No sabían cómo sentirse respecto a Héctor, porque, si bien, su deseo estaba claro, su ambición superaba las posibilidades de volverse algo real, sonaba fantasioso, imposible.
- Sigues un poco torpe, pero al menos eres capaz de agarrar los bao- se rió un poco el rubio.- Tendría que enseñarte la tècnica para el arroz...- Emir asintió con la cabeza.- Ciertamente la gente suele volcar el cuenco en sus labios y empujarlo con los palillos, pero eso en la corte o en las familias ricas no se hace.- movió sus manos para sujetar los palillos de otra forma.- Tienes que formar agrupaciones de arroz para no tragar tanto aire, también puedes crear una base con las verduras, o con los otros alimentos con los que vienen acompañados con el arroz, y usarlo como cuchara para poder almacenar tanto arroz como puedas. La postura para crear una cuchara con el arroz a solas es esta...- Emir imitó la postura que el rubio estaba haciendo.- Empuja el dedo índice... Así abrirás un poco más la palanca, pero también te arriesgas a que todo el arroz se te caiga...- Emir asintió con la cabeza.
Héctor, mientras el azabache degradado a plata y el rubio hablaban, iba disfrutando del sabor de los baozi con tranquilidad. Hasta que nuevamente intentó sujetar uno de los bao, pero se dieron cuenta de que ya no quedaban. Nin Las miró fijamente a Héctor.
- ¡Héctor!- este soltó una carcajada.
- Perdón Nico, verlos es tan agotador que me dio hambre.- Nin Las rodó los ojos.
- ¿Nico?- preguntó Emir ladeando la cabeza hacia un lado.
- Mi nombre español...- respondió soltando un suspiro derrotado porque Héctor les hubiera arruinado la práctica.- Solo Héctor lo usa...
Emir asintió con la cabeza.
- Puedes usarlo, si quieres.
Emir se estremeció y abrió exageradamente los ojos, un poco avergonzado. Apretó los labios y asintió con la cabeza lentamente.
- Awwwww, pero si ese es mi apodo cariñoso...- lloriqueó haciendo un puchero el azabache.
- Bueno...- rodó los ojos ante las lágrimas de cocodrilo de Héctor y se giró hacia Emir.- Entonces usa el nombre completo... Nicolás.- Emir apretó los labios y asintió lentamente con la cabeza.
Tenía que admitir que tanto "Nico" como "Nicolás" eran bastante más fácil de pronunciar que no "Nin Las", al menos desde su perspectiva. Pero no iba a cuestionar nada y tampoco se veía con el derecho de hacerlo.
Aquel día fue bastante completo. Su padre estuvo prácticamente todo el tiempo recorriendo el páramo que rodeaba los terrenos de los Blue para despejarse de las negociaciones, pero cuando regresaban, nuevamente seguían hablando. Emir no sabía bien lo qué estaban negociando, pero sabiendo cómo era su padre, lo más seguro es que sus negocios se trataran respecto al comercio y los productos rusos en contraposición a los productos nipones. Posiblemente estuvieran intentando establecer una red comercial entre ellos con un precio equitativo pero beneficioso para ambos y uno de los dos tenía que ceder para que la compra no les saliera tan cara y la venta les saliera beneficiosa. Lo cual no se podía en ninguno de los dos casos... Gracias a aprender y practicar la lengua con Héctor y reforzar la cultura y las costumbres con Nico, aquellos tres primeros días se le hicieron bastante rápidos, tanto que llegó a un punto en el pensó que solo había pasado un día. Cuando procesó que realmente llevaba allí más tiempo del que pensaba, fue cuando empezó a mirar a su padre con algo de angustia. Su padre decía y le dijo que estuviera consciente de que las negociaciones serían largas, exhaustivas y que posiblemente tendría que retrasar sus clases con el tutor privado hasta que regresaran.
No odiaba estar con Héctor o Nico, pero sí que le resultaba un poco incómodo que al poco de perderlos de vista estos dos (o al menos Héctor) se volviera salvaje y posesivo con el rubio. Por suerte no estaba cerca para escuchar nada, pero igualmente resultaba incómodo deslizar la puerta para salir y escuchar ciertos sonidos que le hacían acelerar el paso y alejarse cuanto antes.
No entendía, ni quería entender, la forma en la que Héctor y Nicolás tenían aquellas extrañas... circunstancias de fraternidad... Ni siquiera sabía cómo definirlo sin decir endogamia, aunque literalmente eso era. Los dos habían sido engendrados en el mismo vientre, si bien no por el mismo padre, si por la misma circunstancia, así que resultaba cuanto menos incómodo que ambos tuvieran aquellos actos en plena soledad como si desearan que él estuviera fuera para poder hacerlo.
¿Tal vez simplemente lo estaban provocando?
No. Emir no creía aquello. Porque era consciente de que desde el primer día que estuvo allí, e incluso antes (no tenía pruebas, pero tampoco dudas), ambos se enzarzaban en aquellos encuentros nocturnos y se estimulaban mutuamente. Lo preocupante sería que Hen Tor terminase en cinta por alguna de esas estimulaciones, entonces sí que estarían fastidiados... pero por lo poco que sabía, lo poco que habían dicho y lo poco que había leído entre las líneas de sus perturbadores diálogos, Héctor era quien llevaba la voz cantante en aquella zarza extraña.
Ni siquiera sabía porque estaba pensando en eso. Tuvo que sacudir un poco la cabeza para quitarse los pensamientos. Pero al llegar a su habitación, sin saber en qué momento empezó a hacerlo, se encontraba escribiendo aquellos recelosos pensamientos sin final en la libreta, por un momento quiso arrancar las hojas, pero acabó arrepintiéndose solo de tener ese pensamiento. Cerró la libreta frustrado y dejó la pluma encima, en diagonal de derecha a izquierda y acto seguido se dirigió hacia el comedor cuando el olor de la comida se difuminó en el ambiente y sus fosas nasales se vieron atraídas por los hongos shiitake y algas marinadas y acompañadas de arroz blanco. Tal vez no sería algo que él solía comer en su tierra, porque ciertamente no había tanto arroz en su dieta, pero sí que se veía apetitoso.
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Ya verán como conforme vaya avanzando la historia, la forma en la que se trata a Héctor va cambiando y se va forjando una amistad y una aceptación paulatinas...
Aunque en estos primeros momentos Emir se sienta extraño llamando a Hen Tor como Héctor... O incluso a Nin Las como Nicolás, con el tiempo se irá acostumbrando a hacerlo, incluso, si se fijan, la narración progresivamente irá variando, lo he hecho conscientemente conforme el pensamiento de Emir vaya evolucionando uwu
Aquí las opiniones del capítulo ------------------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1098 Palabras]
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52.- Belleza nipona (Gay / Homosexual)
RomanceEmir Kozlow es el hijo de un gran negociante con amigos por todas partes, y él, como hijo único y varón, tenía la obligación de aprender el honorable oficio de su padre para reformarlo una vez él tuviera que descansar... Las relaciones mercantiles e...