CAPITULO 2.

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Cuando Yeon Jun bajo del jet, una SUV lo esperaba listo para llevarlo a casa, al abrir la puerta se encontró a su bonito esposo, quien se lanzó a sus brazos con felicidad.

—Bienvenido de vuelta, Hyung.

—Hola pequeño —respondió gustoso el abrazo.

Soo Bin suspiró cuando Yeon Jun tomó su barbilla para levantar su cara y mirarlo unos segundos a los ojos. Sintió el amor que su mayor tenía hacía él, se dieron un beso que llenó de mariposas su estómago y le hizo sentir tranquilo al estar de nuevo entre esos brazos.

El camino a casa era tranquilo, charlaron sobre todo (aunque ya lo sabían pues se habían estado comunicando por teléfono), y rieron sin poder evitarlo, estaban felices al tenerse de nuevo el uno a lado del otro.

A pesar que era la cuarta o quinta vez que Yeon Jun viajaba hacia Estados Unidos en los últimos cinco años, era la segunda en la que Soo Bin no lo había podido acompañar, el joven chico se encontraba ocupado con las sucursales que tenía en conjunto con Huening Kai, quienes se hacían cargo directamente de los locales.

Cuándo llegaron a casa, Yeon Jun se bajó primero para correr a abrir la puerta de su esposo, tomó su mano para ayudarle a bajar y sonrió enternecido cuando él menor le agradeció con timidez, Soo Bin aún era demasiado cohibido con las acciones caballerosas de su marido.

Entraron tomados de la mano y cuando el guardia de seguridad dejó la maleta del mayor en la entrada de la casa y se retiró; Yeon Jun acorraló al nuevamente rubio entre sus brazos y entre besos lo dirigió hasta el sillón de la sala.

Soo Bin suspiró cuando leves mordiscos fueron dejados en su cuello, su cadera era fuertemente sostenida y sus manos se aferraban a la espalda del mayor, rodeando sus piernas en la cintura de éste, comenzó a mover sus caderas causando fricción entre ambas entrepiernas.

El pelinegro sonrió gustoso, su doncel estaba igual de desesperado que él por más contacto.

Cuándo se separó de Soo Bin para quitarse el saco y lanzarlo al otro sofá, fue cuando notó otra prenda en su lugar.

Binnie no fue consciente de la curiosidad de su esposo hasta que este se alejó de él y caminó hasta el sillón individual para tomar la chaqueta de cuero que se encontraba ahí, era de hombre y parecía una talla más grande que la de él.

—¿Y esto? —preguntó tratando de mantenerse tranquilo.

—¡Oh! Es la chaqueta de Jung Kook Hyung —informó Soo Bin sonriendo un poco sonrojado al notar su propia erección.

—¿Jung Kook? ¿Tu entrenador?

—Si, vino más temprano y lo invite a pasar porque yo estaba lavando ropa, cuando terminé salimos a trotar y regresamos al gimnasio, después se fue con prisas porque llegaba tarde a su otra sesión, no había notado que dejó su chaqueta aquí, mañana que venga se la doy, probablemente ni él recuerda que la dejó.

Yeon Jun miró incrédulo a su esposo, a veces Soo Bin era demasiado inocente y no se daba cuenta que dejar entrar a un extraño en su ausencia podía malinterpretarse.

—Bien... —fue todo lo que dijo dejando la chaqueta en su lugar— ¿sabes? Estoy cansado, iré a darme una ducha.

—Ah... —por alguna razón, Soo Bin sintió como si lo hiciera de lado— ¿quiere que lo acompañe, Hyung?

—No, sólo me daré una ducha rápida, ya vuelvo.

Y Yeon Jun notó la mirada entristecida que su esposo le dedicó, y sin saber por qué (a pesar de sentirse mal por provocar esos sentimientos en el menor), no dijo nada y se dirigió directamente al baño.

Esa noche, por primera vez el matrimonio no durmió en los brazos del otro, ambos se dieron la espalda, Soo Bin sin saber qué había hecho mal y Yeon Jun culpable por no hablar las cosas con el doncel, pero realmente no sabía que decir, era la primera vez que albergaba en su interior algo tan mundano y tonto como lo eran los putos celos.

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MY MAN -YEONBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora