Capitulo 17

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Capítulo Diecisiete: Heridas de Batalla.


Mi corazón comenzó a latir con fuerza estruendosa a causa del pánico que me envolvió en cuanto leí el mensaje. Mis piernas dejaron de responder a mis súplicas por moverse y todo lo que podía escuchar era mi agitada respiración en el frío silencio del lugar. 


Ésta era la segunda maldita amenaza que había recibido y era como si quien fuera el que las estuviera enviando supiera exactamente todo acerca de mí. Se había metido a mi habitación, en mi bolso. ¡Sabía mi número de celular! Era como si me conociera, supiera todo acerca de mí y podría apostar todo a que la maniática y celosa prometida de Justin quien me había odiado desde la primera vez que me vio sin que ni siquiera hubiera sucedido algo con Justin aún, era la culpable de que se me hubieran puesto los pelos de punta.


Y entonces otro mensaje:


"Parece que Justin te quiere mucho. Demasiado. ¿Me pregunto si quizás es un problema?


Sin pensar mucho acerca de lo que iba a hacer a continuación me giré con determinación hacia el cuarto de Justin y toqué la puerta con tres golpes secos. Ya estaba harta de esta mierda y era hora de ponerle fin.Él me abrió cinco segundos después y me miró extrañado por mi ceño fruncido.


—¿Dónde está alojada la perra de tu novia? —gruñí, entrando sin preguntar.

—¿Disculpa? —la voz de él fue totalmente atónita.

—¿Dónde-está-alojada-la-perra-de-tu-novia?

—¿La perra de mi novia? ¿Pero qué demonios te pasa, ________(TN)? Te has literalmente ido hace un minuto y ahora entras como un perro rabioso preguntando por mi novia.

—Esto es lo que me pasa —rugí y básicamente golpeé mi celular contra su pecho. Justin hizo una mueca y miró la pantalla. Parpadeó brevemente y me miró preocupado.

—¿Más amenazas?

—Sí. Más amenazas.

—Yo... espera un momento. ¿Crees que Larissa lo ha hecho? —él ahora sí que estaba consternado. ¿Acaso de verdad creía que lo que yo decía sonaba como un disparate?

—¡Todo comenzó cuando ella llegó aquí! —chillé.

—¡No hay posibilidad!


Oh, el gran y caballeroso hombre a la defensa de la hija de puta que tiene como novia. Estoy harta ¡Harta! ¡Hartísima! De Larissa, de Justin, de mi vida y de todo lo que me rodea porque pareciera que cuando al fin me siento como si pudiera recuperar mi corazón otra vez, es el momento exacto en el que todo se desmorona, como si estuviera premeditado y es el momento exacto en el que me doy cuenta de que no hay posibilidad de arreglar mi corazón. No puedo arreglar lo que ya ha sido roto, e incluso si pudiera, las cicatrices quedarían de por vida, martirizándome y atormentándome en días y noches.


—¿Quién más si no?

—Sé que no te agrada...

—¡La odio! —grité.

—Bien, la odias, y Larissa pudo haberte hecho un montón de cosas pero ella no llegaría a este punto. La conozco desde que era un adolescente de quince años. 

—Si la conocieras, ¡no estarías a punto de casarte con ella! —grité. La frustración corría tan rápido por mis venas que ya ni siquiera importaba lo que pasaría después. Iba a apostar el todo o el nada, y aunque sabía que iba a perder, también sabía que perderlo permanentemente era el primer paso para superarlo. No quiero más esperanzas vacías y promesas rotas. Esto es más de lo que puedo aguantar. Mi corazón ya está destrozado, si lo vuelven a destrozar de cualquier manera él de seguro no lo va a poder resistir porque es la parte más débil de todo mi cuerpo y la más importante para mantenerme viva.


No podía repararlo y romperlo de nuevo, y eso era exactamente lo que me estaba buscando con esto. Si mi corazón se convencía de que no podía ser reparado entonces aprendería a vivir con las heridas de batalla, pero si lo herían de nuevo...


No sabía qué sucedería.


—¿Qué demonios tiene que ver eso?—gruñó.

—¡Sucede que ella es una víbora! ¿Bien? Ella no te quiere, ella solo te ve como un premio. El chico Bieber hijo del alcalde con una gran fortuna que arrancó de las garras de ________(TN) Smith. Si no te viera como un premio entonces ella no estaría haciendo esto, amenazándome por conseguirte. Si de verdad te quisiera, ella confiaría en ti. En cambio, se está volviendo demente. Lo está perdiendo, Justin.

—La que lo está perdiendo en este momento eres tú. ¡Estás hablando como una maniática!

—¡Sí! ¡Ponte de su lado! No es como si importara. ¿Sabes qué? Tú rompiste mi corazón, y por más que me diga que puedo ser tu amiga esto no va a funcionar, así que dile a Larissa que estoy fuera del mapa porque estoy pensando en pedir una maldito intercambio a China. No quiero verte, no quiero hablarte y no quiero que te acerques, porque quiero borrarte del mapa, Justin, y por más estúpido y raro que suene lo vas a entender cuando algún día alguien parta tu corazón, entonces te vas a dar cuenta de que no hacen falta tres años y una disculpa para repararlo.


Estaba jadeando cuando terminé mi discurso, y sin otra palabra salí de su habitación, tomando grandes bocanadas de aire para calmarme un poco. Había tenido una enorme descarga de adrenalina y estaba segura de que me arrepentiría de esto algún día (o quizás en los siguientes diez minutos), pero mientras podría disfrutar del placer de la liberación de mis pensamientos así como también podía envolverme en la amargura y destrozo que tenía luego de cortar definitivamente cualquier lazo que pudiera unirnos.


Ya estaba. Nosotros estábamos muertos, y ésa era la única forma de salir viva, aunque no ilesa.


No quería tener problemas. Había estado todo bien en la universidad desde que llegué. Mi mayor problema nunca dejó de ser la ausencia de Justin, pero sin contar eso, lo demás incluso parecía lo suficientemente bueno como para mantenerme sonriendo, y si tenía eso... podría superarlo, de alguna manera. Había un millón de chicos en el mundo ahí afuera, y tenía que haber alguno que me pudiera querer realmente, justo como yo quise a Justin.


Pero la pregunta del millón era: ¿Podría yo alguna vez querer a alguien como quiero a Justin?


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Olvidando Recuerdos |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora