Sería tan fácil como seguir el corazón y contestar, pero no le resultaba tan fácil dejarse guiar por el corazón, porque este mismo estaba atormentado y confundido, como todo lo demás.
Su corazón estaba abrumado y cubierto por una densa capa que le impedía conectarse con su cerebro, y este mismo tenía demasiadas dudas para ser capaz de responder. Así que tuvo que improvisar y responder al azar cuando sintió que se estaba quedando en silencio demasiado tiempo, o tal vez era la impaciencia que tenía Héctor que se había trasladado a Nicolás, lo cual lo hacía abrumarse y estresarse más de lo que ya lo estaba.
- De acuerdo...- fue su respuesta.
Pero no sabía que tan incómodo podía ser compartir la cama con alguien hasta que se encontró en una cama diminuta acompañado del calor del cuerpo ajeno del rubio. Y sus brazos se encontraban encogidos contra su pecho. La incomodidad hizo que los párpados no dejaran de abrirse ante el mínimo movimiento que se hacía en los pasillos o en la propia cama. Nicolás hacía movimientos tan tenues e imperceptibles, pero tan fáciles de alterarlo... No sabía si estaba dormido realmente, y no quería tentar a la suerte abriendo los labios para emitir alguna palabra. Lo que sí le hizo decantarse fue su libreta sobre la mesita y la pluma sobre ella.
No sabía que estaba sintiendo, era confuso, y la luz apenas reflejaba las blancas páginas de su crónica, pero igualmente apoyó la pluma y con una curvilínea letra empezó a escribir todo lo que sentía que había en su cuerpo y que le costaba expresar.
La luz de la luna empezó a iluminar la estancia de un momento a otro, fue cuando pudo ver la libreta. Sus garabatos empezaron a delinearse de forma más clara y emitió un suspiro.
Repentinamente el tacto de unos fríos dedos y parte de un cuerpo se recostó en su hombro, provocando que tanto la libreta como la pluma se deslizaran de sus manos y cayeran sobre su pecho, en el caso de la pluma, rebotó hasta el suelo. Las nubes cubrieron la luna y la estancia volvió a quedarse a oscuras. Parpadeó con miedo.
- Solo me apoyé en tu hombro...- una sonrisa recorrió sus pómulos.
Emir tragó saliva lentamente y buscó la pluma, viéndola en el suelo, extendió el brazo, intentando no moverse mucho. Nicolás se rio entre dientes. Volvió a tener todo en sus manos después de varios temblores tensos de su cuerpo. Miró a Nicolás, pidiendo privacidad en silencio, pero no parecía que iba a darle nada de eso, así que volvió la atención a la libreta cuando la luz de la luna volvió a iluminar la estancia. Siguió escribiendo con suma tranquilidad, cosa que no sabía cómo era posible por los roces casi provocadores del rubio alrededor de su pecho, en forma circular con el índice, o como su otra mano rodeaba su brazo que estaba aguantando la libreta. Miró a Nicolás, incómodo. Él sonrió y dejó su palma extendida y quieta sobre su pecho.
- Ignora lo que haga, tú solo escribe...
- No puedo...- admitió.- No me concentro en lo que escribo...
- Pues ignorame del todo...- se encogió de hombros.
Emir quiso decir que tampoco podía hacer eso, pero su voz se quedó atrapada en su garganta cuando Nicolás se acomodó de mejor forma y sus labios se encontraron cerca de su pómulo, impactando contra el borde de su mandíbula, y su cuerpo se estremeció de pies a cabeza.
- No puedo ignorarte si me haces esas cosas...
- Te doy cinco minutos para escribir todo...
Emir sintió una abrumadora sensación de contrarreloj en ese momento y su escritura se volvió torpe y rápida. Por una parte, su mente se contradecía por el hecho de que Nicolás le diera tiempo para escribir todo y después comenzar a tocarle y besarle, y aquello no le parecía para nada purificante, ni relajante porque su corazón estaba tan acelerado que sentía que de aquella noche no pasaba, porque le daría un paro cardíaco antes; por otro lado su mente también se encontraba abrumada por los afectos que Nicolás le estaba dando, el hecho de apoyarse contra él, acariciar su pecho, besar su mandíbula, besar sus labios, sus acciones habían hecho brillar sus ojos y lo habían ayudado a animarse, pero no era lo que esperaba, y no era lo que estaba dispuesto a aceptar en sustitución a la "noche de bodas" que había y debía tener con Héctor.
Nicolás estaba sustituyendo a Héctor por él. No sabía si era precipitado pensar aquello, pero realmente lo sentía de esa manera y de forma torpe y rápida se dedicaba a escribir aquellas cosas con el poco tiempo del cual disponía para poder expresarse antes de que Nicolás dijera que se le había acabado el tiempo. No sabía cómo reaccionar en ese momento, y todo aquellos sentimientos nerviosos quedaron plasmados en las blancas páginas del papel de su libreta, impacientes por ser leídos nuevamente y rememorados vívidamente. Sus manos se estaban volviendo torpes conforme el sudor hacía que la pluma se resbalase, sentía tantos nervios como si alguien fuese a matarlo nada más terminase los cinco minutos de margen que acababa de darle. Parecían cinco minutos de vida en los que tenía que escribir literalmente todo y no solo cinco minutos para escribir todo lo que estaba sintiendo. Además, cuando terminase aquella incertidumbre quién sabe si no volvía a retomar aquellas torpes anotaciones para continuarlas con la nueva experiencia que acababa o que acabaría de experimentar.
De repente se mordió el labio. No sabía qué más escribir. Y Nico centró sus ojos en él, esperando su confirmación, esperando saber si había terminado.
- ¿Soy el sustituto de Héctor?- preguntó repentinamente.
- ¿Qué crees que voy a hacer...?
Emir no supo qué responder.
- ¿Sexo...?
- No.- negó.- ¿Por qué pensabas eso?
- Tus ojos arden... Parece que. . .
- Porque me muero por besarte...- encarnó las cejas dibujando una sonrisa ante la vergüenza del azabache degradado.- Ya escuchaste lo que le dije a Héctor... No quiero tener sexo, te quiero, y quiero besarte.
- ¿Besarme?- susurró en bajo con algo de inseguridad.
- Quiero volver a besarte...- susurró.- Si me lo permites...
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Creo que esos cinco minutos han sido los más tensos de la vida de Emir, literalmente JAHDSJKADHASJKDHSADKJAD
Admito que yo también estaba tensa escribiéndolo, y me estaba riendo porque literalmente estaba tan tensa como Emir mientras lo escribía como yo también tuviera esos cinco minutos para escribirlo todo...
La conversación es importante... *ojitos y brillitos* (👀✨)
Esto cada vez se pone mejor 👉👈✨💕
Aquí las opiniones del capítulo ------------------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1122 Palabras]
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52.- Belleza nipona (Gay / Homosexual)
Roman d'amourEmir Kozlow es el hijo de un gran negociante con amigos por todas partes, y él, como hijo único y varón, tenía la obligación de aprender el honorable oficio de su padre para reformarlo una vez él tuviera que descansar... Las relaciones mercantiles e...