CAPITULO 19.

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Soo Bin seguía encima del regazo de su esposo mientras esté repartía besitos en sus mejillas y cuello, las pálidas manos lo sostenían con cuidado y el calor fue subiendo para ambos.

—Hyung, ¿no tienes que ir a la empresa ahora? —preguntó en susurros, se sentía realmente cómodo y mimido.

—Puedo llegar un poco tarde —contestó con la voz ronca que a Soo Bin tanto le encantaba y provocaba muchas cosas en su interior.
                   
Los besos continuaron, el peli negro se encargo de repartir besos en toda la piel expuesta de sus clavículas. Subió de nueva cuenta para darle piquitos en los esponjoso labios que le hacían sonreír bobamente.
                   
Soo Bin apretó su agarre en los hombros del mayor cuando este se levantó para girarlos y recostarlo en la cama, acomodando las almohadas y dejándolo semi acostado. El rubio no sabía muy bien cual era el fin de esa posición pero no dijo nada, Yeon Jun se sentó a su lado volvió a besarlo, una de sus grandes manos acariciaba la casita de su bebé y éste respondía con suaves pataditas.
                   
—Miren quién ya despertó —dijo Yeon Jun divertido agachandose a la altura de su abdomen para también dar besitos ahí— papá también te da cariños a ti precioso.
                   
Por alguna razón los ojos de Soo Bin se llenaron de lágrimas al observar a su esposo dándole mimos y lindas palabras a su bebé, Yeon Jun se veía tan distinto a años atrás, cuando recién se casaron. Ahora era realmente amoroso y cariñoso con él.
                   
Con ellos.
                   
El mayor volvió a levantarse para plantearle un beso antes de sonreír con malicia.
                   
—¿A qué sabrá la leche de papi? —preguntó relamiendose los labios.
                   
El doncel se sonrojó de nueva cuenta, pero esta vez un escalofrío recorrió su espina dorsal.
                   
—No creo que sea buena idea, Hyung —susurró el menor.
                   
—Vamos cielo, todo en tí sabe delicioso, no creo que a Sung Hoon le moleste compartir alimento con su papá.
                   
El rubio le dio un golpesito en el hombro a manera de regaño, lo que obviamente no fue suficiente pues Choi Yeon Jun haría de las suyas.
                   
Volvió a atacar su cuello con besos, esta vez también repartiendo mordidas, bajó hasta las clavículas que también atendió con paciencia y después se alejó un poco para admirar los hinchados pechos.
                   
—De esta manera no necesitarás comprar ningún extractor de leche —decía mientras pasaba sus mano por la sensible piel, Soo Bin tembló y soltó un jadeo ante el roce.
                   
—Hyung...
                   
—¿Si cielo? —preguntó con cariño, Soo Bin solo negó sonrojado y Yeon Jun le dedicó una sonrisa maliciosa.
                   
Plantó besos alrededor de su pezon izquierdo, el lado más sensible de Soo Bin y pasó la lengua sobre el erecto pedazo de piel gotenate. No tenía una descripción para el sabor, pero solo podía decir que era dulce, como todo en Soo Bin.
                   
Un suspiro por parte del menor le hizo continuar con su labor, con sus labios apretó el botoncito y un chorro de leche comenzó a llenar su boca, comenzó a succionar y tragar, su pene se endureció en segundos y un gemidito por parte de Soo Bin le hizo detenerse para quitarse la bata con rapidez.
                   
—Sabes delicioso, amor mío, papá se volverá adicto a tu leche —murmuró en el oído ajeno con la voz más grave y la respiración entrecortada, se encontraba realmente excitado.
                   
Soo Bin se avergonzaba de las cosas sucias que su esposo prometía en su oído, pero a la vez la erección entre sus piernas crecía.
                   
Las pálidas manos quitaron el pantalón de pijama que aún tenía puesto y volviendo a los besos en sus clavículas, los traviesos dedos jugaron con su húmeda entrada, Soo Bin estaba muy excitado, y eso era algo realmente bueno, llenó sus dedos de su propia saliva y volvió a frotarlos en la angosta entrada, primero introduciendo uno con cuidado, moviendolo dentro y fuera, el rubio cerró los ojos con placer, una de sus pequeñas manos dirigiéndose al miembro orgullosamente levantado de su esposo para envolverlo con movimientos de subida y bajada que le sacaron gruñidos al pelinegro.

Una vez que la entrada de Soo Bin se encontraba dilatada con sus cuatro dedos dentro, se sentó con las almohadas en su espalda.

—Montarme bebé —ordenó con voz demandante, el rubio hizo caso enseguida, trepando encima de su esposo y colocando sus manitas en los anchos hombros.

Yeon Jun no perdió el tiempo, con desesperación colocó su pene en la entrada del menor, el doncel fue bajando poco a poco, sacándole gemido a ambos, encontrándose muy calientes.

Se volvieron a besar con pasión, sus lenguas danzando en sincronía, Yeon Jun se separó del beso mientras las embestidas comenzaban, siendo Soo Bin el que guiaba el ritmo, atrás adelante, atrás adelante, un vaivén exquisito para ambos.

Pero el mayor se sentía realmente excitado y a punto de explotar, por lo que tomó de las caderas al rubio para ahora ayudarle a subir y bajar, dentro y fuera, pasó su lengua por sus labios, saboreando antes de tiempo los dos pechos lactantes que rebotaban al compas de sus embestidas.

Se agachó y pasó su lengua por una de las gotita que salían de la protuberancia antes de meterse el pezón completo a la boca y succionar.

Un mar de sensaciones placenteras inundaron a Soo Bin antes de comenzar a mover sus caderas como loco, Yeon Jun seguía chupando y mordiqueando su sensible botón haciéndolo delirar antes de correr se con un profundo gemido.

Yeon Jun siguió embistiendo, abandonando uno de los pechos para darle toda su atención al otro, era tan obscena la manera en la que extraía la leche de su doncel, ese líquido dulce como todo lo que probaba de su esposo. Soo Bin era un manjar.

Unas estocadas más y el pelinegro por fin pudo correrse dentro de su esposo, Soo Bin se dejó caer y Yeon Jun lo colocó de lado en seguida, abrazándolo de la cintura y atrayendolo a su cuerpo.

—Mierda, esto fue grandioso —murmuró con la voz ronca— ¿estas bien?

—Ujum —susurró entre la neblina del clímax y del sueño.

Yeon Jun sonrió dejando besos en la frente contraria.

—Te amo Binnie.

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MY MAN -YEONBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora