CAPITULO 4.

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—Su madre es muy bonita, Hyung.

—Lo es, ¿de dónde creías que saqué lo atractivo?

Ambos se carcajearon por lo dicho y fue Soo Bin quien se acurrucó bajo el brazo que reposaba en la cabezera del sillón.

—Te amo, Hyung.

Yeon Jun sonrió bobamente, no sabía por qué pero repentinamente el momento se había vuelto cálido. Dejó su copa en la mesa del centro de la sala y volvió a pasar su brazo por los hombros del menor acercándolo más a él, con la otra mano tomó la fina barbilla y sonriendo cuando Soo Bin relamio sus labios se acercó hasta juntarlos con los suyos.

El beso fue suave y lento, sin ninguna prisa, sin la intervención de sus lenguas, sólo se acariciaban los labios unos con otros.

Soo Bin fue el primero en romper el beso y, bajo la atenta mirada del mayor, con un gran sonrojo en las gorditas mejillas, se puso frente a él para comenzar a desnudarse.

Yeon Jun relajo su expresión, sonrió con cariño para animar a su esposo a continuar y obedientemente el chico lo hizo.

Prenda por prenda fue retirada de su cuerpo y tirada al suelo hasta quedar completamente desnudo, con más confianza se arrodilló en el sillón, entre las piernas de su esposo y comenzó a desabrochar boton por boton de la blanca camisa después de deshacerse de la corbata. El cinturón del pantalón fue arrojado lejos y Yeon Jun levantó sus caderas para que Soo Bin le bajara los pantalones hasta quitarlos completamente.

—Te faltó algo —informó el mayor ante la duda del doncel.

Asintiendo, Soo Bin se atrevió a quitarle también los boxers, ambos estaban desnudos, Yeon Jun no se pudo contener y jalando del brazo al rubio, lo sentó de lado en su regazo para comenzar a darle besos en el rostro.

—No tienes que avergonzarte por desnudarme —siguió besando la sonrojada piel.

—Siento dejarte siempre todo el trabajo.

—¿Trabajo? —preguntó con sopresa— Binnie, desnudarte, hacerte el amor, admirarte, nada de eso es un trabajo para mi, es una necesidad, así que no pienses que me molesta hacerme cargo de ti —las mariposas en el estómago contrario se alborotaron ante las bonitas palabras del peli negro y las suaves caricias que éste dejaba en su mejilla— Ahora, por qué no continuas con lo que estabas haciendo.

Soo Bin asintió nervioso, un poco más seguro de sus acciones por todo lo dicho por su esposo, se aventuró a besarlo y se acomodó a horcajadas de él, sus manos se apoyaban en los hombros y las caderas se movían de adelante hacia atrás, rozando sus erecciones.

Cuándo el ritmo aumentó, Soo Bin se esforzó en detenerse, se levantó con las piernas temblorosas y se hincó en el suelo, entre las piernas de su esposo, tomó el erecto pedazo de carne y le dio un beso en la punta, miró a Yeon Jun a los ojos y él le regaló una caricia en la mejilla, de esa manera se atrevió a meter la punta del pene en su boca, saboreando la esencia de su marido, su cabeza subía y bajaba, tratando de engullir lo más posible, chupando y lamiendo. Yeon Jun gimió cuando el menor pasó su lengua por la uretra, juró casi venirse en cuanto notó que su chico se preparaba a sí mismo con la mano que tenía libre, notó la dificultad que éste tenía para que sus deditos entraran, por lo que tomó la mano y la atrajo hacia él. Soo Bin dejó de comerse su pene para verlo curioso y soltó un jadeo cuando Yeon Jun metió sus deditos a la boca y los chupo una y otra vez, probándolo indirectamente, ensalivando los dígitos lo suficiente.

—Necesitas lubricar bien, recuerdalo —le dijo antes de soltar su mano.

Nuevamente sonrojado, volvió a su trabajo oral y está vez logró penetrarse con los dedos recién lubricados.

—Para o me vendré en tu boca —advirtió Yeon Jun entre jadeos y aunque la idea sonaba tentadora, Soo Bin se detuvo, sacó sus dedos de su entrada y se levantó del suelo. Otra vez se colocó a horcajadas del mayor y tomando el imponente falo alzó sus caderas y lo dirigió a su entrada, dejándose caer lentamente, ambos gimieron hasta que tuvo a Yeon Jun por completo dentro de él.

—Dios... Binnie, estas tan apretado —gruñó tratando de no tomar el control y empotrar a Soo Bin en una pared.

—¡Ou! ¡Hyung! —gimió el menor comenzando a subir y bajar, su ano siendo lenta y placenteramente penetrado por el pene de su esposo.

Sosteniendose del respaldo del sillon, Soo Bin comenzó a dar brinquitos sobre el gran falo, Yeon Jun lo ayudaba apretando sus nalgas y abriendolas para que las embestidas fueran más sencillas, el rubio gritó más fuerte cuando sus pezones fueron devorados y las lágrimas corrieron por sus mejillas por los crueles azotes en sus nalgas.

Pará sorpresa de ambos, fue Yeon Jun quien se vino primero, sin querer dejar insatisfecho a su doncel, comenzó a masturbarlo y mordisquear sus pezones hasta conseguir que el orgasmo azotara al menor, Soo Bin se vino en su pálida mano, el semen era espeso demostrando lo necesitado que estaba, al igual que él que había llenado el interior del chico.

Jadeantes y abrazados, Yeon Jun se dejó caer en el respaldo y Soo Bin aún sobre él, entrelazó sus manitas detrás de su nuca y dejó besitos en la pálida piel de su cuello y mandíbula.

—Te amo Hyung.

— Y yo a tí Binnie.

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MY MAN -YEONBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora