Capitulo 32

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Recta final 


Capítulo Treinta y Dos: Diez segundos.


No podía detener los pensamientos. En todo lo que podía pensar era en ella y en el hecho de que nadie había sabido nada hace dos días atrás. Zac había tenido razón cuando me dijo que no dormir solo lograría que estuviera despistado durante el día y demasiado ajetreado en la noche. Mi problema es que mi cabeza no dejaba de dar vueltas en ningún momento y a pesar de que sentía los parpados pesados y la vista borrosa, no podía conciliar el sueño, tampoco quería dormir... no si no la encontraba.


—Están haciendo todo lo posible por buscarla —me dijo Zac mientras dejaba el celular sobre el escritorio y se sentaba junto a mí en la cama. Él había volado especialmente junto con Josh cuando les comenté lo de ________(TN). No había puesto objeción porque entre más ayuda tuviéramos mejor, y algo me decía que la policía no iba a tener éxito en su búsqueda ya que no tenían absolutamente ninguna pista. Habían soltado a Jason Levine hace unos siete meses. Él se había tomado el tiempo de buscar a ____________(TN) y por alguna razón estaba inscrito en la universidad (¿cómo sucedió eso en una de las mejores universidades de Estados Unidos? Un misterio)—. Son las ocho de la mañana, ¿vas a dormirte? Entiendo que estés preocupado, todos lo estamos, pero no dormir no ayudará en absoluto, todo lo contrario.

—Zac no estoy no durmiendo a propósito —gruñí.

—Tómate un tranquilizante, puede que ayude un poco.

—Dudo que lo haga, ya intenté con eso hace cuatro horas atrás.

—¿Qué tal un té o algo?

—Eso no...


El celular comenzó a sonar en el velador, distrayéndonos. Ambos quedamos petrificados cuando miramos el nombre y la foto en la pantalla.


|*|


No estaba segura de que fuera una buena idea. Ni siquiera estaba segura de que él no siguiera ahí, en realidad, de lo único que estaba segura era de que probablemente no tuviera el valor para hacer esto otra vez, porque había visto la pistola en su cinturilla y sabía lo que eso implicaba. Si ese ruido que había escuchado realmente había sido la puerta de entrada, entonces podría existir la mínima posibilidad de que...


Tenía que dejar de sobrepensar todo o no encontraría el valor que sabía que en cualquier momento flaquearía sin cesar, porque sin comida y sin sueño yo no funcionaba en absoluto, ni siquiera en este caso, así que tenía que actuar rápido antes de que las circunstancias me comprometieran más con la situación.


Haciendo acoplo de las pocas fuerzas que tenía luego de no haber comido nada por más de cincuenta horas seguidas y de tampoco haber dormido en absoluto, me hice valer de mi sujetador para cabellos para abrir la puerta de la oscura habitación. Fue fácil, había hecho eso varias veces con mis amigos cuando allanábamos casas (nos vengábamos dejando un desastre en ellas de algunas personas).


La luz diurna me encandiló durante mucho más tiempo que el normal, y luego de que mi vista se fue estabilizando a la luz, me di cuenta de que no había posibilidad de escapar. Las ventanas tenían todas protección y la única puerta de salida la tenía también y no parecía posible que pudiera romper los dos enormes candados por mí misma.


No tuve mucho tiempo de procesar donde estaba, solo podía ver tierra, árboles y más árboles. Parecía una especie de campo desierto o algo así, y estaba segura como el infierno de que si gritaba nadie me escucharía


Revolví cada cajón de la casa volviendo a dejar todo en su lugar. Cada armario, cada habitación y cada lugar posible, hasta que encontré mi celular en un cajón de la cocina junto con otros más de los cuales no iba a ponerme a pensar quiénes eran sus propietarios.


Le quedaba uno por ciento de batería, solo tenía tiempo para una llamada. Podía llamar a la policía, pero me pedirían que esperara un momento que sería crucial para la vida de mi batería, así que solo podía llamar. Según experiencias anteriores, solo tendría diez segundos luego de realizar la llamada. No podía hacer demasiado en diez segundos pero no tenía ninguna otra opción, o al menos no podía pensar en ninguna otra. Este idiota era inteligente, quizás previó que podría abrir la inestable cerradura de la puerta de esa habitación, así que reforzó todas las entradas incluyendo la ventana, no había ningún teléfono fijo en la casa y todo lo que tenía era diez segundos.


Puedo hacerlo.


Marqué el número de Justin con manos temblorosas. Podía sentir la adrenalina corriendo por mi cuerpo terriblemente fuerte y rápido. Había pasado por un secuestro una vez, y había mejorado mi vida de una manera extraña... pero lo había hecho, podía salir de esta otra vez.


|*|


Me apresuré a contestar el celular enseguida salí de mi trance.


—¿¡_______(TN)!?

—No tengo mucho tiempo —susurró ella con voz temblorosa—. No sé dónde estoy, estoy encerrada en algún lugar en medio de la nada. Parece un campo o algo así... necesito que me ayudes.


Hubo un ruido, un ruido que pareció alertar a ________(TN) porque soltó un jadeo.

—Necesito que me encuentres —susurró.

—________(TN) espera, necesito que...


No pude seguir hablando. La llamada se cortó y cuando intenté llamar de nuevo, la operadora me decía que el número se encontraba apagado.


—¿Qué sucedió? —preguntó Zac con los ojos desmesuradamente abiertos. Necesité unos segundos antes de poder responderle.

—Ella quería que la ayudara.



Olvidando Recuerdos |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora