Capitulo 20

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Capítulo Veinte: Alto Impacto.


—¿Qué sucede, _________(TN)? ¿Te encuentras bien?


La voz de Rose llegaba a lo lejos, como eco en mi cabeza que llegaba de forma casi etérea. Cada sonido en la habitación se hizo imperceptible y todo lo único que podía escuchar era mi corazón golpeando con vehemencia contra mi pecho agitado y mi respiración superficial.

Cada alerta en mi cuerpo se encendió de manera automática y todo en mí estaba constantemente diciéndome que o Larissa estaba loca o esto era mucho más grave de lo que yo si quiera pudiera llegar a imaginar en un punto.


Pocas veces había estado tan asustada de algo o alguien. Solía ser una cobarde cuando se trataba de afrontar emociones fuertes pero un mensaje amenazándome no era algo que realmente debiera asustarme, pero lo hacía, y ahora que el mensajero sabía exactamente que estaba hablando en la seguridad de mi habitación yo tenía un real problema.


—Dame eso —Rose me arrebató el celular y su expresión cambió drásticamente a medida que leía el mensaje. Se quedó atónita y tuvo que parpadear varias veces antes de hablar—. Hay que llamar a la policía.

—¿Policia? ¿Estás loca? —mi voz sonó más aguda de lo que quise que sonara. Rose mi miró como si estuviera loca y no me dejó tomar mi celular de vuelta cuando intenté arrebatárselo de las manos.

—¡Esto es grave, muy grave! ¿Te das cuenta de que el que ha enviado esto sabe lo que estamos hablando? Estamos en el quinto piso, nadie está espiando por la ventana así que es probable que haya puesto un micrófono o incluso una cámara. Vamos a llamar a la policía.

—¡Está bien! Tienes razón, voy a ir a la comisaría mañana, solo deja que descanse por hoy. Ha sido un largo día y solo acaba de empezar —me tiré sobre la cama.

—¡Eso no me calma! Alguien quiere hacerte daño y está vigilando cada uno de tus pasos, ¿cómo puedes estar así de tranquila? —chilló.

—Porque sé quién es la hija de puta que lo está haciendo y lo va a pagar —gruñí, con intención de ser escuchada por lo que fuera que estaba en ese lugar instalado.

—¿Estás completamente segura de lo que haces? ¿Esa loca siquiera es peligrosa?

—No te preocupes —sonreí socarronamente—. Ella es pura boca y poca acción.

—¿Estás segura de todo esto?

—Completamente segura, hay que salir de aquí ahora. ¿Crees que le moleste a Max que pasemos la noche en su habitación?

—No lo creo, no al menos si sabe lo que está sucediendo.

—¿Debería preocuparlo?

—Deberías. Es tu mejor amigo.


Decidí saltarme el resto de clases que quedaban, no estaba de humor para nada y seguía completamente en alerta máxima, algo iba mal y no era porque tenía a una psicópata detrás. Algo más, algo que no alcancé a descubrir.


Mis preocupaciones parecieron olvidarse completamente cuando Rose y yo nos mudamos a la habitación de Max (luego de convencer a su compañero de irse a otra parte) e hicimos una especie de pijamada que terminó temprano para que no cabeceáramos mañana en clases.


Comimos un poco de comida basura, vimos una película basada en un libro de Nicholas Sparks (sí, me estaban consintiendo), contamos chistes estúpidos, jugamos verdad o consecuencia y finalmente nos dormimos. Max en su cama y Rose y yo en la cama de su compañero. No fue una noche de sueños acogedores.


—¡A levantarse, dormilonas! —nos gritó Max mientras tiraba el edredón hacia atrás, destapándonos completamente y dejándonos a la deriva del frío viento de invierno.

—¡Max! —gritamos ambas al mismo tiempo. Él sabía cuánto nos molestaban los despertares bruscos.

—Va en serio, olvidé poner la alarma y nos perdimos la primera clase.

—Oh, mierda —gemí, refregándome los ojos para despertar—. Voy a repetir el año.

—Solo es un día y una clase más, no seas dramática —dijo Rose en un bostezo.


Nos vestimos rápidamente para poder darle al otro el turno del baño. Por el momento estábamos en receso y alcanzaríamos a llegar bastante a tiempo a la siguiente hora si Max se apuraba.


—¡Maximiliano Pierce! ¡Eres peor que una chica! —le gritó Rose del otro lado de la puerta.

—¿Sabes? Ya he perdido demasiadas clases como para esperarlo —dije algo ansiosa—. Tengo que irme.

—Bien, bien, yo espero a este idiota —rodó los ojos.

—Nos vemos en clase.


Emprendí mi camino hacia el salón de clases. Aún tenía algunos minutos libres antes de que empezara la clase, lo que era genial porque aún tenía que llegar al salón y...


¡Mierda! ¡Justin!


En cuanto lo vi que venía caminando en dirección contraria a la mía, me metí en el primer pasillo que encontré (adiós llegada puntual), evitándolo porque luego de la enorme confesión que le había soltado ayer, no podría mirarlo a la cara en varios años más (quizás nunca) y si tenía suerte quizás alcanzaría a evitarlo el tiempo suficiente para que este asunto se olvidara (no hay manera). Gracias a Dios él estaba demasiado ocupado mirando unos apuntes como para haberme notado, y nunca había agradecido tanto que Justin no me viera, porque generalmente siempre deseaba tener encuentros con él, por breve que éstos fueran. Parecía que ser sincera había arruinado toda la confianza que teníamos. Por un momento nuestro pasado no nos había perseguido y yo me había encargado de traerlo todo se vuelta porque sigo siendo una loca impulsiva que no sabe controlar emociones o sentimientos, y ése era mi mayor defecto de muchos más.


Y entonces mi celular sonó otra vez, y casi temblé al sonido del mensaje, pero por mucho que odiara lo escalofriante que ellos eran, tenía que leerlo, y fuera lo que fuera, llegaría a parar a la policía mañana mismo sin excepción. Además, Rose tenía razón, yo no conocía de qué Larissa era capaz, así que sería mejor no arriesgarse. Justin se enojaría como el infierno pero las cosas ya están lo suficientemente jodidas entre nosotros como para que eso realmente importara. Quizás era mejor que al acordarse de mí se acordara de lo enojado que estaba conmigo y no de que yo le había confesado que seguía amándolo.


"Si yo fuera tú hablaría con él, ¿quién sabe? Puede que ya no puedas hacerlo mañana"



Olvidando Recuerdos |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora