XIV

5 2 0
                                    

- Emir tampoco... Pero le ha tocado comer algo obligatoriamente por la formalidad...- Héctor lo miró fijamente.

- ¿Me estás insinuando que por que Emir haya tenido que ir a comer, yo también?

- Sí.- sonrió ladino.

Héctor se enderezó en el colchón, por un momento lo miraba con ofensa, después pareció estar pensando una excusa.

- Voy a ir a comer, pero no porque tú me lo pidas, sino porque se me antojaron baozi...- se levantó de un salto de la cama, cosa que provocó una sonrisa en los labios de Nicolás.

Se quedó algunos largos segundos en la cama de su hermano, meditando, perdido en su mente, apretó los labios lentamente al encontrarse en tal profundidad mental y su vista se perdió en algún punto invisible de la habitación. Su mente estaba repasando la conversación que había tenido con su hermano y el inusual calor de sus mejillas al hablar de Emir empezó a preocuparle demasiado. Se rascó la nuca y se enderezó en el colchón con la lentitud de una brisa de verano y sus pies recorrieron la habitación para deslizar la puerta lentamente.

- ¿Qué hacías en la habitación de Hen Tor?- lo acusaron con la mirada, alzó la cabeza hacia aquel furtivo tono de voz.- ¿Dónde está ella?- exigió saber.

- Fue a comer... Acaba de salir prácticamente, señor... - no tener el derecho de mirar a los ojos al patrón de la casa era tan impotente.- ¿No debería estar comiendo?

- No me digas lo que tengo que hacer.- exigió con el ceño fruncido.- Responde qué estabas haciendo en la habitación de Hen Tor.- exigió.

- Esperaba a que volviera antes de ponerme a trabajar...- mintió.

- ¿Qué necesidad tienes de hacer eso?- levantó el labio ligeramente asqueado.

Nin Las tuvo que contener el gruñido en su garganta.

- Sirvo a Hen Tor, es mi obligación preocuparme por su bienestar...- un par de miradas fulminante chocaron en aquel pasillo, y solo la mera presencia de dos ojos azules eléctricos fueron capaces de detener aquellos intentos de intimidación tan temerarios.

- Entonces... ¿Nos quedamos hasta la boda, no es así?

El corazón de Emir se estrujó de la forma más dolorosa que pudo y después empezó a palpitar con una fuerte adrenalina impidiéndole respirar, había cerrado sus pulmones y no había forma de que el aire pudiera acceder a ellos, se notó repentinamente perdido y sin fuerzas y tuvo que hacer de tripas corazón para mantenerse de pie y no torcer su gesto para mostrar su desagrado.

- Así es...- el señor Blue parecía haber perdido todo su interés en Nin Las, quien seguía prendiendo fuego a su nuca con tal temeraria mirada, de tener un cuchillo en sus manos posiblemente hubiera atentado contra él.- Durante toda esta semana se preparará el compromiso, haremos un paripé diplomático para que la familia esté satisfecha, puede traer a su esposa, será más creíble de cara a las autoridades... Los negocios finalizarán tal y como acordamos.

Emir quiso gritar, pero su voz estaba atrapada en su garganta. Tuvo que recordarse que estaba en público y en presencia de su padre cuando el nudo en su garganta cristalizó sus ojos al impedirle respirar. La rabia hacía palpitar su cuerpo y su sangre hervía hasta quemarle la piel, sus manos estaban temblando. Apretó los bordes y pliegues de su ropa.

- No será necesaria la presencia de mi mujer. Además, sería ridículamente caro traerla solo para una conveniencia como esta. Ella no estaría de acuerdo y la muy histérica haría una escena cuando se enterase de que todo esto es falso... Ella no es consciente del negocio familiar...

- Su hijo tampoco...- El señor Blue penetró con la mirada a Nin Las cuando este habló con sorna y una acidez concentrada en sus palabras.

- ¿Quién te crees que eres para hablarme de esa manera?

Emir notó sus labios temblar. No entendía el descomunal miedo que la ira e intimidación de su padre acababan de generarle en el cuerpo. A pesar de su gran estatura, se sintió ridículamente pequeño.

- ¿Qué sucede?- sintió la voz de Hen Tor como un canto angelical, giró sus ojos hacia él con gran velocidad y alivio, el azabache escaneó su expresión, leyó sus emociones, sus cejas se encarnaron momentáneamente, después centró su mirada en su padre y en el padre de Emir, esperando su respuesta.

- No es importante...- negó su padre con el ceño ligeramente fruncido.- Sé más autoritaria con tu sirviente, no debería tener tanta libertad para hablarme de forma tan arrogante. Te ofrecí a ese sirviente para que lo adiestres... No para que sea un perro rebelde.

- Él me es fiel, confiable y honesto.- respondió con simpleza.- Considero que lo he enseñado adecuadamente.

- ¿Qué va a saber una mujer de enseñar como un esclavo debe trabajar?- los tres jóvenes se mostraron hostiles y reaccionarios ante aquellas palabras por parte del señor Kozlow, incluido Emir, a pesar de que sentía pavor hacia la mirada de su padre, sus palabras fueron excesivas a su consideración.

- Conociendo tu temperamento no debí confiarte una misión de ese calibre. No puedo confiar en ti para nada.- el tono desinteresado con el que el padre mientras le daba la espalda y recorría el pasillo pasando por delante de Emir con el descaro de casi empujarlo para pasar adecuadamente, sacó de quicio a Héctor y estuvo a punto de estallar, si no hubiera sido porque Nicolás inmediatamente lo agarró por la muñeca.

- No.- silenció.

- ¡Pues desheredame!- Nin Las frustró su expresión al ver que Héctor ignoró por completo su recomendación imperativa.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

Se sentía humillado y bastante avergonzado, definitivamente no estaba acostumbrado a esas cosas y la forma de vestir tradicional japonesa era algo incómoda, encarnó las cejas mientras telas y más telas se deslizaban por su cuerpo apretó los labios cuando los dobladillos de aquellas telas, de aquel elegante yukata negro se amoldaban a su cuerpo.

- El yukata se hizo de cero...- habló su acompañante mientras arreglaba los últimos detalles.- No teníamos trajes tan grandes...- una risilla se escapó, pero sonaba dolorosa y apenada, intentaba consolarse.

____________________________________________________________________________

El yukata es un traje tradicional japonés utilizado por los hombres durante celebraciones como el año nuevo, o algunos festivales... Su contra parte femenina es el kimono.

Para las bodas también suelen utilizarse, y es por eso que Emir está siendo vestido con estas telas. De hecho, es Nico quien lo está vistiendo porque Emir no tiene ni idea de cómo tiene que ponérselo adecuadamente.

Ese detalle me gusta mucho y lo considero bastante tierno, no sé... 👉👈✨💕

Aquí las opiniones del capítulo ------------------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1109 Palabras]

52.- Belleza nipona (Gay / Homosexual)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora