La importancia que aquella familia le daba a la primavera posiblemente se debía a que los osos finalizaban su hibernación y se dedicaban a buscar comida para recuperar el tiempo que estuvieron durmiendo todo el invierno, casi como si fuera una especie de revivir espiritual en cierto modo.
Su guía se detuvo delante de una de las puertas.
- Blue Hen Tor.- llamó con una voz potente y autoritaria. Emir asumió que aquel era el nombre de hija del patrón de la familia Blue.- Su padre exige que enseñe al hijo de su huésped la lengua.
Pocos segundos después la puerta corrediza se abrió con un golpe contundente que provocó la vibración de las paredes de papel a su alrededor. Emir admiró los rasgos asiáticos de la mujer. Su piel era blanca, un blanco que parecía relucir por la luz del sol. Unos ojos oscuros, tan oscuros que parecían negros. Su cabello era azabache, tanto como el vacío, tanto como la noche sin luna, tanto como las pesadillas más oscuras. Su cabello se ocultaba y entrelazaba en dos trenzas largas, muy largas, que llegaban a más allá de su trasero, aquellas trenzas, en la perspectiva de Emir, tenían cierto aire a los tocados y pelo trenzado postizo que los chinos del siglo XIX solían usar en la corte del emperador, y el propio emperador. Y muy posiblemente así fuera... Aunque las mujeres realmente sí tuvieran los cabellos largos y lacios... Le resultaba curioso que aquellos cabellos parecieran postizos, pues ciertamente si tenía en cuenta la exagerada mata de cabello que tenía en la parte superior de la cabeza, en su mayoría siendo mechones rebeldes que no alcanzan a la trenza, tal vez su pelo no era del todo postizo.
- ¿Quién es ese?- exigió saber.
Un exótico acento le hizo palpitar los oídos con una alarmante sensación a sentirse como un intruso.
La expresión de la mujer no ayudaba.
- El hijo del huésped de su padre, Hen Tor. Su padre le da órdenes de que le enseñe la lengua.
- ¿Cuál es tu nombre?- fue impactante para Emir que alguien con unos bellos rasgos asiáticos como los de aquella mujer, fuera capaz de tener un tono de voz tan vulgar y grave, claramente demostrando que no estaba cómoda con su presencia y mucho menos con las órdenes de su padre, además, escuchar su voz con un acento inglés ciertamente influenciado por el japonés le provocó un cosquilleo extraño, unas ganas de reír o sonreír que tuvo que controlar.
- Emir Kozlow. Hijo de. . .
- Oh, eres ruso.- interrumpió con desdén.- Bueno, lamentablemente no sé ruso, así que vas a tener que conformarte con eso.- miró al hombre que había sido su guía hasta aquella habitación.- Retírate.
La sequedad y frialdad con la que aquella mujer hablaba a la gente resultaba algo verdaderamente incómodo para Emir. Desde que había llegado y desde que había empezado a investigar sobre la cultura japonesa, ya que su padre iba a llevarlo al país, sabía y había leído que los japoneses eran extremadamente hospitalarios, amables y gentiles, a pesar de que no fueran extremadamente cálidos, sabían dar una sensación de hospitalidad con su amabilidad. Aquella chica no tenía nada de gentilidad, ni de amabilidad, ni mucho menos calidez o tacto en sus palabras. Casi parecía que habían tomado a alguien de algún pueblo remoto de Rusia, y se lo hubieran puesto delante. Y no estaba diciendo que los rusos fueran fríos y secos, pero lo de aquella chica parecía ser cosa de otro mundo.
- A ver, ¿Pasas ya o voy a tener que hacerme vieja esperando?- una sensación de rapidez y precipitación acudió a él al escuchar aquellas burdas palabras con tanto fastidio en su voz.
- Lo siento.- se disculpó rápidamente y accedió a la habitación.
Inmediatamente se topó con una segunda figura en la habitación, aparentemente se encontraba acompañando a la mujer. Su cuerpo se encontraba en prácticamente paños menores, cosa que dejó a Emir con los ojos muy abiertos y ciertamente incómodo. Ese joven, tomó todas sus prendas y, con las mirada baja, se retiró de la habitación tan rápido como le fue posible después de cubrir su cuerpo tanto como pudo con las telas de su yukata. Los rasgos de aquel chico eran asiáticos, pero sus ojos curvos y almendrados daban la sensación de que podía ser parcialmente occidental. Además, había una evidente marca de "occidentalismo" en ese chico... a pesar de ser asiático, sus cabellos eran rubios, y parecían naturales. Su piel, clara, por supuesto; tenía un tono rosado que resaltaba sobre su propia palidez o la exagerada blancura de la mujer. Sus ojos eran marrón chocolate.
- ¿Quién era él?
- No te importa.
Ciertamente no lo hacía, pero encontrarlo en paños menores en la habitación de la hija del patrón de la casa, la verdad es que dejaba poco a la imaginación: "el amante" y claro estaba, pues una mujer como ella, en una familia como aquella seguramente tendría a tantos hombres como se le antojara, pues tenía el poder y el dinero para eso. Si bien, no tenía derecho a ni siquiera pensar en aquellas cosas, ahora entendía porque Hen Tor parecía tan irritada cuando su guía y él llegaron a la habitación. Aunque tenía que admitir que, si realmente estuvieron realizando y consagrando un coito prohibido, eran ciertamente silenciosos.
- Toma asiento.- ordenó con un tono rancio- Más te vale aprender rápido, porque no tengo paciencia para los inútiles.
Emir tomó asiento en silencio delante de ella. La habitación era tradicional, modesta, poco decorada, a diferencia del resto de la casa. En vez de un futón, como pensaba que era la tradición japonesa, ella tenía una cama alejada del suelo por unas patas robustas, una cama tradicional occidental como la que podría encontrarse en cientos de lugares. No sabía que había de especial en aquello, posiblemente la cama de futón fuera para las economías que no podían permitirse una estructura básica, un somier, un colchón y un mantenimiento completo de toda la estructura. Delante de la cama había una mesa baja, parecida a una mesa de té, allí era donde ella se había sentado, y allí fue donde Emir tomó asiento delante de ella cruzado de piernas como un nativo americano.
- Aprendí inglés de forma autodidacta leyendo novelas románticas.- confesó Emir con naturalidad.- De mi madre.- remarcó para no quedar expuesto.- No es un detalle importante.- las novelas románticas leídas por hombres era o parecía ser tan denigrante en occidente, aquella fue la sensación que tuvo Hen Tor, pero perdió la atención y poca importancia le prestó a ese detalle.
- Entonces aprende japonés más rápido. Antes de esta noche te quiero hablando la lengua. Sino, diré que te intentaste aprovechar de mí.
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De acuerdo, aquí tenemos al segundo personaje... Por el momento pueden llamarle Hen Tor, espero que no le odien con su primera presentación y su personalidad, pero claramente con el tiempo se irá descubriendo mucho más sobre este personaje, y la verdad es que me gustaría mucho que intenten tener la mente abierta, tiene una personalidad bastante... fuerte y complicada... bueno, ya han podido percibirlo...
Aquí las opiniones del capítulo ------------------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1211 Palabras]
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52.- Belleza nipona (Gay / Homosexual)
RomanceEmir Kozlow es el hijo de un gran negociante con amigos por todas partes, y él, como hijo único y varón, tenía la obligación de aprender el honorable oficio de su padre para reformarlo una vez él tuviera que descansar... Las relaciones mercantiles e...