Olvidando Recuerdos |Justin Bieber|

Capitulo 13

Capítulo Trece: Incongruencias.

—Espera, déjame ver—Justin me arrebató el sobre de las manos. Mi mirada se perdió en algún punto muerto de la habitación y solo era consciente del agitado latido de mi corazón—. ¿Qué clase de broma de mierda ésta?

—Justin, no creo que sea una broma—Conseguí articular las palabras con dificultad, y cuando lo hice, casi sentí que perdí todo el aire de mi cuerpo, como si fuera a ahogarme en cualquier momento.

—Dios, ________(TN)—Suspiró y dejó el sobre sobre la mesa. Se puso frente a mí y acunó mi rostro entre sus manos, obligándome a mirarlo—. Tienes que tranquilizarte, ¿cómo estás?

—Yo... asustada—Jadeé.

—Siéntate, voy a traerte algo de agua—Justin me guió hasta la cama para posteriormente buscar en el mini refrigerador por algo de agua. Se sentó a mi lado y me entregó una botella llena de ésta. Mi mano estaba tiritando cuando la tomé.

—¿Crees que sea...?

—No, no, estás muy lejos de California, y han pasado casi cuatro años desde que te secuestraron. Tienes que tranquilizarte, no creo que esto tenga algo que ver con eso—Él tragó con dificultad y me rodeó con sus brazos. Mi lugar favorito siempre había sido ahí, junto a él, entre sus brazos, y era increíble lo reconfortante que resultaba, lo mucho que me hacía olvidar todo lo demás y solo pensar en quedarme ahí... siempre.

—Por dinero, sé que me secuestraron porque era una Smith, pero... ahora ni siquiera me veo con la familia, no tiene sentido, ¿verdad?

—Para nada.

—Creo que solo estoy exagerando las cosas—Le di un sorbo a la botella de agua, y a pesar de que me tranquilicé, no di muestras de que lo hubiera hecho porque eso lo haría apartarse y no quería que se apartara por nada en este mundo—. Nunca voy a superar esa etapa de mi vida. Ni siquiera la recuerdo pero eso solo me hace... temerle a lo desconocido, y eso es peor que saber lo que sucede. Yo no lo sé.

—Oye... tienes que tranquilizarte—Me dijo mientras acariciaba mi cabello. Tomé una gran bocanada de aire y reuní el valor necesario para recostar mi cabeza en su pecho.

Mi corazón estaba bombeando con fuerza la sangre, y no era por el acontecimiento anterior. Hace tantos años que no sentía su calor de forma tan íntima que estaba apunto de hiperventilar en mi interior. La tranquilidad que mi cuerpo demostraba ante tales sensaciones era digna de un premio de voluntad.

—Y si ésa opción queda descartada—Susurré contra su pecho—... entonces, ¿quién podría haber sido?

La idea vino como un flash a mi cabeza: Larissa.

¡Dios! ¿Tenía sentido? Sí, claro que tenía sentido, ella siempre me había odiado, desde la primera vez que la conocí. La frialdad que ella había mostrado a diferencia de su hermana gemela había sido obvia, y luego de nuestro acercamiento con Justin se había vuelto peor. Solo había que pensar en la cafetería cuando había llegado... ella seguía odiándome pero me miraba como si me dijera que me venció, que se quedó con Justin, se quedó con el hombre que amaba, amo y amaré el resto de mi vida.

¿Por qué seguía torturándome? ¿Era ella capaz de caer tan bajo como para enviar esa nota?

—No lo sé. ¿Quién sabe del secuestro aquí? Quizás se lo contaste a alguien a quien no le agradas y solo está intentando asustarte—Sugirió Justin. Yo negué con la cabeza.