome bocados a la boca.

Ambas comemos en silencio, no es incómodo, aunque me siento nerviosa en las ocasiones en las que noto que ella me mira.

—No eres de por aquí ¿verdad? —me pregunta de repente haciendo que levante la mirada y topándome con sus ojos. No sé que tienen sus ojos que no quiero dejar de verlos —No te había visto antes.

—Yo... no... bueno... si... —ella simplemente me mira mientras sonríe por mi torpeza al hablar —Me refiero a que no había venido nunca por aquí.

—¿Estás de paso por la ciudad? —pregunta mientras sigue comiendo, vuelve a verme al darse cuenta de que no respondo —Lo digo por la maleta —señala el equipaje que tengo cobre una de las sillas a mi lado —¿Estás de visita?

—No precisamente —no sé qué tanto contarle, después de todo hace sólo unos minutos ni siquiera la conocía, aunque viéndola bien no estoy tan segura de eso —Es complicado. —Me encojo de hombros y vuelvo mi atención a la comida frente a mí, sé que ella está mirándome, puedo sentirla. —¿No tendrás problemas por estar aquí? —ella me mira frunciendo el ceño, parece no entender a lo que me refiero —Trabajas aquí ¿no? —le pregunto como si fuera obvio, ella vuelve a sonreír y yo vuelvo a sentir ese extraño calorcito en mi interior.

—¿Por qué piensas que trabajo aquí? —me responde con otra pregunta mientras bebe de su vaso de jugo.

—Bueno... trajiste mi pedido., pensé que... —digo sintiéndome avergonzada nuevamente.

—Bueno, me gusta ayudar de vez en cuando —dice encogiéndose de hombros —Pero tranquila, no habrá ningún problema —añade guiñándome un ojo.

Vuelvo a bajar mi mirada segura de que mi cara se ha puesto roja y sigo comiendo.

Los minutos pasan sin que ella no yo digamos nada, simplemente nos dedicamos a comer. No recuerdo la última vez en la que comí completamente un plato, pero cuando me doy cuenta de que me he terminado todo vuelvo a levantar mi cabeza y veo que ella está tecleando algo en su teléfono, eso solo me recuerda que el mío quedó hecho pedazos, me pregunto si Laura habrá intentado hablarme, su recuerdo me provoca un hueco en el pecho.

Una vida perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora