Yeon Jun y Soo Bin cumplían cinco años juntos, años en los que su amor iba creciendo y su sexualidad se encontraba en el grado más alto del termómetro. Los treinta le habían caído de lo mejor al mayor, y es que cada año Soo Bin veía a su esposo más...
Recién había cumplido seis meses de gestación, su pancita había crecido de sobremanera al igual que sus antojos, se había vuelto más consentido de lo normal y exigía la atención de sus novios, quienes se debatían entre seguir malcriando de esa manera a su joven pareja.
—Vamos cielo, no te puedes molestar por eso —Huening Kai hacia todo lo posible por bajar el berrinche de su chico— Tae Hyun hace todo lo que puede por nosotros.
—No hace suficiente —murmuró enfurruñado— yo no puedo vivir de migajas.
—Beom Gyu, comprende, a veces pides imposibles —se quejó con molestia Kai.
—¿Imposibles? —preguntó con enojo ahora si dejando de darle la espalda a su mayor mientras acariciaba su voluptuosa pancita— ¿Qué tan imposible es conseguirme una puta caja de donas? ¡Tengo antojos! ¿De qué me sirve tener dos esposos si no pueden consentir a su sensual y sexy novio embarazado?
—Cariño, son las 4 de la madrugada, Tae Hyun ya buscó en casi todo Seúl y no hay ningún lugar en donde tengan donas recién horneadas —explicó con cansancio— ¿Ya puedes dejarlo regresar a casa? Mañana tiene que ir con Yeon Jun a una junta importante.
—¿Acaso es esa junta mas importante que yo? —preguntó herido, Huening Kai rodó los ojos ante el dramatismo del menor— Claramente no, así que dile que más le vale esperar a que una Panadería abra y consiga mis dulces donas, o despidanse de mi —concluyó acostandose en la cama de lado y cubriéndose con la cobija, pasando el nudo en su garganta.
Si, tenía que aceptar que era un dramático de primera, pero comprendanlo, ¡estaba embarazado! Sus hormonas estaban descontroladas.
Huening Kai suspiró derrotado y salió de la habitación para marcar el número de su otro novio, quien llevaba aproximadamente hora y media fuera de casa buscando las benditas donas.
—Por favor, dime que lo convenciste —rogó con pesadez.
—Lo siento Tae, será mejor que no regreses hasta que compres esas donas.
—¡Nooooooooo!
Huening Kau volvió a soltar un suspiro ante los lloriqueos de Tae Hyun, tenía que haberse emparejado con dos niños...
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Beom Gyu masticaba alegremente la porción de dona con glaseado que se había metido a la boca, ambas manos ocupadas; en la derecha una dona de chocolate y en la izquierda la dona con glas.
—Mn mdomde sta Tae —preguntó con la boca llena.
—No hables mientras comes —regañó el mayor limpiando las mejillas llenas de dulce con una toallita húmeda— Tae Hyun fue a la junta con Yeon...
La puerta de entrada abriéndose interrumpió la conversación, unos pies arrastrándose por el piso hasta llegar al comedor dejaron ver a un Tae Hyun abatido, bolsas oscuras adornaban sus lindos ojos, los cuales ahora estaban más cerrados que nada.
