Se sentía humillado y bastante avergonzado, definitivamente no estaba acostumbrado a esas cosas y la forma de vestir tradicional japonesa era algo incómoda, encarnó las cejas mientras telas y más telas se deslizaban por su cuerpo apretó los labios cuando los dobladillos de aquellas telas, de aquel elegante yukata negro se amoldaban a su cuerpo.

- El yukata se hizo de cero...- habló su acompañante mientras arreglaba los últimos detalles.- No teníamos trajes tan grandes...- una risilla se escapó, pero sonaba dolorosa y apenada, intentaba consolarse.

Emir permaneció en silencio, mirando su reflejo en el espejo. No se sentía él, no sentía que aquel que estaba viendo fuera él. Sus ojos estaban tristes, su mirada dolida, su expresión cansada, sus manos tensas, su cuerpo se sentía alieno a su existencia... los reflejos y los símbolos del traje eran representativos de la casa de la familia Blue. Se encontraba y se sentía cómo una mercancía con la marca de algo que no le pertenecía, se sentía como si su padre lo hubiera vendido, sentía que no volvería a ver a su madre.

- Emir...- sus ojos enfocaron los cabellos rubios de Nin Las, a su espalda, acabando de colocar todos los detalles, rodeó su cuerpo y se puso delante de él.- Si necesitas llorar, hazlo ahora...- recomendó.

- No voy a llorar, no soy un niño.

- Tu cara no dice lo mismo...- su estatura aumentó después de que se pusiera sobre las puntas de sus pies, sujetó sus pómulos.- Parece que vas a llorar en cualquier momento...- musitó deslizando sus pulgares lentamente por sus mejillas- No hay brillo en tus ojos, pero tus ojos están cristalizados... Parece contradictorio.

- Tus ojos tampoco...- respondió.

Nicolás intentó forzar una sonrisa y sus brazos se extendieron más allá de sus mejillas y rodeó sus hombros, juntando un poco más sus cuerpos, Emir se quedó quieto y tenso.

- Mi hermano va a ser utilizado como un mero objeto para unir dos familias mafiosas, ¿Cómo podría ser feliz?- su voz se ahogó en el hombro del azabache degradado.

- No creas que yo estoy mejor...- emitió girando la cabeza hacia el rubio.- Ni siquiera sabía que había nacido en una mafia y que iba a heredar esto... No sé si ahora voy a heredar nada...

- Mi hermano no puede heredar la mafia de la familia Blue... Por eso el matrimonio...- susurró retirando la cabeza del hombro del azabache, sus ojos chocaron por varios segundos, tenía sus brazos apoyados en sus hombros y rodeando su cuello.

- ¿Por qué el matrimonio es tradicional japonés?

- Caprichos de mi padre...- emitió encogiéndose de hombros.

- ¿Por qué sigues abrazándome tan cerca?- cuestionó encarnando las cejas.

Nicolás continuaba cerca de su cuerpo, su pecho y el del rubio se rozaban y pegaban como si fuesen a pegarse para siempre, sus brazos rodeaban su cuello, sus pies temblaban al mantenerse tanto tiempo de puntillas. Sus rostros estaban cara a cara, una distancia que no era más que comprometedora y Emir se cuestionaba si realmente esa distancia continuaría por mucho tiempo.

- ¿Puedo besarte?- preguntó de repente, provocando que el azabache degradado a blanco abriera sus ojos con una exageración, su boca se secó, su cuerpo se quedó rígido.

- ¿Qué?- emitió en ruso sin saber sí lo que había preguntado era realmente lo que había entendido.

- ¿Puedo besarte?- repitió en la lengua del azabache, y sus ojos se abrieron mucho más, parpadeó con incredulidad.

- ¿Por qué?- emitió confundido.

Nicolás no respondió, solo dibujó una sonrisa en sus labios. Emir se sintió impaciente y frustrado porque no le dieran ninguna respuesta complaciente.

- ¿Por qué crees que lo pido?

- No lo sé...- susurró con las cejas encarnadas, sus dientes estaban apretados y su mandíbula algo tensa y marcada.- ¿Por qué?

- No eres quien pensaba, ni como creía que eras... Mi hermano se ha cansado de repetirme que no dejo de hablar de ti.

- ¿Estás enamorado de mí?- preguntó escéptico.

Parecía haber hecho un gran descubrimiento en aquellos momentos y la sonrisa calmada de Nicolás confirmó sus palabras, Emir se quedó en blanco, y no sólo porque su pálida piel se había vuelto todavía más blanca, sino porque su mente literalmente se quedó vacía.

- Tal vez...- respondió con simpleza moviendo sus ojos para escanear y estudiar por completo todo su rostro, quería recordar todos y cada uno de sus detalles.

- ¿Qué se supone que debo hacer ahora?

- Besarme...- ofreció la posibilidad con una sonrisa confiada.- Gritar y acusarme de sodomita...- sus manos se deslizaron por sus hombros y una de sus manos se encontró en su mejilla.- Rechazarme...- se acercó un poco más poniéndose todavía más en puntillas, se estaba acercando más a su rostro, sus narices estaban a punto de rozarse.- Tienes varias opciones.

- ¿Cuál se supone que debo elegir?

- ¿Cuál es la que quieres elegir?- preguntó ladeando la cabeza un poco.

- ¿Habrá consecuencias?

- Sí...- afirmó.- Pero si mi hermano y yo mantenemos el secreto, tú también puedes.

Emir no dijo una sola palabra, pero sí inclinó ligeramente su cabeza hacia delante, sus brazos estaban tensos, y su cuerpo estaba rígido. El cuerpo frío y estático, pero una fuerte calidez se posó de forma explosiva en sus labios. Sus ojos se habían cerrado con miedo, miedo a ver lo que estaba haciendo. Su tacto, el tacto cálido de la mano de Nicolás en su mejilla, mano que hasta ese momento pensaba que estaba fría como el tacto de un muerto, su brazo tirando de su cuello para bajarlo más a su alcance, el frío cristal del espejo en su mano, pues ante ese tirón se inclinó excesivamente por su tensión y acabó apoyándose y dejando la huella de su enorme mano en un lado del cristal. El sabor de sus labios, no tenían uno remarcable, pero supieron a ambrosía, el néctar más puro jamás existido, la pureza inquebrantable. El contraste del frío de su cuerpo y el calor de sus labios se fue sustituyendo poco a poco por una oleada de calor por todo su cuerpo, sentía que su cabeza daba vueltas, sentía que el suelo se había desprendido de sus pies y que caerían a un vacío sin final. Y aunque todo eso había pasado en apenas dos, ¿Tres? Segundos, que fue lo poco que duró aquel paraíso, realmente sintió que fueron varios minutos, largos minutos de deleite insano que le habían hecho perder la cordura y la percepción del tiempo.

____________________________________________________________________________

Me creen si digo que estuve gritando como una loca internamente mientras escribía este último párrafo...

Seguramente me creen...

Llevo deseando que este escena ocurra desde la primera vez que Nico y Emir se ven uwu

Y no me mientan, yo sé que ustedes también ewe

O tal vez no... No lo sé XD

La verdad es que me creo si me dicen que ustedes esperaban un Héctor x Emir, la verdad...

Aquí las opiniones del capítulo ------------------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1161 Palabras]

52.- Belleza nipona (Gay / Homosexual)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora